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Qu Enfermedades Se Desarrollaron En Los IndíGenas A RaíZ De La Conquista EspañOla?

Qu Enfermedades Se Desarrollaron En Los IndíGenas A RaíZ De La Conquista EspañOla?
Las epidemias en América, cuestión de etnias y de clases – Queda claro, pues, que la primera causa del descenso de la población indígena fue, con diferencia, la epidemiológica. Lo cual, no lo olvidemos, ha sido una constante en la mayor parte de los grandes procesos expansivos de la Historia.

  • Las bacterias viajaron junto a los españoles que, sin ser conscientes, introdujeron un arma letal frente a las poblaciones sometidas.
  • Estas enfermedades nuevas (influenza, viruela, gripe, sarampión, varicela, peste bubónica, etc.) se sumaron a otras endémicas que ya padecían ellos, como la sífilis, la tuberculosis o la disentería.

Ya Diego Álvarez Chanca, médico que viajó junto a Colón en su segunda travesía descubridora, se percató de que las enfermedades afectaban más a los amerindios que a los europeos. No tardaron en aparecer pruebas evidentes de que estos sucumbían más masivamente ante un mismo agente morbífico.

  1. Efectivamente, las enfermedades se cebaron con los nativos por dos motivos: uno, su aislamiento durante milenios, es decir, que no tenían inmunidad alguna ante ellas.
  2. Y otro, porque cuando les sobrevinieron, una detrás de otra, se encontraban subalimentados y vivían en pésimas condiciones de vida y de higiene.

Ya lo denunció el padre Las Casas al señalar que las epidemias fueron más virulentas por el extenuante trabajo al que se vieron sometidos, por la escasez de alimentos y «por su desnudez». En el siglo XX, otros muchos historiadores, como Tzvetan Todorov, afirmaron igualmente que los amerindios acentuaron su vulnerabilidad a los microbios debido a que estaban agotados de trabajar, hambrientos y desmoralizados.

También antropólogos como Marvin Harris han recalcado que la capacidad de recuperación de grupos afectados por epidemias ha estado siempre directamente relacionada con una dieta equilibrada y con un nivel suficiente de proteínas. En Europa se cebaron con los más desfavorecidos, pues, cuando las plagas llegaban a ciudades populosas, perecían entre un tercio y la mitad de la población.

Eso fue lo que ocurrió en el Viejo Mundo entre 1360 y 1460, o más de un siglo después en Venecia, donde perdieron la vida nada menos que 50 000 personas entre 1575 y 1577. También en América pasaron a mejor vida muchísimos colonos, víctimas de las citadas epidemias, sobre todo en los primeros años, debido a la falta de infraestructuras sanitarias y a la escasez de alimentos.

No obstante, nadie se ha ocupado aún de cuantificar el número de españoles fallecidos en estas plagas y de ofrecer cifras comparativas con la mortalidad indígena. Como hemos visto, en Europa el aspecto social de las epidemias es bien conocido; los escasos avances médicos solamente alcanzaban a las clases privilegiadas.

Sin embargo, en pocas ocasiones se ha aplicado estas mismas concepciones al caso de los amerindios. En el Nuevo Mundo, al igual que en Europa, los microbios se volvieron a cebar con los más desfavorecidos, De hecho, el padre Las Casas escribió que los sanos iban a trabajar a las minas, mientras que los viejos y enfermos quedaban desamparados en los pueblos, por lo que «perecían todos de angustia y enfermedad sobre la rabiosa hambre».

Es conocido el dramático lamento de los indios de Chiametla al acusar a los hispanos de servirse de ellos cuando estaban sanos y de abandonarlos a su suerte cuando enfermaron. Por su parte, Antonio de Herrera fue más allá, al vincular directamente hambre y epidemias. De hecho, cuenta que, en 1539, los nativos de Popayán dejaron de sembrar la tierra para intentar echar a los españoles.

A continuación, pasaron una gran hambruna que vino sucedida de una no menos rigurosa «pestilencia». Y es que en algunos casos está bien demostrada la relación entre miseria y enfermedad, como ocurre con el tifus que se contagiaba a través de los piojos. Qu Enfermedades Se Desarrollaron En Los IndíGenas A RaíZ De La Conquista EspañOla? Mitayos quechuas según la Primer nueva corónica y buen gobierno (ca.1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615). Esta obra, dirigida al rey Felipe III, denunciaba los abusos que sufrían los indígenas del Perú. La leyenda reza: «indio capitán alquila a otro indio por el indio enfermo, azogado, porque no se acabe de morir».

Es cierto que su aislamiento secular aumentó la virulencia de las epidemias, pero también que la situación de desamparo, de desatención sanitaria, la carestía alimenticia y la política reduccionista acentuaron sus efectos. De alguna forma hubo, como ha escrito Massimo Livi-Bacci, una «confiscación de energías» que provocó una reducción notable de su capacidad de supervivencia.

Además, los aborígenes no contaban con ningún tipo de infraestructura sanitaria, pues ni disponían de hospicios propios, ni sus familias tenían posibilidades de atenderlos y alimentarlos en casa. En amplias zonas de América era frecuente que a los enfermos se les dejase comida y bebida y se los abandonase a su suerte, «si lo comía bien, si no, que se muriese».

Asimismo, la política de concentración o de reducción de los naturales a pueblos, para favorecer, como se decía entonces, su vida en policía, favoreció considerablemente el contagio. También debió influir la misma mentalidad de los vencedores y de los vencidos. Los primeros porque no movieron ni un ápice para evitar la propagación de estas enfermedades infecciosas, pensando que se trataba de un castigo divino por las idolatrías pasadas.

Atribuir estos azotes epidémicos a la providencia divina era verdaderamente funesto, pues dado que lo mandaba Dios, poco o nada se podía hacer por evitarlo. ¿Habría disminuido la morbilidad si los españoles se hubiesen preocupado más por ellos? Con total seguridad, pues, según fray Toribio de Benavente, cuando en 1529 con motivo de la epidemia de sarampión se prohibió a los naturales bañarse en agua fría y se cuidó en alguna medida a los enfermos, los índices de mortalidad descendieron sensiblemente.

¿Qué consecuencias trajeron los españoles a América?

Consecuencias – Las consecuencias que destacan por su importancia en la Conquista de América son:

  • Desaparición de los sistemas políticos y también organizativos de los pueblos indígenas (aunque en cada región ocurrió en momentos diferentes).
  • Desaparición de numerosas lenguas autóctonas y la casi extinción de otras. Las lenguas indígenas pasaron a un segundo plano, si bien este proceso tardó casi tres siglos, y se impusieron definitivamente los idiomas europeos (pasaron a ser hegemónicos en todos los países americanos).
  • Destrucción de obras culturales de los pueblos originarios (textos, obras de arte, religiones, templos, ciudades, obras artesanales, monumentos, etc.).
  • Desprecio y estigmatización de las culturas originarias, por lo que entre muchos intelectuales europeos se consolida en eurocentrismo,
  • Subordinación de los pueblos originarios: los colonizadores españoles atribuyeron a los indígenas la categoría de » encomendados «,
  • La esclavitud y el trabajo forzado: existían pueblos aborígenes que practicaban la esclavitud y los conquistadores la establecieron de la misma manera. Por esto, secuestraron entre 15 y 60 millones de personas en África, de las cuales solo unos 10 millones llegaron vivas a América, para ser reducidos a esclavos.
  • Sin embargo, algunas culturas del Nuevo Mundo conservaron la propia identidad y aumentaron el número de habitantes mientras que otras desaparecieron debido a enfermedades infecciosas, llevadas por los europeos y por las que los indígenas carecían de defensas.
  • La conquista entabló nuevas vías de comunicación y transporte, sobre todo marítimas entre Europa y América. Esto llevó a la creación de numerosos puertos oceánicos y fluviales en el continente americano. La ruta de estas vías fue establecida por razones mercantiles, en relación con los bienes que se extraían en América para ser llevados a Europa. Principalmente, lo que se exportaba era oro, plata y alimentos, así como la importación de manufacturas desde Europa y esclavos desde África.
  • Inicio de la mundialización y aparición del comercio transatlántico.
  • El maíz, la patata, el cacao y el tomate tuvieron un impacto importante en la alimentación del resto del mundo así como el café y la caña de azúcar. En muchas regiones el uso del maíz y de la patata permitió la supervivencia de poblaciones significativas como en la China Ming,
  • Por su parte, los colonizadores aportaron varios tipos de cultivos que no existían en América: olivo, almendra, arroz, café, caña de azúcar y trigo. Introdujeron también animales de granja y de carga, como el caballo, la vaca, el asno, el buey, y la oveja, y el uso de tecnología agrícola, como la carreta con rueda, desconocida por los nativos americanos. ​

¿Cómo llegó el sarampión a América?

Infectología al Día Sarampión: la enfermedad, epidemiología, historia y los programas de vacunación en Chile Measles: the disease, epidemiology, history and vaccination programs in Chile Luis Delpiano, Leonor Astroza y Jorge Toro Hospital Clínico San Borja Arriarán (LD).

Programa Nacional de Inmunizaciones, MINSAL 2000-2009 (LA). (Actual Unidad Programación Médica Hospital Clínico San Borja Arriarán). Departamento Epidemiología, MINSAL 1990-1995 (JT). (Actual: Apoyo a la Gestión. Dirección APS, SS Viña del Mar-Quillota). Correspondencia a : Measles, one of most important inmuno-preventable diseases, remains as a worldwide concern issue with an important morbidity and mortality.

Particularly in the America region declared free of measles in 2010 by WHO, they still appear imported cases that origin outbreaks of variable magnitude in susceptible subjects usually none vaccinated which is the current situation in Santiago, the capital city of Chile.

In this review we present characteristics of the etiological agent, the disease, epidemiological aspects with national historical focus, impact of immunization programs and outbreaks in Chile, in order to contribute to knowledge and management of this always present public health problem. Key words: Measles, morbillivirus, exanthem, epidemiology, vaccines.

Resumen Sarampión una de las más importantes enfermedades inmuno-prevenibles, se mantiene como foco de preocupación en el mundo, con elevada carga de morbilidad y mortalidad. Particularmente en América, región declarada libre de esta enfermedad en 2010 por la OMS, se siguen identificando casos importados que originan brotes de diferente magnitud en personas susceptibles, habitualmente no vacunados, situación recientemente diagnosticada en Santiago, ciudad capital de Chile.

En esta revisión, se presenta características del agente etiológico, de la enfermedad, aspectos epidemiológicos con foco en datos históricos nacionales, el impacto de los programas de vacunación, la ocurrencia de brotes en Chile, para contribuir al conocimiento y enfrentamiento de este siempre presente problema de salud pública.

Palabras clave: Sarampión, morbillivirus, exantema, epidemiología, vacunas. Introducción Sarampión es una enfermedad de origen viral altamente contagiosa, eliminada en gran parte del mundo gracias a la implementación de programas de vacunación. En la actualidad, aún es capaz de originar brotes particularmente en población susceptible no vacunada determinando alta carga de morbilidad y mortalidad 1,2,

  • Agente etiológico Probablemente ya afectaba a la especie humana desde hacía más de 5.000 años, el sarampión fue introducido en América en el siglo XVII por los colonizadores europeos causando cientos de muertos entre los nativos, lo que facilitó la conquista 3,
  • Recién en el año 1954 J.
  • Enders y T.
  • Peebles informaron sobre el aislamiento del virus del sarampión en la sangre y secreciones de pacientes mediante la inoculación en cultivos celulares humanos y de simios.

La primera cepa de virus, denominada Edmonston, por el paciente de quien se aisló, fue sub-cultivada en diferentes tipos de líneas celulares para la preparación de una primera vacuna experimental 4, El virus sarampión es un virus de simetría helicoidal, ARN de polaridad negativa no segmentado, perteneciente a la familia Paramyxoviridae y al género morbillivirus, con aproximadamente 15.900 nucleótidos codificando ocho proteínas virales y que posee además una ARN polimerasa unida al ARN.

  • La nucleocápside helicoidal está rodeada por una envoltura lipídica y posee tres proteínas relevantes en patogenia, la proteína M (no glicosilada), la glicoproteína HN (glicosilada) con actividad hemaglutinina y neuroaminidasa y la glicoproteína F, que participa en fenómenos de fusión.
  • Se transmite por aerosoles con puerta de entrada en el aparato respiratorio o por contacto directo con secreciones respiratorias originando una enfermedad sistémica.

