Crisis del desarrollo neoliberal. ¿Qué sigue? – Capítulo de libro

Por: José Antonio Romero Tellaeche. Ensayo que forma parte del libro «La estrategia económico social en México en la tercera década del siglo XXI» que el IDIC estará publicando en agosto de 2021, derivado del Seminario que con el mismo tema se realizó durante los meses de marzo y abril de este año.

  1. Introducción
  2. El sector manufacturero como promotor del crecimiento
  3. Situación del sector manufacturero mexicano
  4. El nacionalismo
  5. ¿Qué sigue?
  6. Instrumentos de política
  7. Conclusiones
  8. Referencias

Introducción

Durante le etapa de industrialización de México (1940-1970), la tasa de crecimiento en el promedio anual del PIB fue de 5.99%, la del ingreso por habitante de 3.01%, el de la productividad del trabajo de 2.96% y la tasa de crecimiento del capital fue de 7.99%. El ingreso por habitante se multiplico por 2.47 entre 1940 y 1970.

A principios de los años setenta, durante el sexenio de Luis Echeverría (1970-1976), los funcionarios mexicanos se dieron cuenta de que el modelo de industrialización de México requería modificaciones de fondo: se necesitaba modernizar el sector productivo nacional para hacerlo más eficiente y poder exportar.  Por entonces, urgía una política de desarrollo integral donde la ciencia y la tecnología fueran piezas centrales del crecimiento (sabían que lo estaban haciendo en esos momentos Japón, Corea del Sur y Taiwán).  Para tal propósito, se promulgaron varias leyes y se crearon varias instituciones que le daban coherencia a una política de desarrollo industrial integral: a) El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en diciembre de 1970; b) el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, en diciembre de 1970; c) la Ley sobre el Registro de la Transferencia de Tecnología y el Uso y Explotación de Patentes y Marcas, en diciembre de 1972; d) Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, en diciembre de 1973; e) Ley de Invenciones y Marcas, en diciembre de 1975.

Esas medidas habrían sido muy exitosas y oportunas, pero se vieron opacadas por el manejo financiero del país. Ante una desaceleración de la economía intentaron reactivar el crecimiento a través de la expansión del gasto público, manteniendo el tipo de cambio fijo (que había permanecido en 12.50 pesos por dólar desde 1954). Con estas medidas incrementaron los déficits fiscales y en cuenta corriente, así como la deuda pública, con lo que se echó todo por la borda. El sexenio terminó en una crisis de balanza de pagos. Por primera vez, desde 1948, México recurrió al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de apoyo financiero. En septiembre de 1976 se firmó una Carta de Intención con esta institución. Luego vino la política de dispendio de José López Portillo y con ello la crisis de deuda, que desembocó en la reforma neoliberal, el desmantelamiento del sector productivo nacional y el final de la búsqueda de un desarrollo económico independiente. Continuar leyendo:

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