México, ¿una economía compleja con poca innovación?

Fotocomposición: Fernando Améndola. (Forbes)

Para ser un país desarrollado no basta con tener un sector exportador fuerte, es necesario lograr que parte de la riqueza que generan esos productos se quede en casa. Eso sólo se alcanza con conocimiento y tecnología.

Por Paola Palma | Forbes

México es una economía compleja con intrincados lazos globales en diversos mercados, pero su nivel de innovación no corresponde con las necesidades de su sociedad. Sin la materialización del conocimiento en productos y servicios de alto valor agregado, la innovación no se traduce en prosperidad económica.

Entre mayor y más diverso sea el conocimiento productivo que los individuos poseen, mayores serán las habilidades conjuntas de su sociedad para combinar dicho conocimiento a través de la innovación, transformarlo en bienes y servicios comercializables, generar crecimiento económico y prosperidad.

La acumulación de conocimiento y el desarrollo de productos y servicios complejos son clave para que los países eleven su nivel de complejidad económica. Las economías con una acumulación elevada de conocimiento productivo generan una amplia diversidad de productos intensivos en conocimiento y disponen de intrincadas redes empresariales; se denominan economías complejas.

Las economías simples, por el contrario, tienen una base de conocimiento limitada, producen una cantidad reducida de productos y tienen redes de interacción económica no desarrolladas. La complejidad puede observarse a través del tipo y la variedad de productos que cada país exporta.

Por ejemplo, Corea del Sur es uno de los principales desarrolladores y exportadores de componentes electrónicos de alto valor agregado; en cambio, Burkina Faso, un país ubicado en el occidente africano, es el principal exportador africano de algodón sin procesar. Las diferencias de desarrollo entre ambos países son enormes. El PIB per cápita coreano es 16 veces mayor al del país africano (26,000 dólares contra 1,585 dólares).

¿Dónde se encuentra México en estos términos? Según el Índice de Complejidad Económica de la Universidad de Harvard, México ocupa la posición 35 entre 125 economías, denotando un nivel de complejidad económica intermedia-alta, con una estructura de exportaciones basada en productos manufactureros de alto valor agregado como automóviles y autopartes, televisores de pantalla plana y teléfonos móviles.

La complejidad existente en la producción de un país evidencia las estructuras que acumulan y combinan conocimiento, las capacidades productivas que la sociedad posee y el nivel de desarrollo económico que un país puede alcanzar. No es de extrañar que los líderes en Complejidad Económica sean Japón, Corea del Sur y Suiza, países generadores de nuevos productos y procesos productivos.

Para que México mantenga su posición de liderazgo en el mercado global, requiere elevar la complejidad de su economía. ¿Qué es lo que se requiere para lograrlo? Condiciones que favorezcan la capacidad de las empresas mexicanas para generar nuevos productos y procesos productivos. Desafortunadamente, la limitada acumulación de capital y conocimiento, el bajo nivel de innovación y el reducido desarrollo científico del país impiden elevar la complejidad de la economía.

Según el Índice de Innovación Global, México ocupa el lugar 66 entre 143 economías en este ámbito, por debajo de países como Chile (lugar 46), Panamá (52), Costa Rica (57) y Brasil (61).

Las empresas son los actores principales de un sistema de innovación al transformar ideas en valor económico. Por ello, el gasto de inversión que éstas realizan es fundamental. En México, el gasto privado en actividades de Investigación y Desarrollo (I + D) es 96 veces menor que el realizado por empresas en Corea del Sur y 78 veces menor que el de empresas estadounidenses.

Por otra parte, la inversión pública en investigación científica rinde beneficios sociales cuando hay una conexión efectiva entre los centros académicos y las industrias, al transformar el conocimiento generado en las instituciones de investigación pública en productos que pueden comercializarse.

México tiene el menor nivel de producto científico entre los países de la OCDE medido por número de patentes. Las patentes registradas por universidades y laboratorios públicos mexicanos son 47 veces menores a las registradas por centros coreanos y 44 veces menores a las estadounidenses.

Sin embargo, la coautoría en investigacionesy el registro de copatentes mexicanas con otros países es elevada. El país realiza tres veces más investigaciones conjuntas que Corea y las copatentes mexicanas son 20 veces mayores que las coreanas y ocho veces mayores que las estadounidenses. Ello demuestra la falta de recursos destinados a desarrollar investigaciones propias y la dificultad para obtener patentes que protejan la propiedad intelectual de las investigaciones realizadas en el país. Continuar leyendo […]

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