El ser humano es el único reservorio de este agente etiológico 5,6, Patogenia y clínica La infección se inicia luego de la unión de la hemaglutinina (H) a su receptor celular; pronto la proteína de fusión (F) induce fusión viral con la membrana celular liberando su complejo ribonucleoproteico al citoplasma para que, luego de transcripción y replicación, se generen nuevas partículas virales que germinan fuera de la célula 7,8,

  1. Desde el año 2000 se identificó al receptor CD150, tanto para el virus sarampión salvaje como de laboratorio; este receptor se encuentra en la superficie de timocitos, macrófagos, células dendríticas además de linfocitos T y B.
  2. Recientemente, un receptor lectina tipo C expresado por células dendríticas, también fue identificado como receptor del virus sarampión; esta unión participa modulando a través de un toll-like receptor, un aumento en la producción de IL-10 por la célula dendrítica 9,10,

El virus sarampión, también infecta células epiteliales, endoteliales, y neuronales sugiriendo la existencia de otros receptores para este mecanismo 11, Con lo anterior, el concepto clásico de que el virus infecta y se replica en células del aparato respiratorio, para diseminarse luego a linfonodos regionales, desde donde a través de monocitos disemina a una fase virémica ( Tabla 1 ), hoy en día motiva a nuevos cuestionamientos ya que ni las células epiteliales, ni los monocitos expresan CD150.

En el modelo animal y a través de fluorescencia, se ha demostrado que las principales células foco de la replicación viral del sarampión son los linfocitos T y B (con receptores CD150) y que éstos son quienes participan en la diseminación virémica en macacos; así entonces, esta gran afectación de linfocitos de memoria, se relacionaría con la inmunosupresión propia de esta enfermedad 12,

Tabla 1. Secuencia patogénica de la infección por virus sarampión (adaptado de referencia 6) Después de un período de incubación promedio de 10 días, se inician los primeros síntomas conocidos como pródromo ( Figura 1 ), período caracterizado por fiebre (en niños con pico de 39 a 40°C), coriza y/o tos, conjuntivitis y lesiones de Köplik ( Figura 2 ) (definidas como patognomónicas), síntomas que se van intensificando, dando paso en el día 14 post contacto a la aparición del exantema de tipo morbiliforme o máculo-papular generalizado 9 ( Figura 3 ). Figura 1. Evolución temporal de las características clínicas del sarampión. Tomado del manual para el diagnóstico de laboratorio de la infección por los virus del sarampión y de la rubéola. OMS, segunda edición 2006. Figura 2. Manchas de Köplik en la cara interna de las mejillas, características de esta enfermedad. Figura 3. Exantema máculo-papular que lleva al nombre popular de «alfombrilla». El sarampión está considerado entre las infecciones más contagiosas de la infancia. El exantema se inicia habitualmente en la cara, y de forma centrifuga se disemina a tronco y extremidades. Las complicaciones descritas en niños menores incluyen otitis media aguda (5 a 15%), neumonía (5 a 10%), laringitis obstructiva y ocasionalmente diarrea aguda, las que se presentan con mayor frecuencia en países subdesarrollados o en presencia de desnutrición o inmunodepresión.

También se describe como complicación grave la encefalitis post infecciosa en 1 por 1.000 casos, igual valor de 1 por 1.000 casos se reconoce para su letalidad 14, Diagnóstico En la actualidad, el diagnóstico de sarampión debe basarse en tres elementos: manifestaciones clínicas, epidemiología y laboratorio.

Por definición, un caso presuntivo o sospechoso se basa en síntomas debiendo indagarse factores de riesgo epidemiológico como viajes a zonas con endemia de sarampión ( Figura 4 ); necesariamente un caso sospechoso debe ser sometido a pruebas de laboratorio confirmatorias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) entrega como definición de caso sospechoso a: «cualquier persona con exantema máculo-papular generalizado, fiebre superior a 38°C, y uno de los siguientes: tos, coriza o conjuntivitis»; agregando además «cualquier persona en que un profesional de la salud sospeche sarampión» 15,16,

Sin embargo, la presentación clínica puede ser variable en lactantes menores, pacientes inmunocomprometidos o individuos previamente vacunados. Figura 4. Reporte de casos de sarampión a la OMS desde diciembre de 2014 hasta mayo del 2015 (período de 6 meses) www.who.int/immunization/monitoring_surveillance/burden/vpd/ surveillance_type/active/big_measlesreportedcases6months_PDF.pdf Para su confirmación diagnóstica se dispone de pruebas serológicas con mediciones de IgG e IgM específicas 17, biología molecular con aplicación RPC-TR y aislamiento viral.

Resulta relevante recalcar que los títulos de IgM, que son confirmatorios de enfermedad, se detectan desde el 3° día del exantema y se mantienen positivos por 30 a 60 días en la mayoría de los sujetos enfermos y que, para la evaluación de IgG se requiere de la elevación de cuatro veces el título de ellos entre fase aguda y convalecencia de la enfermedad.

La ejecución de RPC, de rápido procesamiento con muestras respiratorias, confirma la enfermedad y permite la genotipificación del agente 2,18, Estudios con biología molecular y secuenciación han permitido definir ocho linajes del virus salvaje (A, B, C, D, E, F, G y H) y dentro de ellos reconocer 23 genotipos (A, B1, B2, B3, C1, C2, D1, D2, D3, D4, D5, D6, D7, D8, D9, D10, E, F, G1, G2, G3, H1, y H2).

La genotipificación, herramienta fundamental de la vigilancia epidemiológica promovida por la OMS, y parte del diagnóstico, permite analizar brotes epidémicos y determinar el origen autóctono o importado de un tipo en particular 19, Tratamiento No existe terapia antiviral específica para el sarampión.

La indicación de hospitalización debiera estar motivada sólo por el diagnóstico de complicaciones graves asociadas. Se aconseja medidas de soporte con manejo de la fiebre, hidratación y adecuado apoyo nutricional. La administración de vitamina A, sugerida por la OMS a fin reducir letalidad, se focaliza principalmente para niños en países en vía de desarrollo o subdesarrollados (mayor incidencia de hipovitaminosis) la que se debe indicar por dos días consecutivos con dosis de 200.000 UI en mayores de un año 20,

A lactantes entre 6 a 12 meses se recomienda 100.00 UI y bajo de 6 meses administrar 50.000 UI. En niños con evidencia clínica de deficiencia de vitamina A, se recomienda una tercera dosis 2 a 4 semanas después de haber cursado sarampión 2,14, Prevención La medida preventiva más relevante es la inmunización con vacuna.

La primera vacuna atenuada disponible se desarrolló luego de sucesivos pasajes en embrión de pollo de la cepa Edmonston, con alto reporte de eventos adversos. Una mayor cantidad de pasajes de atenuación, permitió obtener la cepa Edmonston B o Schwarz para la licencia de una vacuna en 1965 y finalmente en 1968 se licenció una vacuna con cepa Moraten (aún más atenuada, del inglés more attenuated ).

Estas vacunas atenuadas, todas pertenecientes al genotipo A, tienen mutaciones que la diferencian del virus salvaje y presentan menor tropismo por linfocitos 21, Epidemiologia y programa de inmunización Antes de la introducción de la vacuna, el sarampión era una enfermedad «obligada» en la niñez, de tal manera que a los 20 años de edad más de 90% de la población mundial ya la había tenido.

De comportamiento endémico global, causaba epidemias de grandes proporciones cada dos o tres años, principalmente a fines de invierno, en primavera en regiones de clima templado, y durante todo el año en regiones de clima tropical. Según cifras de la OMS, en los años 80, el sarampión causaba cerca de 2,6 millones de muertes en el orbe, y luego de intensas campañas de vacunación, el año 2013 hubo registro de 145.700 muertes por sarampión en todo el mundo, lo que traduce 400 muertes por día y 16 por hora, con evidente mejoría en cifras de letalidad, pero persistiendo como problema de salud pública aún en numerosos países 22, Figura 5. Distribución de casos de sarampión reportados por mes en las regiones de la OMS, 2008-2014. Fuente: reporte de países a OMS. La vacunación contra el sarampión ha proporcionado grandes beneficios de salud pública, reduciendo la mortalidad mundial por esta causa en 75% entre 2000 y 2013.

En el año 2013, aproximadamente 84% de la población infantil mundial recibió, a través de los servicios de salud habituales, una dosis de vacuna contra el sarampión cercano al año de vida. En el 2000, ese porcentaje fue de 73%. Se estima que entre los años 2000 a 2013, la vacuna contra el sarampión evitó 15,6 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública.

En América, los brotes recientes de sarampión en los Estados Unidos de América (E.U.A.) y Brasil, a partir de casos importados desde otras regiones del mundo, sugieren que las tasas de inmunización en algunas áreas han descendido por debajo de los niveles necesarios para prevenir la propagación de la enfermedad.

El sarampión se considera eliminado de las Américas desde 2002 debido a la ausencia de transmisión endémica de la enfermedad 23, Un comité internacional de verificación está compilando datos probatorios para declarar a la región libre del sa rampión, lo que haría de las Américas la primera región del mundo en eliminar la enfermedad, en línea con éxitos similares como la eliminación de la viruela en la década de 1970 y de la poliomielitis en los 90′, logros que han sido resultado de los esfuerzos regionales por alcanzar altas coberturas de vacunación, a través de programas regulares de inmunización y campañas masivas de vacunación.

Sin embargo, la región no ha estado exenta de problemas, a partir de casos importados se originan brotes regionales. La genotipificación de casos identificada en brotes de Latinoamérica entre 2010 y 2014 se presenta en la Tabla 3, Esta caracterización genética de los virus en circulación es un componente crítico de vigilancia de laboratorio del sarampión y de los estudios epidemiológicos moleculares.

La combinación de análisis molecular y la investigación de un caso estándar, proporciona una información sensible para describir las rutas de transmisión del virus y para documentar la interrupción de la transmisión endémica del sarampión. La ausencia de genotipo(s) endémicos es uno de los criterios para verificar la eliminación del sarampión en un país o región.

Tabla 3. Genotipificación casos identificados en brotes ocurridos en Latinoamérica 2010 a 2014 A principios de este año, según reporte OPS/OMS, se habían confirmado 147 casos de sarampión en cuatro países de América. De ese total, 121 casos fueron en los E.U.A., vinculados principalmente al brote que empezó en diciembre pasado en Disneylandia, California; un solo caso en México también se vinculó a ese brote y de los restantes casos, 21 tuvieron lugar en Brasil y cuatro en Canadá. Figura 6. Casos confirmados de sarampión según situación de importación en las Américas.2011-2015*. Fuente: MESS, ISIS e informe de los países. *Datos al 21 de mayo de 2015. En Chile existe información sobre epidemias de sarampión desde 1899, ya que a fines de ese año, comenzó en Santiago para luego extenderse en el país una de las epidemias más letales de esta enfermedad y que continuó hasta el año 1900.

Según relata el profesor Puga Borne «fue la más tremenda experiencia que tuvimos en esa época, pues la epidemia nos ha llevado una generación entera» 24, Si se observa la tendencia de los casos de sarampión desde mediados de siglo a la fecha, se puede dividir este período en dos fases: antes de la introducción de la vacuna en los esquemas nacionales de inmunización y posterior a su introducción a partir de 1964.

El número de casos, tasas de incidencia y letalidad de sarampión en Chile desde 1939 se presentan, con el valor de corresponder a una serie histórica, en la Tabla 4, Tabla 4. Número de casos, tasa de incidencia (x 100.000 habitantes) y letalidad por sarampión. Período pre vacuna (1839-1963): Los casos se mantienen en valores que oscilan en rangos de 1.000 a 10.000 casos anuales. A partir de 1958, los casos se duplican y las tasas son cuatro veces superiores a lo observado hasta el momento. La misma tendencia se observa en las muertes, alcanzando su máximo en 1962 con un total de 2.465 muertes y una tasa de letalidad de 6,6%.

Entre 1951 y 1963 se observan brotes que se sucedían cada 4 ó 5 años y la letalidad varía proporcionalmente con el número de casos. Período post vacuna (1964 en adelante): A partir del año 1964, cuando se introdujo la vacuna en el calendario de vacunación, los casos comenzaron a descender reduciéndose a un tercio en el año 1965.

Esta importante reducción de casos no se observó en los años siguientes, sino hasta los años 1968-1969. En los años posteriores se observaron cada cuatro años brotes de menor intensidad; sin embargo, entre 1979 y 1988, los brotes cambian el patrón cíclico observado hasta el momento alcanzando una magnitud similar a los brotes observados en el período pre vacunación.

