El nuevo acuerdo comercial con los EUA: la industria automotriz, la farmacéutica mexicana, la protección intelectual y otros asegunes

Por: Mauricio de María y Campos | Publicado en: El Financiero.

Todavía no se ha concluido la negociación del nuevo acuerdo comercial con los EU. Estamos en espera de un documento final y de que pueda incorporarse Canadá, como sería deseable, conforme al mandato del Congreso al presidente Trump. El balance sólo podremos hacerlo cuando conozcamos los textos finales. Por lo pronto el escenario sigue lleno de rumores y especulaciones. En cada tema ha habido versiones encontradas de lo acordado -hasta en el “cuarto de al lado”- donde el sector privado ha pretendido dar seguimiento a las negociaciones. Los medios ponen su granito de arena entrevistando a funcionarios empresarios y expertos.

No obstante, el saldo parece negativo para México. El TLCAN vigente ha tenido ventajas y limitaciones para nuestro desarrollo, pero la mayor parte de las noticias apuntan a un nuevo acuerdo en que se observan pocos avances para México y en cambio muchas restricciones y consecuencias negativas previsibles.

El gobierno mexicano y los optimistas resignados expresan que lo que saldrá es lo mejor que podía obtenerse frente a las terribles amenazas y presiones de Trump y nuestra realidad de dependencia comercial y económica de los EU, aunque se hayan tenido que hacer muchas concesiones. Incluso participantes del gobierno entrante han celebrado la conclusión del acuerdo, esperando quitarse de encima la carga y el riesgo de tener que continuar negociaciones con Trump a partir de diciembre. Pero no hay escapatoria. Un mal acuerdo es el peor camino para superar el estancamiento de las últimas tres décadas y emprender un nuevo camino de crecimiento con mayor bienestar social.

Los resultados de la negociación sobre reglas de origen son negativos para la industria automotriz y de autopartes de capital mexicano, europeo o asiático. Los vehículos ensamblados en México tendrán que contar con un contenido regional del 75 por ciento frente al 63 por ciento actual y un 40 por ciento del mismo tendrá que ser producido en países con salarios de 16 dólares por hora, o sujetarse a un arancel del 25 por ciento, lo que pone en jaque a la producción en México, que tiene un contenido mayoritario de componentes importados y sobre todo asiáticos (donde tampoco se pagan salarios de 16 dólares la hora). El tope acordado de 2.4 millones de unidades a las exportaciones de vehículos de México (1.8 en 2017) constituye también un desincentivo a la expansión de inversiones en nuestro país. El consumidor americano será afectado negativamente por mayores precios.

Se habla de un acuerdo bilateral automotriz en carta paralela que podría aliviar la situación. Se desconocen los términos, pero la experiencia pasada en materia de comercio de azúcar y edulcorantes evidencia que las cartas paralelas son difícilmente exigibles frente acuerdos superiores. Los negociadores de EU -presionados por sus grandes empresas- siempre se han sacado de la manga leyes y decretos ancestrales de seguridad nacional que nunca derogaron (ley antidumping de 1916). Los aranceles al acero y al aluminio son muestra de ello. Por ello es crucial el mantenimiento del Capítulo 19 sobre arbitraje para solución de controversias. Canadá lo sabe.

La industria textil y del vestido parecería estar preocupada, ya que hoy, a diferencia de hace 20 años, sus materias primas son en alta proporción importadas de China y otros países asiáticos. El problema es que en este sector existe en América del Norte poca producción competitiva. Habría que evaluar si a mediano y largo plazo sería viable recuperarla en México.

Hoy quisiera concentrarme en las lamentables condiciones que México parece haber aceptado en materia de propiedad intelectual, mismas que ya habían acordado las partes en el TPP y que, cuando Trump decidió retirarse del mismo, quedaron en suspenso en el nuevo CPTPP que México firmó y ratificó antes que todos los demás países. Todo indica que estas disposiciones, particularmente graves en el caso de la industria farmacéutica de capital mexicano, regresaron vía las negociaciones TLCAN con implicaciones más severas.

El fin de semana pasado comenzó a difundirse la circular del Representante Comercial de los EU (United States Trade Fact Sheet) que anuncia que los EU y México han alcanzado un acuerdo para reforzar los derechos de propiedad intelectual. Destaca que por primera vez un acuerdo comercial exigirá que: 1) Las autoridades detengan todos los bienes que se sospeche puedan haber sido pirateados o falsificados. 2) Se establezcan procedimientos criminales y penalidades para la copia de películas y el robo de señales satelitales o de cable. Y 3) Se establezca una protección amplia contra el robo de información secreta, incluyendo a las empresas estatales. Continuar leyendo […]

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