En 1990 el Programa Nacional de Inmunizaciones inició la vacunación de los niños de un año de edad con vacuna SPR (sarampión-parotiditis-rubéola) y en 1991 se incorporó una segunda dosis de esta vacuna en los escolares de primer año básico. Con posterioridad a la introducción de esta segunda dosis, los casos disminuyeron de 13.000 en 1989 a 2.000 en 1990 y 1991.

En resumen, desde que se introdujo la vacuna contra el sarampión en Chile en 1964, se ha logrado una reducción significativa de las tasas de morbilidad y mortalidad por esta enfermedad (Figuras 7 y 8 ). La morbilidad se redujo de 428 por 100.000 en 1964 a 0,4 en 1997. Figura 7. Tasa de incidencia de sarampión por 100.000 habitantes. Chile 1939-2014, asociado a inclusión de la vacuna en el PAI-PNI y campañas de vacunación. Fuente: Anuarios de Enfermedades de Notificación Obligatoria. Boletín Epidemiológico Ministerio de Salud. Figura 8. Tasa de letalidad de sarampión. Chile 1939-2014. Fuente: Anuarios de Enfermedades de Notificación Obligatoria. Boletín Epidemiológico Ministerio de Salud. Los esquemas de vacunación, explicitando entre otras el número de dosis y los intervalos de administración cuando corresponde, son informados a los equipos de salud a través de Normas o Manuales distribuidos a los distintos establecimientos de salud públicos o privados donde se administran las vacunas; estos documentos han experimentado numerosas modificaciones desde su introducción programática ( Tabla 5 ). Sobre la administración de media dosis de vacuna durante los años 1971 a 1981 (10 años) no se ha encontrado evidencia de este hecho. La primera Norma Técnica elaborada y editada por el Sub-Departamento de Protección de la Salud del Servicio Nacional de Salud del año 1972 25, en la página 24 que se refiere a las características de la vacuna sarampión, en el punto 6.4 donde habla de Técnica de Vacunación y dosis expresamente específica «Inyectar por vía subcutánea, la dosis recomendada de acuerdo al envase en uso».

Del mismo modo el Manual de Inmunizaciones de octubre de 1981 26 elaborado y editado por el Departamento de Apoyo a los Programas del Ministerio de Salud, página 16, punto 5.4: Indicaciones y dosis textualmente dice: «Dosis individual 0,5 ml y 0,7 ml según el laboratorio. Se debe administrar a los 8 meses de edad y en el escolar en el segundo básico».

Por otra parte, el Boletín Informativo de OPS de mayo de 1979 27 en el que se consignan los esquemas de vacunación para las distintas vacunas de los países de las Américas, registra para Chile la vacuna a los 8 meses de edad con una dosis. Teniendo en cuenta estos antecedentes podríamos concluir con cierto grado de seguridad que la administración de media dosis de vacuna no ocurrió durante un período tan extenso como de 10 años.

Así entonces, la situación de menor seropositividad asignada a la cohorte de chilenos nacidos entre 1971 a 1981 que los identifica como población susceptible de riesgo actual, puede deberse a otras razones. En revisiones de la literatura internacional, no se encontraron resultados sobre eficacia de la vacuna cuando se administra una dosis menor a la recomendada por el fabricante.

Lo que si se documenta es la pérdida de la eficacia en las siguientes situaciones 28 : 1. Termo-estabilidad: Antes de 1980 todas las vacunas sarampión disponibles eran termolábiles. De acuerdo a recomendaciones de la OMS, para que una vacuna sarampión sea eficaz, no debe perder más de 1 log 10 después de la exposición durante una semana a 37°C o a una temperatura más elevada.2.

La vacuna sarampión liofilizada pierde su actividad una vez reconstituida. La disminución de la actividad es de 50% al cabo de 1 h a 37°C, 70% al cabo de tres horas entre 22°C y 23°C, y puede ser inactivada a 35-37°C, al cabo de 2 a 7 h.3. Si se conserva a +4°C la vacuna reconstituida, mantiene una actividad superior a 1.000 DICT durante al menos 24 h.

La pérdida de actividad se estima en 0,015 log DICT50 por hora. Sin embargo, no es aconsejable el uso de la vacuna una vez diluida, más allá de las tres horas, por dos razones: • La disminución de la actividad de la vacuna se asocia a una débil respuesta en anticuerpos.

  • El riesgo de contaminación de la vacuna diluida, especialmente cuando se usa envase multidosis.
  • Favorablemente y respecto de cifras de cobertura de inmunización en la población objetivo, durante la década de los 80, las coberturas nacionales de vacunación al año de edad superaron el 90%, alcanzando la cifra más alta en 1991 (99%).

La misma situación se observa para los años comprendidos entre 1992 y 2008. A partir del 2009, la cobertura de vacunación cae a 93%, alcanza 90,6% el 2012 y a 90,1% el 2013, observándose una recuperación en el 2014 en que la cobertura informada llega a 96%.

En la Figura 9 se puede apreciar los valores de cobertura de la vacunación anti-sarampión al año de edad en Chile desde 1980 a 2014 y que en los últimos años no alcanzan a 95%. Así también, en la Figura 10 se observan las coberturas de vacunación registradas en el primero año de educación básica en el país desde 1991 a 2014 con cifras bajo el umbral esperado, entregando cifras de 78,7% (2011), 74,7% (2012), 75,3% (2013) y 86,9% (2014).

Según modelos matemáticos de simulación de brotes, considerando características de transmisibilidad, susceptibles y coberturas vacunación, se propone mantener coberturas superior o igual a 95% de la población a fin disminuir riesgos epidemiológicos por ingresos de nuevos casos en una comunidad 29, Figura 9. Porcentaje de cobertura de vacunación contra sarampión en niños de 1 año de edad. Chile 1980-2014. Fuente: Folleto de Inmunización de OPS. Sitio DEIS Ministerio de Salud, Chile. Figura 10. Porcentaje de cobertura de vacunación contra sarampión en niños de Primero Básico. Chile 1991-2014. Fuente: Folleto de Inmunización de OPS. Sitio DEIS Ministerio de Salud, Chile. Campañas de vacunación Independiente de las coberturas alcanzadas y dada la necesidad de asegurar una población inmune, además de la administración de vacuna según programa, con posterioridad a la última epidemia de sarampión ocurrida en Chile entre los años 1988 y 1989, se han realizado grandes esfuerzos por disminuir las tasas endémicas de sarampión, realizándose hasta la fecha dos campañas masivas de vacunación o de «puesta al día». Las coberturas de vacunación alcanzadas en estas dos primeras campañas fueron de 99,6% (1992) y 100% (1996), siendo vacunados niños y niñas bajo 15 años de edad. La Primera Campaña Nacional de vacunación antisarampión concentrada en diez días, se efectuó entre el 6 al 16 de abril de 1992, focalizada en los niños de 9 meses a los 14 años 11 meses 30, El éxito de esta primera Campaña nacional se debió a la planificación de ella, que incluyó: • Creación de una Comisión Nacional para la coordinación de acciones de capacitación y promoción, adecuación de recursos humanos, financieros, cadena de frío, transporte, insumos, elaboración de información, su análisis y evaluación. • Elaboración de un plan de actividades coordinadas con los Servicios de Salud y liderado por el Departamento de Epidemiología del MINSAL. • Inclusión de un Plan de Comunicación Social, basado en avisos de televisión con la participación de animadores infantiles de gran prestigio de diversos canales nacionales de televisión, comunicación radial, prensa, elaboración y difusión de folletos, afiches y trípticos. Los niños vacunados recibieron como estímulo un autoadhesivo con la frase «Yo estoy vacunado, Chao sarampión». • Inclusión de organizaciones públicas y privadas, Universidades, Sociedades Científicas, Colegios profesionales de la Salud e institutos privados de Salud. • Coordinación y participación intersectorial entre los Ministerios de Salud, Educación, Justicia, Defensa, Transporte y Telecomunicaciones 31, Todos elementos que a más de 20 años nos parecen relevantes de considerar para mejorar las coberturas de vacunación de enfermedades inmunoprevenibles en el país. En el año 1996 se repitió la vacunación masiva focalizada en los niños mayores de 1 año y menores de 15 años, dado nuevamente por acúmulo de susceptibles, sumados los niños no vacunados y los vacunados no inmunizados por presencia de anticuerpos maternos, por respuesta inadecuada a la vacunación u otros factores. Esta segunda Campaña Nacional basada en la experiencia de la primera, logró una cobertura de 100% de la población objetivo. Los resultados operacionales de la primera y segunda Campaña Nacional de vacunación anti-sarampión determinaron que no se presentaran más casos de sarampión en niños, teniendo como base una vigilancia epidemiológica constante de casos, con base de exámenes de laboratorio en todos los casos con exantemas febriles. Las campañas de vacunación de «seguimiento», son un componente esencial de la estrategia para erradicar el sarampión, y sugerencia de la OMS para mantener el estado de eliminación de la enfermedad. Estas campañas están dirigidas a todos los niños y niñas de 1 a 4 años 11 meses y 29 días de edad, aunque ya estén vacunados o hayan tenido la enfermedad. Hasta el momento se han realizado tres campañas de «vacunación de seguimiento», a saber: en el año 2001, donde se alcanzó una cobertura de 99%; en el año 2005, donde se logró una cobertura de 93,2% y en el año 2010-2011 alcanzando una cobertura de 75,2% según cifras reportadas desde el nivel central. Brotes post-campañas de vacunación • En 1997: Comuna de Pinto (Octava Región) y Región Metropolitana. Se confirmaron casos con edades entre los 3 meses y los 36 años. De un total de 19 casos, tres (15,7%) tenían menos de un año de edad, dos (10,5%) tenían de 15 a 19 años, diez (52,6%) tenían de 20 a 29 años y cuatro (21%) tenían de 30 a 39 años. Nueve (47,4%) trabajaban en el centro de esquí de Chillán. El brote se inició en el complejo turístico invernal, correspondiendo el caso primario a un turista brasileño. Simultáneamente, se presentaron 40 casos en la Región Metropolitana, 19 de ellos residían en el sector oriente de Santiago. No se logró establecer una relación directa con el brote de Pinto ni conocer con exactitud la fuente de contagio. Como medida de control de estos brotes se realizó una campaña de vacunación selectiva en todo el país dirigida a grupos considerados de riesgo. El grupo objetivo estuvo constituido por personas de 20 a 35 años de edad que trabajaran en empresas que tienen contacto permanente con extranjeros, en lugares de contacto con niños pequeños, estudiantes de las carreras de la salud y trabajadores de la salud en contacto con pacientes. Se vacunaron 232.438 personas, aproximadamente 56% de ellos trabajadores en contacto con extranjeros, 26% de área de la salud, 10% personal de salas cuna y 9% de otros grupos 28, • En diciembre de 1998-febrero de 1999: Puerto Natales. En la ciudad de Puerto Natales ubicada en la Región de Magallanes, se presentó un brote de sarampión que tuvo una duración de siete semanas, afectó a 29 personas, que, al igual que en el brote de 1997, pertenecían a grupos etarios no vacunados: menores de un año (45%) y mayores de 20 años (55%). El caso primario correspondió a un niño de 13 meses de edad, detectado a través de la búsqueda activa en los registros del Servicio de Urgencia del Hospital local. Como medida de control se realizó una campaña de vacunación focalizada en los grupos de riesgos de las ciudades de Puerto Natales, Porvenir y Punta Arenas; se administró un total de 6.150 dosis de vacuna. • En 2011: Se pesquisan tres nuevos casos importados, con un total de seis casos para el país. Todos los casos fueron notificados por centros privados en la Región Metropolitana. El primer caso corresponde a una azafata contagiada probablemente en Brasil y que en Santiago contagió a su hija lactante y esposo de 35 años. Luego se identificó una mujer de 47 años que viajó y se enfermó al regreso desde E.U.A. contagiando en Santiago a un profesional de la salud de 39 años durante la consulta médica. En las dos importaciones descritas, se identificó el genotipo viral D4. En junio de 2011, se identificó el sexto caso, en una mujer de 30 años, a su regreso de vacaciones de Tailandia y Malasia, cuyo genotipo resultó ser D9 circulante en esos países asiáticos 23, • En 2015: Región Metropolitana Al 15 de julio se han confirmado 9 casos de sarampión en la Región Metropolitana constituyendo esto un brote que se inició el 12 de mayo, con la aparición de los primeros síntomas del primer caso confirmado. El caso primario corresponde a un chileno que viajó a China. El genotipo viral identificado en el brote corresponde a H1, circulante en Asia. Todos los casos confirmados, a excepción de dos casos, son hombres y, según edad, se distribuyen en 10 años (1 caso), > 20 años (2 casos), > 30 años (3 casos); > 40 años (1 caso). Se ha vacunado a la fecha aproximadamente a 2.777 personas. La circulación del virus sarampión en el mundo, con casos y muertes, actualmente afecta a unos 160 países, y dada su alta contagiosidad, la falta de programas que garanticen coberturas de vacunación que idealmente se aproximen a 100% en los niños, a los que se suman las falsas creencias del eventual daño que producirían, mantiene la vigencia de alerta en los sistemas de salud pública 32, Se suma el hecho que la vacuna no garantiza per se la inmunización absoluta, por respuesta inmunológica individual, eventual presencia de anticuerpos maternos, problemas en cadena de frío u otras causas, dejando anualmente un grupo de susceptibles a incluir en campañas recurrentes de vacunación. La particular visión de algunos padres que retardan o niegan la inmunización de hijos susceptibles, hoy en día se encuentra en el tapete de discusión ya que de todas formas impacta en la salud pública de los distintos países y nos obliga a reforzar la entrega de información con base científica, e incluyendo conceptos éticos y legales 33, Un mero análisis de los años 2010 a 2013 de las coberturas con vacuna tresvírica colocada al año de edad en nuestro país, muestra que no se han vacunado en estos tres años, un total de 60.047 niños, sumando 5% de niños vacunados y no inmunizados en este período de un total de 94.726 niños susceptibles de hacer sarampión. Sumado otra importante cantidad de susceptibles nacidos en 2014, refuerzan la necesidad de contar este año con una exitosa campaña de revacunación programada por el MINSAL para octubre de 2015, con meta ideal de superar una cobertura de 95% de los niños población objetivo. En la situación actual con brote de sarampión presente en la Región Metropolitana, debemos insistir en seguir las indicaciones incluidas en la normativa vigente 34, a fin mantener una oportuna notificación de casos -responsabilidad del médico tratante- implementar el estudio con las tomas de muestra respiratoria por aspirado nasofaríngeo y de sangre recomendadas para ser derivadas al ISP, dejando al nivel central la coordinación de las acciones de bloqueo con vacunación de contactos y administración de inmunoglobulina normal (IM) a quienes no pueden recibir vacuna (menores de un año, mujeres embarazadas y pacientes inmunocomprometidos). De igual forma, tener presente las recomendaciones entregadas a viajeros definidos como susceptibles 35 que indica vacunar a las personas nacidas entre 1971 y 1981 que viajan al exterior sin antecedente de haber cursado la enfermedad o de haber recibido dos dosis de vacuna después del año de edad; lactantes entre 6 meses y 11 meses 29 días (quienes igual deben luego recibir vacuna según programa vigente) y menores entre 1 y 6 años de edad que tienen sólo una dosis administrada. Comentarios finales Los casos registrados actualmente en el país que suman nueve en la Región Metropolitana al 14 de julio de 2015, nos ofrece una gran oportunidad para promover con argumentos científicos y operacionales, la protección que ofrecen las vacunas a las personas. Las propuestas de acciones para el control y erradicación del sarampión se resumen en: • Mantener informada a la población sobre la seguridad que ofrecen las vacunas en las personas. • Analizar las coberturas de vacunaciones en forma sistemática por comunas y Servicios de Salud. • Mantener una vigilancia epidemiológica activa a todos los casos sospechosos de sarampión de cualquier edad. • Junto con ello, reforzar la Vigilancia Epidemiológica para contar con una capacidad de respuesta oportuna frente a la aparición de un caso, sea autóctono o importado. • Analizar sistemáticamente las poblaciones susceptibles, basado en información de los niños no vacunados y los no inmunizados por cohortes, planificando campañas nacionales de vacunación en poblaciones-objetivo. Los costos ya invertidos en vacunaciones realizadas por décadas, a través de programas sistemáticos y Campañas Nacionales periódicas, ameritan abordar con una planificación y política, el control del sarampión y otras enfermedades inmuno-prevenibles, basándose en evidencia científica en Salud Pública, de la cual Chile tiene una historia en la cual respaldar acciones que beneficien a la población. Ello además se encuentra enunciado en el Objetivo Estratégico 1 de las Metas de la década 2011-2020 «Reducir la carga sanitaria de las Enfermedades Transmisibles y contribuir a disminuir el impacto social y económico» 36, Referencias bibliográficas 1.- De Quadros C A, Izurieta H, Carrasco P, Brana M, Tambini G. Progress toward measles eradication in the region of the Americas. J Infect Dis 2003; 187 (Suppl 1): S102-10.2.- Moss W, Griffin D. Measles. Lancet 2012: 379: 153-64.3.- William J. Moss and Diane E. Griffin Global measles elimination Nature 2006; 4: 900-8.4.- Dudgeon J A. 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Estrategia Nacional de Salud para el cumplimiento de los Objetivos Sanitarios de la Década 2011-2020. Chile, 247 págs. Recibido: 17 de julio de 2015 Aceptado: 24 de julio de 2015 Los autores declaran no tener conflictos de interés. Correspondencia a: Luis Delpiano M. [email protected]

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¿Como los españoles trataban a los indígenas?

‘Los indios maltratados’ Los españoles maltrataban a los indios, los golpeaban con garrotes y algunos eran asesinados con espadas. En las minas había muchos indios obligados a trabajar. Los indios no descansaban, tenían que trabajar para los españoles.

¿Cómo llegó la viruela a América?

En 1518, tras la llegada de los conquistadores españoles a la isla La Española, un brote de viruela, enfermedad que no se conocía en el nuevo mundo antes de la llegada de los europeos, diezmó la población. De allí se extendió rápidamente por las Américas y exterminó a la mayoría de los aztecas e incas.

¿Qué enfermedades trajeron los españoles en la conquista de América?

Las epidemias en América, cuestión de etnias y de clases – Queda claro, pues, que la primera causa del descenso de la población indígena fue, con diferencia, la epidemiológica. Lo cual, no lo olvidemos, ha sido una constante en la mayor parte de los grandes procesos expansivos de la Historia.

  1. Las bacterias viajaron junto a los españoles que, sin ser conscientes, introdujeron un arma letal frente a las poblaciones sometidas.
  2. Estas enfermedades nuevas (influenza, viruela, gripe, sarampión, varicela, peste bubónica, etc.) se sumaron a otras endémicas que ya padecían ellos, como la sífilis, la tuberculosis o la disentería.

Ya Diego Álvarez Chanca, médico que viajó junto a Colón en su segunda travesía descubridora, se percató de que las enfermedades afectaban más a los amerindios que a los europeos. No tardaron en aparecer pruebas evidentes de que estos sucumbían más masivamente ante un mismo agente morbífico.

Efectivamente, las enfermedades se cebaron con los nativos por dos motivos: uno, su aislamiento durante milenios, es decir, que no tenían inmunidad alguna ante ellas. Y otro, porque cuando les sobrevinieron, una detrás de otra, se encontraban subalimentados y vivían en pésimas condiciones de vida y de higiene.

Ya lo denunció el padre Las Casas al señalar que las epidemias fueron más virulentas por el extenuante trabajo al que se vieron sometidos, por la escasez de alimentos y «por su desnudez». En el siglo XX, otros muchos historiadores, como Tzvetan Todorov, afirmaron igualmente que los amerindios acentuaron su vulnerabilidad a los microbios debido a que estaban agotados de trabajar, hambrientos y desmoralizados.

También antropólogos como Marvin Harris han recalcado que la capacidad de recuperación de grupos afectados por epidemias ha estado siempre directamente relacionada con una dieta equilibrada y con un nivel suficiente de proteínas. En Europa se cebaron con los más desfavorecidos, pues, cuando las plagas llegaban a ciudades populosas, perecían entre un tercio y la mitad de la población.

Eso fue lo que ocurrió en el Viejo Mundo entre 1360 y 1460, o más de un siglo después en Venecia, donde perdieron la vida nada menos que 50 000 personas entre 1575 y 1577. También en América pasaron a mejor vida muchísimos colonos, víctimas de las citadas epidemias, sobre todo en los primeros años, debido a la falta de infraestructuras sanitarias y a la escasez de alimentos.

  • No obstante, nadie se ha ocupado aún de cuantificar el número de españoles fallecidos en estas plagas y de ofrecer cifras comparativas con la mortalidad indígena.
  • Como hemos visto, en Europa el aspecto social de las epidemias es bien conocido; los escasos avances médicos solamente alcanzaban a las clases privilegiadas.

Sin embargo, en pocas ocasiones se ha aplicado estas mismas concepciones al caso de los amerindios. En el Nuevo Mundo, al igual que en Europa, los microbios se volvieron a cebar con los más desfavorecidos, De hecho, el padre Las Casas escribió que los sanos iban a trabajar a las minas, mientras que los viejos y enfermos quedaban desamparados en los pueblos, por lo que «perecían todos de angustia y enfermedad sobre la rabiosa hambre».

  1. Es conocido el dramático lamento de los indios de Chiametla al acusar a los hispanos de servirse de ellos cuando estaban sanos y de abandonarlos a su suerte cuando enfermaron.
  2. Por su parte, Antonio de Herrera fue más allá, al vincular directamente hambre y epidemias.
  3. De hecho, cuenta que, en 1539, los nativos de Popayán dejaron de sembrar la tierra para intentar echar a los españoles.

A continuación, pasaron una gran hambruna que vino sucedida de una no menos rigurosa «pestilencia». Y es que en algunos casos está bien demostrada la relación entre miseria y enfermedad, como ocurre con el tifus que se contagiaba a través de los piojos. Qu Enfermedades Se Desarrollaron En Los IndíGenas A RaíZ De La Conquista EspañOla? Mitayos quechuas según la Primer nueva corónica y buen gobierno (ca.1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615). Esta obra, dirigida al rey Felipe III, denunciaba los abusos que sufrían los indígenas del Perú. La leyenda reza: «indio capitán alquila a otro indio por el indio enfermo, azogado, porque no se acabe de morir».

  1. Es cierto que su aislamiento secular aumentó la virulencia de las epidemias, pero también que la situación de desamparo, de desatención sanitaria, la carestía alimenticia y la política reduccionista acentuaron sus efectos.
  2. De alguna forma hubo, como ha escrito Massimo Livi-Bacci, una «confiscación de energías» que provocó una reducción notable de su capacidad de supervivencia.

Además, los aborígenes no contaban con ningún tipo de infraestructura sanitaria, pues ni disponían de hospicios propios, ni sus familias tenían posibilidades de atenderlos y alimentarlos en casa. En amplias zonas de América era frecuente que a los enfermos se les dejase comida y bebida y se los abandonase a su suerte, «si lo comía bien, si no, que se muriese».

  1. Asimismo, la política de concentración o de reducción de los naturales a pueblos, para favorecer, como se decía entonces, su vida en policía, favoreció considerablemente el contagio.
  2. También debió influir la misma mentalidad de los vencedores y de los vencidos.
  3. Los primeros porque no movieron ni un ápice para evitar la propagación de estas enfermedades infecciosas, pensando que se trataba de un castigo divino por las idolatrías pasadas.

Atribuir estos azotes epidémicos a la providencia divina era verdaderamente funesto, pues dado que lo mandaba Dios, poco o nada se podía hacer por evitarlo. ¿Habría disminuido la morbilidad si los españoles se hubiesen preocupado más por ellos? Con total seguridad, pues, según fray Toribio de Benavente, cuando en 1529 con motivo de la epidemia de sarampión se prohibió a los naturales bañarse en agua fría y se cuidó en alguna medida a los enfermos, los índices de mortalidad descendieron sensiblemente.

¿Cuáles enfermedades son herencia de la conquista española en México?

Historia de las epidemias en el México antiguo Algunos aspectos biológicos y sociales * Angélica Mandujano Sánchez, Luis Camarillo Solache y Mario A. Mandujano Epidemias en la época prehispánica Al consultar el pasado de la medicina, ¿qué deseamos saber? La historia médica estudia la salud y la enfermedad a través de las épocas, así como la actividad y las relaciones humanas que tendieron a promover la salud, a prevenir la enfermedad y curar al enfermo. La enfermedad y las prácticas médicas son parte de la cultura y de la civilización. El historiador médico que consulta el pasado desea conocer las condiciones de salud de una sociedad dada, en un tiempo específico. ¿Había muchas enfermedades?, ¿qué enfermedades prevalecían?, ¿la gente moría joven o muchos llegaban a edad avanzada? Las condiciones de vida de una comunidad son determinantes para la incidencia de la enfermedad. Conocer cómo vivía la gente, los ricos y los pobres, los señores y los esclavos, las facilidades para alimentación, vivienda, sus recreaciones Saber si hacían algo para prevenir la enfermedad o promover la salud. A mayor conocimiento de las causas o mecanismos de la enfermedad mayor eficiencia para interferir con su curso y mejor preparación para prevenirlos. Sin embargo, esto depende de factores no médicos, de la idea filosófica o religiosa que se tiene del cuerpo, de la salud y de la enfermedad. Investigar si todos los estratos sociales tienen acceso a condiciones higiénicas favorables o no, la actividad de los médicos o curanderos y la historia social del paciente, y cómo interactúan ambas. ¿Dónde se trataban los pacientes?, ¿en su casa, en los templos, en los hospitales? En el presente ensayo se abordan estos temas. Aunque predomina la tendencia a ponderar la buena salud existente antes de la llegada de los conquistadores y contrastarla con los diversos y graves padecimientos causantes de las severas epidemias en el siglo xvi que asolaron a México y produjeron la muerte a nueve de cada diez indígenas, se registraron numerosas epidemias en el altiplano mexicano antes del siglo xvi y siempre aparecieron relacionadas con problemas sociales de gran trascendencia. Los cronistas mencionan la aparición de varios fenómenos fuera del orden natural hacia 1446, cuando sobrevino la gran inundación que motivó la construcción de un dique que separara las aguas saladas y dulces de la laguna. Chimalpahin reporta una plaga de langostas y Veytia señala que desde 1448 surgieron problemas por la falta de lluvias y la escasez de cosechas. De 1450 a 1454 la sequía y las heladas extemporáneas llevaron a los pueblos de Anáhuac a una crisis catastrófica de hambre y enfermedad. En el año 10-conejo (1450) ocurrieron cambios climatológicos violentos condicionando una helada extemporánea que propició que aumentaran el hambre, la contaminación de las aguas por la muerte de animales acuáticos y la aparición de enfermedades. Otra serie de heladas causó pérdida de las cosechas y escasez de semillas para la siembra. El hambre se dejó sentir más en las pequeñas ciudades del área de influencia de Tenochtitlan y Texcoco, aunque esta última padeció más a causa de las epidemias, ya que el hambre y la enfermedad hicieron que pereciera la mayor parte de sus habitantes. Los gobernantes tomaron medidas para combatir el hambre y sus consecuencias. En las cabeceras de la Triple Alianza: México-Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, los señores Moctezuma Ilhuicamina, Netzahualcóyotl y Totoquihuatzin dejaron de levantar tributos durante los seis años que duró la calamidad. Además abrieron sus trojes y graneros donde guardaban el tributo que habían recaudado en los años anteriores y repartieron maíz y frijol entre los pobres de su reino.1,2 En CeTóchtli (1453), uno conejo, hubo una hambruna que diezmó a la gente. El Códice Chimalpopoca registra esta calamidad en el año «1. Tochtli. En este año todo se aconejó» es decir, se apropió de todos los males de un signo astrológico desventurado como sería uno-conejo, o «se fue con los totonacas. Entonces estaba la guerra de los chalcas en todas las cercas del monte (quauhtenampan); y por esto cesó, ya no se hacía la guerra. Hubo hambre tres años; ya no se daban los mantenimientos».3 Los habitantes de estas zonas comenzaron a migrar hacia tierras calientes, en donde no se habían dejado sentir las inclemencias del tiempo. Los habitantes del altiplano vendían su libertad a cambio de un puñado de comida, otros cambiaban a sus hijos por maíz y eran comprados por los totonacas, quienes los llevaban al centro de México. Torquemada lo describió señalando de aquí resultó una grandísima hambre, y tanto, que llegaron estos Pobres Mexicanos a comer Raíces, de Tulin y otras Raíces de yervas silvestres, por no tener cosa que comer; y llegó a tanto la penuria, que se vendían los unos a los otros, por precio de Maíz: y viendo el Rei y su Consejo, que esto pasaba, y que era fuerza pasara así, porque de todo punto no perecieran los Mexicanos, dieron permiso, de que ya que se hubieren de vender por esclavos, fuese el valor y precio de una doncella, cuatrocientas mazorcas de maíz, que desgranadas hacen una hanega, o poco menos, y el de un Mancebo, o Mozo, fuesen 500 mazorcas.4 Fue necesario además, cuando menos en Tenochtitlan, dar permiso a los habitantes de emigrar a otros lugares donde pudieran obtener con qué mantenerse. Al año de estar repartiendo alimentos a los pobres, las reservas de Moctezuma se empezaron a agotar al acercarse el mes octavo de su calendario, hasta que finalmente se acabaron. El éxodo fue inmenso y a la multitud comprada se agregó la muchedumbre de los que por propia voluntad emigraban. Los caminos quedaron sembrados de huesos de aquellos que no pudieron llegar a su destino y fueron detenidos por la inanición y por la «plaga del cielo» que se desató. Desde el inicio de las calamidades, Alva Ixtlilxóchitl 5 expresa que por las nevadas de 1450 la temperatura enfrió de tal manera que se presentó un «catarro pestilencial», a consecuencia del cual murió mucha gente, en especial de edad avanzada. Puede suponerse que el padecimiento en cuestión afectaba las vías respiratorias y pudiera tratarse de algún tipo de influenza que periódicamente se manifiesta con un carácter epidémico, de alta mortalidad. Esto puede atribuirse a que a las catástrofes en que los alimentos más esenciales escasean, y con mayor razón cuando faltan por cinco años completos, se suman diversos tipos de padecimientos infectocontagiosos que proliferan, a la par que el aparato inmunológico de la población afectada se deprime con la imposibilidad de obtener proteínas. Muchas fuentes mencionan el consumo de cosas contrarias a la salud como causa de la mortandad y en el Códice Chimalpopoca se consigna que «En el año 3 técpatl, en este año se dieron los bledos, que era todo lo que se comía y por eso huvo mortandad. Fue el tercer año que huvo hambre. Están pintadas las figuras de la gente, a quien comen las auras y los coyotes». Probablemente se agregaron problemas gastrointestinales. Cuando en 1455 empezó a llover y hubo abundancia, los efectos del hambre desaparecieron paulatinamente, pero las epidemias siguieron cobrando víctimas todavía en 1456.5,6 En general, para los indígenas prehispánicos todos los males, físicos y sociales, eran considerados producto de la voluntad de los dioses, a la actitud de las divinidades hacia el hombre: una maldición, un castigo. La intervención del factor psíquico en la concepción de las enfermedades jugó un papel importante, para los pueblos indios, pues cualquier alteración del orden cósmico o del humano era considerada realizada por los dioses. Así, estos pueblos tributaban adoración especial a los astros y procuraban complacer en todo a sus dioses para evitar que las calamidades cayeran sobre ellos: Cuentan las historias, que pocos días antes de la guerra, apareció en el cielo una gran Cometa la cual duró hasta el fin de la batalla. Esta señal tuvieron por mal agüero; porque estos indios (también como nosotros los castellanos) conocen de ellas significar Hambres, Pestilencias, y Guerras como en esta ocasión se verificó.7 El fin de Tula se ha atribuido a muchas causas, entre ellas políticas, económicas, etcétera, pero también puede tomarse en cuenta una gran pestilencia acaecida en el año 7 tochtli, a la que se hace mención en las crónicas: «de las mil partes toltecas se murieron novecientas», de manera que esta epidemia influyó poderosamente en el abandono de Tula y en las migraciones. Hubo otra epidemia durante el gobierno del señor totonaca de Mizquihuacan, que empezó por una hambruna que duró cuatro años y vino después la pestilencia. Los muertos eran tantos que no alcanzaron a sepultarlos y el aire estaba contaminado haciendo víctima a todo el pueblo, que casi se extinguió. Los aztecas, al hablar de su peregrinación, también hacen mención de las epidemias, ya que por causa de ellas salieron en busca de nuevos sitios donde habitar.8 Chimalpahin, en su Tercera Relación, anota un caso de despoblamiento por epidemia en el año 3 pedernal (1456) en Chalco (posible difteria), y en el Códice Chimalpopoca «4 técpatl. En este año Xochtlan se despobló con pestilencia». «5 calli. En este año Tequantépec se despobló con pestilencia, al igual que Amaxtlán». Se consigna que las poblaciones de Xochtlán, Tecuantepec y Amaxtlan fueron asoladas por epidemias en el año 4 técpatl (1496).6 No se conocen las características de estas epidemias, pero posiblemente fueron tifo exante-mático o bien enfermedades de las vías respiratorias, que influyeron en el despoblamiento. La región maya también fue asolada varias veces por diferentes epidemias desde la destrucción de Mayapán hasta unos cincuenta años antes de la llegada de los españoles. El nuevo mundo Existen numerosas pruebas de que cuando el hombre blanco llegó por primera vez casi todo el territorio de América era salubre y muchas regiones estaban densamente pobladas. Fray Bartolomé de Las Casas recorrió la América española entre 1511 y 1547, quizá mejor que ningún otro hombre de su tiempo, para llevar a cabo su obra a favor de los indios, por la cual le confirieron los títulos de Apóstol de las Indias y Protector de los Indios. No se ha encontrado en sus escritos mención alguna acerca de comarcas insalubres debido al paludismo u otra enfermedad.9 La rápida desaparición de la población nativa era un hecho sobresaliente en la conquista de América en Tierra Firme Panamá, Colombia, Venezuela, México, Perú, Nicaragua, Florida, Luisiana, Nueva Inglaterra y Canadá. Las Casas, vehemente partidario de un tratamiento justo a los indios, atribuía los sufrimientos y la rápida desaparición de los nativos a los malos tratos de los españoles. Fray Toribio de Motolinía, en una carta dirigida al rey y fechada en Tlaxcala el 2 de enero de 1555, acusa a Las Casas de calumniar a los españoles; menciona que los indígenas han disminuido en gran número en los últimos diez años debido a las pestilencias y no al maltrato. Además, señala que «Dios castigó a la Nueva España con diez plagas trabajosas» que son la viruela, el sarampión, el hambre, la guerra, la opresión y los tributos en varias formas, la esclavitud y el trabajo en minas.10 Herrera trata de explicar el descenso de la población de Tabasco: Antes había una multitud de indios, pero las muchas enfermedades y pestilencias que existen en esa región han disminuido en grandes cantidades, y además porque cuando están enfermos de sarampión, viruela, catarros, flujo con sangre y fuertes fiebres, acostumbran bañarse en los ríos sin esperar a que la enfermedad haya mitigado, y por eso mueren. Y de acuerdo con la doctrina cristiana, no se les permite más de una mujer, mientras que antes podían tener diez o doce, y por eso no puede aumentar el número de indios, especialmente entre los chontales.11 Oviedo expresa la opinión de la clase española oficial y explotadora. Al referir la despoblación de La Española dice: Todos los indios de esta isla fueron encomendados por el almirante Colón a los castellanos que vinieron a vivir aquí, y muchos de los que llegaron y que hablan como testigos creen que cuando el almirante descubrió la isla, la encontró poblada con un millón o más de indios de los dos sexos y de todas las edades, pero ahora en este año de 1548 se cree que de todos ellos y de los que nacieron después, ya sólo quedan quinientos nativos y descendientes de aquellos habitantes, pues la mayor parte de los que ahora viven aquí han sido traídos por los cristianos desde otras islas y de la Tierra Firme para que fueran sus sirvientes, ya que las minas eran muy ricas y la codicia de los hombres era insaciable, y algunos hacían que los indios trabajaran sin descanso y otros no les daban bastante de comer Muchos indios por su pasatiempo se matan con veneno para no trabajar, y otros se ahorcan con sus propias manos, y los además se contagian con tantas enfermedades, especialmente de ciertas viruelas pestilentes que existen en toda la isla, que en poco tiempo se acabarán todos los indios. En ningún lugar fueron los indios tratados con equidad y en ningún aspecto padecieron más que con las enfermedades del hombre blanco, para ellos desconocidas. Estas enfermedades fueron factores poderosos en el aniquilamiento y la subyugación de los indígenas y constituyeron elementos de gran importancia en la conquista y la colonización de las tierras por parte de los blancos.9 La tragedia negra En la contienda entre indios y blancos se introdujo un nuevo factor de gran importancia: el hombre negro. El conquistador, desesperado por la falta de mano de obra, encontró una fuente de abastecimiento nueva, accesible, económica y en apariencia inagotable: el negro africano. El negro es un nuevo actor en el escenario de las enfermedades, un portador de nuevos y terribles padecimientos que aniquilan y debilitan al blanco y al indio por igual. Las embarcaciones llenas de esclavos no sólo transportaban crueldad y sufrimiento humano, sino también las semillas de terribles epidemias y pandemias.12,13 Los padecimientos que trajo el negro se volvieron endémicos en el Nuevo Mundo y desde entonces han sido de primordial importancia en la historia. Ciertos padecimientos que eran tolerados por los blancos y los negros fueron fatales para el indio. Este factor por sí solo pudo haber sido importante en el éxito o el fracaso de la conquista; en otras palabras, el desafortunado africano llegó a América no sólo como esclavo del blanco, sino también como una de sus armas mortíferas. Poco después de la llegada de los primeros colonizadores hizo su aparición la esclavitud, la que fue introducida en las Antillas en 1501, o antes. En esa fecha un decreto real autorizó el traslado a La Española de esclavos negros nacidos en cautiverio entre los cristianos. De esa manera, las ordenanzas reales de España permitían la esclavitud del negro en América. Es improbable que tantos esclavos hubieran «nacido en cautiverio entre los cristianos» y la importación directa desde África pudo haber comenzado en 1501 o 1502.14 A medida que desaparecían los indios, en las posesiones españolas se necesitaba un mayor número de esclavos negros. Bartolomé de Las Casas, a pesar de su filantropía, fue en parte responsable de la esclavitud negra en América, ya que la recomendó, porque consideraba que el negro era más resistente que el indio y podía soportar el arduo trabajo que estaba aniquilando al indígena. En realidad, el africano era más resistente a las enfermedades recientemente importadas. El tráfico de negros se caracterizó por una gran mortandad entre los negros y también de los blancos que los transportaban. Con los datos existentes en los documentos recopilados por Donan se calcula que la mortandad de los esclavos durante la travesía atlántica fue mayor a 30% en los siglos XVI, XVII y XVIII.14 En el siglo xviii aparecieron algunos libros que tratan de las enfermedades de los esclavos, pero no se mencionan los padecimientos que trajeron. Sin embargo, es importante señalar que las enfermedades incluidas son en gran parte las mismas que produjeron la mortandad o que requirieron tratamiento en los barcos de esclavos o en la costa occidental de África. Dazille manifiesta que la diarrea y la disentería eran frecuentes y mortales, y que las helmintiasis y las enfermedades venéreas eran muy comunes; agrega que la neumonía era grave y los abscesos pulmonares frecuentes al igual que el pian.14 Sólo en los viajes del interior hacia las costas de África se calculaba que morían 5/12 de la totalidad de las caravanas. Se apartaba a los viejos y a los enfermos y se les tiraba al mar, con un peso al cuello; si había sobrantes de mercado se les exterminaba o dejaba morir de hambre. La experiencia comercial aconsejaba alimentar bien a los esclavos antes de su venta, una vez engordados se les frotaba la piel con aceite para darles una apariencia saludable.15 James Thompson señaló que la disentería, la helmintiasis y la anquilostomiasis caquéctica eran comunes, al igual que la viruela. También era muy frecuente una ligera fiebre «nerviosa» tal vez fiebre tifoidea, el tétanos y el pian; la sífilis era rara.14 La enfermedad más común y mortal era, aparentemente, la disentería. Casi siempre que se atribuye una elevada mortandad en un viaje a un padecimiento, se menciona la disentería por sí sola o como una de las causas principales. También se cita a la viruela y en muchos casos la muerte se relaciona a la carencia o al deterioro de las provisiones. Los negros también padecían helmintiasis y algunas veces eran tratados contra los parásitos. En ocasiones se menciona que los esclavos morían de letargia, que quizás era la enfermedad del sueño o tripanosomiasis. No existen pruebas de que los traficantes supieran que también estaban importando el paludismo y la fiebre amarilla, o que les hubiera preocupado saberlo. Para prevenir la difusión de los padecimientos de los negros se practicaba la cuarentena o separación de los esclavos de reciente importación. Sin embargo, esto no impedía la introducción de enfermedades con periodos de latencia largos, como el paludismo, la tripanosomiasis, la amibiasis, la anquilostomiasis, la lepra, la filariasis, el pian y la sífilis, ni tampoco excluía a los mosquitos transmisores de la fiebre amarilla. Una de las enfermedades citadas, la del sueño o tripanosomiasis, no pudo adaptarse porque en América no existe la mosca tsetsé, su insecto vector; la fiebre amarilla pudo no haber existido durante los primeros 150 años de colonización española debido a la ausencia del mosquito que la transmite. En las tierras altas de México, Colombia, Perú y Bolivia, situadas por arriba del nivel donde se encontraba el paludismo y la fiebre amarilla, el indio pudo sobrevivir para transformarse en peón, en el trabajador inexperto, servil y explotado. En estos altiplanos existe actualmente paludismo, pero los datos disponibles indican que su introducción es reciente y que no se presentó durante siglos después de la conquista.14 Las grandes epidemias del siglo XVI A partir de la llegada de los españoles a México se produjeron, durante el siglo xvi, una serie de terribles catástrofes epidémicas que asolaron al país. Y se considera esta periódica mortandad como una de las causas que más influyó en la decadencia de las razas aborígenes, pues en breve tiempo acabó con la mayor parte de los individuos.16 Desde el momento de la fusión de las dos razas se desencadena por el territorio mexicano un conjunto de pestilencias (como entonces se designaban) que, por ser de etiología desconocida y atacar a individuos no inmunizados, adquirieron violencia inusitada. Con los peninsulares vinieron enfermedades desconocidas que atacaban a los indios, que contribuyeron mucho a disminuir el número de habitantes y el espíritu de los que lograron sobrevivir. La caída de sus dioses ante la cruz y quedar sus vidas sujetas a manos extrañas, les produjo una indiferencia muy peligrosa para el vivir. Así lo consideraron los mismos españoles, y Fray Gerónimo de Mendieta escribió que «era gente que no deseaba alargar la vida tanto como nosotros».17 Aún no había acabado la conquista cuando se produjo la epidemia de viruela transmitida por un negro (Francisco de Eguía): Y volvamos ahora al Narváez y a un negro que traía lleno de viruelas, que harto negro fue en la Nueva España, que fue causa que se pegase e hinchiese toda la tierra dellas, de lo cual hubo gran mortandad; que según decían los indios, jamás tal enfermedad tuvieron, y como no la conocían lavábanse muchas veces, y a esta causa se murieron gran cantidad dellos.Llegó en 1520 en uno de los navíos que trajeron las fuerzas de Pánfilo de Narváez; venía enfermo de viruela, y cuando «salió a tierra, fuelas pegando a los indios de pueblo en pueblo, y cundió de tal suerte esta pestilencia, que no dejó rincón sano en la Nueva España», así fue como en «algunas provincias murió la mitad de la gente, y en otras poco menos». La epidemia costó la vida a miles de indígenas, entre ellos Cuitláhuac, hermano de Moctezuma, que le había sucedido en la jefatura del pueblo azteca.18 La causa de tantas muertes dependió, según los cronistas de la Orden de San Francisco, de «ser enfermedad no conocida y no saber los indios el remedio contra las viruelas». Los frailes pensaban, aparte, que tanto morir se debía a que todavía no llegaban a la Nueva España los «doce primeros» frailes franciscanos, que junto con los que vinieron después fueron los «médicos así corporales como espirituales» de los indios, pues de otra manera hubiesen evitado, por lo menos durante la epidemia, «la costumbre que ellos tienen de bañarse a menudo, sanos y enfermos, en baños calientes, con lo cual se les inflama más la sangre y así morían infinitos por todas partes». También muchos murieron de hambre «porque por todas partes caían de golpe, no podían curar unos de otros, ni menos había quien les hiciese pan». Con esta epidemia de viruela se inauguró la terrible sucesión de calamidades. Los supervivientes llamaron a esta enfermedad hueyzáhuatl, que quiere decir gran lepra, porque de los pies a la cabeza se henchían de viruelas. La segunda epidemia ocurrió en 1531 y vino también por parte de los españoles. Fue de sarampión. Se difundió rápido entre los indios, y muchos murieron aunque no tantos como por la viruela; sin embargo, produjo grandes estragos.19 Al sarampión lo llamaron záhuatl tepiton, que quiere decir lepra chica, para distinguirla de la viruela. Señala el Códice Telleriano, 24 que «el primer año de esa lámina es el Chicome Tóchtli, 7-conejo, 1537 (1538), en que hubo una epidemia de viruela». López de Gomara pone por esta fecha una peste de sarampión, enfermedad desconocida hasta entonces por los indios, por lo que no sabiendo su curación causó gran mortandad. El códice representa la enfermedad con unos hombres con el cuerpo cubierto de manchas negras. Desde la epidemia de 1532 los indios recibieron ayuda muy eficaz de los franciscanos. En 1545 sobrevino la tercera epidemia conocida del siglo XVI, caracterizada por los síntomas siguientes: «pujamiento con sangre y juntamente con calenturas, y era tanta la sangre, que les reventaba por las narices». Ni los españoles ni los indígenas mencionan de qué enfermedad se trata, pero se descubre un padecimiento febril, hemorrágico, con un síndrome cólico sangriento, que causó gran mortandad entre los indígenas. Varias epidemias fueron de matlazáhuatl, nombre indígena para designar el tabardete o tabardillo pintado de los españoles, o sea el actual tifus exantemático. El tabardete endémico desde épocas precortesianas era bien conocido de los españoles. El primer libro de medicina que se publica en México, la Opera medicinalia de Francisco Bravo, está en su mayor parte dedicado a la enfermedad que, con brotes periódicos, diezmaba a la población mexicana. El síntoma más aparente del tifus o tabardillo es el exantema petequial. Los códices indígenas representan a estos enfermos con la piel cubierta de manchas parduscas. En 1576 nuevamente murió mucha gente por una epidemia con «pujamiento de sangre» como la anterior.18 Otra denominación de las epidemias del siglo XVI fue cocoliztles, Cocoliztle en náhuatl quiere decir plaga o epidemia, mas en estos dos casos perdió su significado general para convertirse en nombre específico de una enfermedad no identificada, pero similar en ambos casos. No era claramente tabardete ni viruela ni sarampión; el cocoliztle no tenía erupción cutánea y sí copiosas hemorragias nasales y apostemas (abscesos) retroauriculares, que eran su síntoma predominante.20 La de 1545, más benigna, quedó consignada tanto en los libros españoles como en los códices indígenas. Sahagún dice: el décimo señor que fue de México se decía Cuitláhuac y tuvo el señorío 80 días, cuando ya los españoles estaban en México, y en tiempo de este acaeció una mortandad o pestilencia de viruelas en toda la tierra, la cual enfermedad nunca había acontecido en México, ni en otra tierra de esta Nueva España, según decían los viejos, y a todos afeó las caras, porque hizo muchos hoyos en ellas; y eran tantos los difuntos que morían de aquella enfermedad, que no había quien los enterrase por lo cual en México los hechaban en las acequias, porque entonces había muy grande copia de aguas; y era muy grande hedor que salía de los cuerpos muertos.21 El año 1545 hubo una pestilencia grandísima y universal donde, en toda Nueva España, murió la mayor parte de la gente que en ella había. Por su parte los indígenas escriben: «año de 1544 y de 1545 uvo una gran mortandad entre los yndios», y pintan debajo un grupo de cadáveres envueltos en petates, o representan el Hospital Real de los Indios en una imagen donde aparece un indio hospitalizado quejándose. De esta epidemia, según los cálculos, fallecieron más de 80 mil enfermos, en su mayoría indígenas. se difundió entre nosotros una gran peste, una enfermedad general. Comenzó en Tepéilhuitl. Sobre nosotros se extendió: gran destruidora de gente. Algunos bien los tapó, por todas partes (de sus cuerpos) se extendió, en la cara, en la cabeza, en el pecho, etcétera Muchos murieron de ella, pero muchos solamente de hambre murieron: hubo muertos por el hambre: ya nadie tenía cuidado de nadie, nadie de otros se preocupaba. Pero a muchos con esto se les hechó a perder la cara, quedaron cacarañados, quedaron cacarizos. Unos quedaron ciegos, perdieron la vista.18 Todas las manifestaciones culturales y económicas de la época se resintieron del daño. Francisco Hernández ocupaba entonces el cargo de protomédico de todas las Indias, y a él se debe la descripción científica de la enfermedad en que se relatan sus síntomas, hallazgos necrópsicos y tratamientos empleados. La enfermedad se extendió a todo el país, calculándose en más de dos millones el número de muertos. Los pueblos quedaron desolados, con los campos, las minas y las industrias abandonados. Todos los documentos de la época hacen referencia a la tragedia, que también se refleja en la literatura y el arte. Los códices indios no se quedan atrás y en el códice de 1576 se puede leer: «En agosto estalló la peste, la sangre salía por las narices, los frailes nos confesaban y nos dieron permiso para comer carne» 18 No se ha llegado a saber qué enfermedad era. Tal vez la población se vio afectada por varias enfermedades simultáneas, pues los síntomas de los relatos corresponden a cuadros clínicos diversos. Se ha pensado en gripe hemorrágica, fiebre amarilla, icteroespiroquetosis, infecciones virales e incluso paludismo, sin descartar la segunda participación del tifus y las tifoideas. La población indígena fue la más afectada, los negros en menor escala y los españoles enfermaron menos. Probablemente se debió a las condiciones más deficientes de vida de los sectores más afectados. En la epidemia de 1588 hubo una circunstancia concomitante de la gran carestía de maíz, y por virtud de la peste y hambre murieron muchos indios en Tlaxcala, Tepeaca y el Valle de Toluca.22 A fines de 1595 y principios de 1596 se desató la última epidemia del siglo XVI, que fue mixta pues consistió en sarampión, paperas y tabardillo, que sin alcanzar la gravedad de los cocoliztles produjo profundos estragos. Apenas dejaron a un hombre en pie, por más que la mortalidad fue muy reducida, al compararla con las anteriores. Esto se explicaba por una abundancia en las cosechas. Aparte, los indios enfermos tuvieron atención más eficaz que en las otras epidemias anteriores, ya que en esta ocasión fray Juan Baptista, guardián del convento de San Antonio de Texcoco, estableció lo que se ha llamado «un hospital nacional». Otra circunstancia consistió en que don Gaspar Fonseca y Zúñiga, conde de Monterrey, tomó a su cargo y muy directamente el cuidado de los indios enfermos.19 Efectos de las epidemias y hambrunas en la población colonial de México A las enfermedades importadas de Europa y África durante la conquista y la colonización de América, contra las cuales la población indígena carecía de anticuerpos, se unieron las guerras y la imposición de un sistema económico de explotación distinto, que trajeron una baja en la productividad agrícola y con ella el hambre. Epidemias y hambrunas formaban ciclos casi interminables. Las enfermedades epidémicas más notorias durante la colonia fueron el matlazáhuatl, la viruela, el sarampión y el hambre, todas ellas designadas por los indígenas cocoliztli o peste. La viruela o hueyzahuatl y el sarampión o tepitonzáhuatl o mathaltotonqui, enfermedades epidémicas, provocaron alta mortalidad sobre todo en grupos de 0-5 años de edad y sin diferencia de clase social. Llegaban a atacar a otros grupos de edad cuando la enfermedad tardaba más de 15 años en presentarse; en este caso, produjeron abortos y mortinatos cuando afectaron a mujeres embarazadas.23 El matlazáhuatl (pintas en forma de red) era una enfermedad preferencial de las clases bajas o mal alimentadas, es decir, indígenas y castas; se presentaba en dos formas y siempre se acompañaba de crisis agrícolas. La primera variedad era una combinación de fiebre tifoidea y tifo; la segunda se refiere a una combinación de hepatitis epidémica con tifoidea. El sector más afectado por esta segunda variedad es el que correspondía a la población económicamente activa, especialmente a hombres mayores de 18 años. En este grupo de edad la enfermedad y la mortalidad merman la población seriamente, puesto que son la base económica de la familia, la cual queda desamparada, lo que provoca aumento de la mortalidad en los grupos dependientes. El hambre se presentaba en forma endémica y epidémica, desde el hambre oculta hasta la inanición absoluta. Ambas formas afectaban diferencialmente a las clases sociales y preferentemente a los pobres y a los niños, siendo consecuencia no sólo de las crisis agrícolas sino del modo de producción colonial (semiesclavo, peonaje, indios laboríos, sistema de haciendas y tiendas de raya). Había otras enfermedades epidémicas: eruptivas (rubéola, pitiflor, erisipelas, vejigas, paperas), pulmonares (tos ferina o tos chichimeca, neumonía, pleuresía, tabardillo o tifo exantématico) y gastrointestinales (disentería, diarrea, seguidillas) tercianas o cuaternarias, fríos y calenturas y, por último, una que denominaron «la bola» por la cantidad de enfermedades conjuntas que se presentaron resultantes de una grave crisis agrícola.24 La escasez, la carestía, el mal estado de los alimentos, las condiciones de desnutrición, de abastecimiento de agua y de hacinamiento de la población, propiciaban el desarrollo de gran cantidad de enfermedades gastrointestinales y pulmonares contagiosas que atacaban indiscriminadamente a los grupos vulnerables pero no a las clases sociales altas. Los niveles de vida juegan un papel determinante en cuanto a niveles de salud y sanidad y a defensas de contagio. Las condiciones socioeconómicas de las poblaciones indígenas y castas en general harán de éstas, víctimas más fáciles de las enfermedades transmitidas por el piojo, la pulga y el aire. Estos grupos sociales vivían hacinados, en lugares que carecían de ventilación, agua y drenaje. Aparte de esto, el bajo nivel adquisitivo y el hambre ancestral contribuían a la rápida contaminación masiva y demoledora. En estos casos la mortalidad atacaba en su primera fase a los dos extremos de la pirámide de edades. Los factores más importantes en relación con las epidemias fueron: 1) número de años en que la enfermedad no se presentó; en el caso de inmunizar a algunas generaciones de la población; 2) estado nutricional de la población, que dependió de las variaciones del precio del maíz y las clases sociales; 3) mes del año en que se desarrolló la enfermedad y tipo de clima, ya que una epidemia que aparecía durante la sequía y el calor era más cruel y duraba más, así como su presencia antes o después de la cosecha; 4) grupos de edad que afecta. Las epidemias novohispanas durante el siglo XVI dentro del marco histórico social de su época Las ideas indígenas en el momento de la conquista no diferían mucho de las españolas, pues dentro del pensamiento cristiano se consideraba también a las epidemias como castigo divino. Los mayores pecados atribuidos a los indios de la Nueva España fueron «la idolatría de la embriaguez y la embriaguez de la idolatría». Se consideró por algunos autores que los indios sufrieron epidemias debido a sus pecados de idolatría y embriaguez, ya que una vez convertidos ocultamente adoraban a sus dioses enterrándolos en los mismos santuarios cristianos, en sus casas o en los montes.17 Sin embargo, muchos autores españoles coincidieron en considerar el espíritu sencillo y las grandes virtudes de los naturales, que al abrazar la fe católica se mostraban piadosos, devotos y sinceros. Para estos nuevos cristianos las epidemias no fueron consideradas como males, sino bienes o gracia de Dios, que les permitían conocer la verdadera fe y morir en ella para salvar su alma. Ganaban la vida eterna y se salvaban del mal trato y esclavitud de los españoles, quienes se vieron así privados de la indispensable mano de obra y contemplaron asimismo frustrada su codicia. Los nuevos católicos se procuraron con las devociones del culto un gran consuelo espiritual. Por eso la Nueva España fue campo propicio para devociones populares, entre las que se encuentra como la más importante la de la Virgen María, que fue venerada por miles de enfermos indígenas recién convertidos. Nuestra señora de Guadalupe en México. En 1531 hubo una pestilencia (sarampión) que se propaló por los pueblos indígenas cercanos a la ciudad de México. En este año ocurrieron las apariciones de la imagen de Nuestra señora de Guadalupe y las subsiguientes curaciones milagrosas de los indígenas. Como el caso de Juan Bernardino, anciano tío de Juan Diego, del pueblo de Tulpetlac. A ambos se les apareció la Virgen a la misma hora el 12 de diciembre de 1531. La salud que la imagen proporcionó a los naturales fue juzgada tan notable que desde entonces se la tomó como protectora especial contra las enfermedades epidémicas. Las curaciones por medio del agua del Pocito, los novenarios y muchas otras devociones pías fueron creando el ambiente para que la Protectora de los Indios fuera considerada en el siglo XVIII como el escudo de armas con el que México entero se defendía de muchos males. Este escudo, de acuerdo con el cronista, fue hecho por Dios de la humilde y frágil tilma de Juan Diego. La Virgen de la Salud en Pátzcuaro. Es una imagen de caña de maíz y fue confeccionada en 1538 por manos indígenas bajo la dirección de don Vasco de Quiroga, quien mandó colocarla en el Hospital de Santa Marta de esa ciudad, para consuelo de los indígenas, puesto que además de los males físicos que los atacaban eran también fáciles víctimas de los hechiceros. Nuestra Señora de Ocotlán en Tlaxcala. En el año de 1541 diezmó aquella población una epidemia de viruelas, los indios morían por centenares. En circunstancias milagrosas, según la tradición, fue encontrada una imagen de la Virgen María en un bosquecillo cercano a Tlaxcala, en Ocotlán, por un indio llamado Juan Diego. La imagen habló y dijo que los indios sanarían si tomaban agua del río cercano. Las curaciones no se hicieron esperar y el culto a esta imagen prevalece hasta nuestros días, siendo su santuario uno de los más visitados por los fieles. Nuestra señora de Los Remedios en México. Aunque especialmente venerada por los españoles, fue invocada mediante un novenario para que cesara la epidemia de 1576 y 1577 que acabó con cerca de dos millones de indios. Como el mal no cedía, se decidió llevar la imagen desde su santuario, en el pueblo de Los Remedios, hasta la catedral. Los ruegos fueron escuchados y la estación de lluvias llegó, «terminando la peste repentinamente» La Virgen María, en sus diversas advocaciones, se mostraba protectora de los indios en las circunstancias más penosas para éstos. Existió además entre ellos el culto a los santos. Así San Rafael Arcángel, San Lorenzo, San Carlos Borromeo, San Cosme y San Damián, San Roque y otros, llegaron a ser intercesores de los indios.25 Triplemente atacados por el conquistador, la enfermedad y el hambre, los mexicas vieron desmoronarse el señorío construido por sus antepasados, pues no supieron qué hacer frente a los elementos adversos que no pudieron superar, entre ellos la viruela. Esta epidemia los azotó durante sesenta días correspondientes a sus meses tepéhuitl a panquetzaliztli, De acuerdo al relato indígena nadie podía moverse ni acostarse, ni caminar; no podían auxiliarse unos a otros, y para colmo después de la enfermedad vino el hambre. Así se inauguró la lista de epidemias que azotaron a la población que Hernán Cortés añadió a los dominios de España. Las consecuencias de estas enfermedades colectivas fueron graves. El gobierno español se vio precisado a legislar acerca de ellas, estableciendo hospitales y eximiendo a los indios de tributos y pagos cuando fuesen atacados por el mal. El monarca Carlos I dictó en 1546 una ley para que se relevase de los tributos a los indios que sufrían de epidemia. Las condiciones de esta dispensa eran que se revisara la tasación hecha en el pueblo o pueblos afectados y de acuerdo con los daños sufridos, y que los visitadores y comisarios determinasen la cantidad justa que los indios deberían pagar sin que sufrieran gravemente. Como no en todos los casos se cumplió la ley, muchos pueblos indios quedaron afectados, de manera que el mismo monarca quiso remediar las injusticias dictando una ley cuatro años más tarde, en la que se recomendó restituir a los indios o a sus herederos lo que hubiesen pagado de más. Consideró que el pago excesivo de tributos privaba a los indios del sustento de sus casas y de sus necesidades, por lo que era menester moderar la paga.25 A pesar de las leyes anteriores las tasaciones impuestas a un pueblo no siempre eran correctas, pues el número de tributarios variaba con las epidemias. Cuando esto sucedía, los caciques, a veces, cobraban el tributo a las viudas e hijos menores que por ley estaban exentos. En otros casos, después de las enfermedades, algunos sobrevivientes abandonaban su lugar de origen y marchaban en busca de otro lugar. Las autoridades, sin embargo, cobraban a los que habían quedado en el pueblo la misma cantidad estipulada antes de haber sufrido la consecuencia de la enfermedad y el despoblamiento. Causas de las epidemias Las epidemias, como enfermedades que minaron a la población indígena, fueron una constante preocupación, tanto si se las mira desde el punto de vista médico como político y filosófico. En un nuevo mundo, y frente a seres que no se habían visto antes, los especialistas médicos, teólogos y políticos no encontraron durante tres siglos la solución adecuada contra las enfermedades, que cada vez que aparecían acababan con miles de seres humanos. Durante el siglo xvi los misioneros pensaron en ellas como una de las diez plagas con que fueron atacadas las tierras recién descubiertas. Felipe II incluyó en su cuestionario, enviado a las provincias, qué enfermedades habían sufrido los pueblos antes y después de la llegada de los españoles, de las medicinas con las que se curaban, etcétera.26 Las Relaciones de los pueblos que aparecen en los Papeles de Nueva España, recopilados por Francisco del Paso y Troncoso, generalmente contestan que las más frecuentes epidemias, como la viruela y el sarampión, llegaron con los españoles y que a partir de entonces pueblos enteros fueron arrasados.25 Hacia el siglo XVIII se daban razones con más tintes científicos acerca de los males. El presbítero don Cayetano de Cabrera y Quintero fue comisionado para que hiciera un estudio sobre los males sufridos en la ciudad de México, y lo dio a conocer bajo el nombre de Escudo de armas de México, Las causas que se enumeran son de origen no natural, y producidas por el aire respirado, la comida, la bebida, el movimiento y la quietud, «lo que se arroja o se detiene», el sueño y la vigilia y las pasiones del ánimo. Respecto a los indígenas, fueron consideradas como principales causas: el abuso de aguardientes y bebidas fermentadas; el poco alimento que consumían, basado en dieta de maíz cocido, chile y pulque, lo cual hacía que no tuvieran cantidad suficiente de «sangre y linfa»; el clima de contrastes de la ciudad de México, aunado a la poca vestimenta de los aborígenes y a las condiciones de sus casas, pues dormían en el suelo con humedad y frío; el abuso del pulque y el baño frío, y finalmente, la actitud mental del indio ante las enfermedades. Eran presas del temor, no se curaban y atraían la muerte sólo de miedo. Esto último corrobora la afirmación de Castiglioni y de Aguirre Beltrán, en el sentido de que las enfermedades colectivas van generalmente acompañadas de un estado de ánimo propio al mal general en una comunidad. De origen sobrenatural se podría considerar el castigo divino contra los que se embriagaban e idolatraban, pero también se incluye la ambición del peninsular dispuesta a obtener las mayores riquezas explotando al indígena. Las soluciones que se trataron de dar fueron varias: hospitales, boticas, medicinas, todo ello una vez que la enfermedad había aparecido. Pero la dieta de los naturales no cambió, únicamente se trató de eliminar el pulque, lo cual no se logró, pues proporcionaba buenos ingresos a la corona, a pesar de que el mal ocasionado era mucho mayor. Las condiciones de alojamiento también siguieron igual, el indígena continuó viviendo en chozas y no contó con el descubrimiento de la vacuna. Quedó la población como víctima propicia para toda suerte de enfermedades. Sólo el consuelo espiritual fue considerado el mejor y único remedio. Otra explicación fue la que dieron los astrólogos, quienes al observar los fenómenos celestes les atribuyeron los beneficios o los males que sufría la humanidad. Por ejemplo, durante 1543-1546 se observaron tres cometas. Las enfermedades epidémicas de la Nueva España fueron resultado también del medio ambiente de la época. Las sequías, la insalubridad y la mala alimentación hicieron de los indios presas fáciles de las enfermedades. Todos estos factores aunados propiciaban los decesos, puesto que si no llovía a tiempo no podían lograrse buenas cosechas y sin éstas el escaso alimento indígena, cuyo fundamento era y es el maíz, no existía.25 La enfermedad retiraba de sus labores a miles de campesinos, y la tierra por falta de riego adecuado se volvía infértil. Si a esto se añade que las ratas buscaban alimento y se acercaban más al hombre, la presencia de enfermedades después de una sequía resulta lógica. Las epidemias dieron ocasión a que los cristianos ejecutaran obras de piedad, socorriendo a los enfermos con la construcción de hospitales, boticas y enfermerías, que fueron obras oficiales y privadas. El culto católico floreció especialmente mediante la invocación de la Virgen María en sus diversas imágenes, de los principales santos, especialistas en enfermedades, y merced a las peregrinaciones, novenarios y demás manifestaciones de culto externo que formaban parte de la vida social de Nueva España. Las aglomeraciones en donde se mezclaban enfermos y sanos daban ocasión a que se propagase la epidemia, y hubo que prohibir que los afectados del mal entraran a los templos y se bañaran en lugares públicos. La venta de imágenes, escapularios y otras reliquias suplieron la presencia de los enfermos en estas ceremonias religiosas. No siempre las epidemias fueron propicias al desarrollo del cristianismo; algunos indios aprovechaban la muerte de los nuevos cristianos para volver al culto de sus antiguos dioses. Recomendaban, por ejemplo, que los conversos no aceptaran los sacramentos por ser éstos causas de mortandad. Por su parte, la ciencia médica buscó afanosamente remedios a estos males. Sólo a mediados del siglo XVIII se lograron los beneficios de la vacuna antivariolosa introducida en México por el doctor Balmis. Otras enfermedades como el tifo, la fiebre amarilla y el paludismo fueron desapareciendo paulatinamente muy avanzado el siglo XIX. El tifo exantemático. Posible relación con el cocoliztli Existen algunas evidencias de que algunas enfermedades que alcanzaron magnitud de epidemia en México después de la conquista, habían existido en América mucho tiempo antes. El tifo exantemático es un caso de especial interés que se aclaró durante las primeras décadas del siglo xx. En 1906, dada la relevancia del tifo, Justo Sierra abrió un certamen concediendo cincuenta mil pesos para premios sobre trabajos relacionados con la enfermedad. Ese año el concurso fue declarado desierto. En 1916 se aceptó el papel de una Rickettsia como agente causal. El doctor Nicolle señaló el papel del piojo como agente transmisor de la enfermedad, mediante observaciones y experimentos que permanecen hasta la fecha. El tifo, según Nicolle: es una enfermedad móvil, siguiendo al hombre en sus viajes, acampando en los lugares donde se acuesta, yendo de aquí para acompañar a su vez a todos los que ha frecuentado, afección pegada a su piel y a sus vestidos íntimos, como el mismo piojo y que se para en el umbral de los hospitales y en todos los puntos en que el hombre encuentra agua, jabón y ropa limpia.27 Lo que ha sucedido en México confirma lo propuesto por Nicolle: el tifo seguía las aglomeraciones humanas. El ejército era amagado por el tifo, durante la independencia y la reforma; en las plazas sitiadas como en Puebla en 1863, Querétaro en 1867, en 1876 en Tuxtepec, y en Ciudad Juárez en 1911. Pero había diferencias entre el tifo de Nicolle y el tifo mexicano. La teoría de Nicolle sólo se aplicaba a las clases más bajas, y a quien las frecuentaba: oficiales, médicos, personas caritativas, que tenían oportunidad de pescar un piojo entre mendigos; mientras el mexicano atacaba a todas las clases sociales.
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Mediante diversos procedimientos, los especialistas mexicanos observaron que ni todos los picados por piojo contraían el tifo ni todos los atacados tenían piojos. Además, en el sur de Estados Unidos se presentó una epidemia de tifo cuya transmisión no pudo atribuirse al piojo. Maxcy, Mooser y Dummer lograron demostrar en las pulgas de la rata y de los perros un virus idéntico al tifo mexicano. Gracias a los estudios de Mooser, Varela y Ruiz Castañeda se ha llegado a la conclusión de que existe en México, tal vez desde épocas prehistóricas, un tipo endémico de tifo, generalmente benigno y cuyos agentes de transmisión son la rata y la pulga. Otro tipo es el epidémico, el tabardillo, que suele ser más grave que el anterior; vino con los conquistadores e inmigrantes y su agente transmisor es el piojo. Éste es un dato que puede explicar que las epidemias afectaran a una población debilitada por el hambre y la desnutrición, incapaz de defenderse. Vale como hipótesis para el cocoliztle. Conclusión Al repasar algunos episodios de la historia de las enfermedades en la América novohispana, ¿qué logramos comprender? La historia médica nos muestra el papel de la enfermedad en la historia del hombre. Matizó las relaciones humanas. A la llegada de los españoles diversos centros urbanos ya habían sido abandonados, quizá por hambrunas, tal vez por epidemias. Sin embargo, las condiciones sanitarias e higiénicas eran satisfactorias en la mayoría de los centros urbanos, especialmente en Tenochtitlan. Las enfermedades, sus causas, sus formas de diseminación, eran desconocidas para los indios y su dotación biológica era insuficiente en cuanto a resistencia natural o mecanismos inmunológicos para defenderse. Durante los primeros siglos de la colonia las condiciones de vida se deterioraron a tal grado, por miseria, insalubridad, falta de recursos para atender las enfermedades, falta de la mínima idea de prevención, que la población india, mestiza y negra fue víctima de toda clase de epidemias. La población de tierra firme estuvo cercana a desaparecer como sucedió en las islas caribeñas. En pocas ocasiones la enfermedad y las prácticas médicas contribuyeron en tal grado a modificar el curso de la historia. El hombre moderno no ha sido capaz de aprender las lecciones de la historia. O tal vez, ciertos grupos las aprovechan para su beneficio. El análisis de las condiciones actuales nos demuestra que las cosas no han cambiado. Numerosos pueblos en el Cercano y Medio Oriente, además de ser invadidos militarmente sufren hambrunas y epidemias. Los pueblos africanos y otros del tercer mundo sucumben a la peste iniciada el siglo XX, la infección por los vih. ¿Cómo podrán asimilarse realmente las lecciones de la historia de las enfermedades, para prevenir nuevas catástrofes en el orbe? * Angélica Mandujano Sánchez es profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. Luis Camarillo Solache imparte cátedra en la Universidad de la Laguna, en Tenerife, España. Mario A. Mandujano es profesor-investigador de la UAM-Xochimilco. Referencias bibliográficas 1 Viesca, Carlos, «Hambruna y epidemia en Anáhuac (1450-1454) en la época de Moctezuma Ilhuicamina», en Florescano E. y M. Elsa (eds.), Ensayos sobre la historia de las epidemias en México, México, Instituto Mexicano del Seguro Social, 1982, pp.157-165.2 Durán D., Fray, Códice Durán, México, Arrendadora Internacional, 1990.3 Dupaix, M., Antigüedades de México. Basadas en la recopilación de Lord Kingsborough, edición facsimilar, México, Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 1964.4 De Torquemada, F. Juan, Primera parte de los veintiún libros rituales y monarquía indígena, con el origen y guerras, de los indios occidentales, de sus poblaciones, descubrimiento, conquista, conversión y otras cosas maravillosas de la misma tierra, segunda edición, Madrid, 1723.5 Viesca, Carlos, op. cit., p.99.6 Códice Chimalpopoca. Anales de Cuauhtitlan y leyenda de los soles, en Primera serie preshispánica, segunda edición, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1975.7 De Torquemada, F. Juan, op. cit., p.85.8 Hernández Rodríguez, Rosaura, «Epidemias y calamidades en el México prehispánico», en Florescano E. y M. Elsa, op. cit., pp.139-153.9 Ashburn, Percy Moreau, «El Nuevo Mundo», en Ashburn F.D. (ed.), Las huestes de la muerte. Una historia médica de la conquista de América, México, imss, 1981, pp.33-44.10 Ibid,11 Herrera, Antonio de, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano, en cuatro décadas desde el año de 1492 hasta el de 1531, Madrid, 1720. Citado por Hernández Rodríguez, op. cit.12 Martínez, José Luis, Pasajeros de Indias, 2a reimpresión, México, Alianza, 1997.13 Ashburn, Percy Moreau, «La tragedia negra», en Ashburn F.D., op. cit., pp.47-56.14 Ibid,15 Martínez, José Luis, op. cit,16 De Somolinos d’Ardois, Germán, «Las epidemias en México durante el siglo XVI», en Florescano E. y M. Elsa, op. cit., pp.205-214.17 Hernández Rodríguez, Rosaura, «Epidemias novohispanas durante el siglo XVI», ibid,18 De Somolinos d’Ardois, Germán, op. cit.19 Ocaranza, Fernando, «Las grandes epidemias del siglo XVI», en Ocaranza F. (ed.), Historia de la medicina en México, México, Conaculta, 1995.20 López de Hinojosos, Alonso, Suma y recopilación de cirugía con un arte para sangrar muy útil y provechosa, México, Academia Nacional de Medicina, 1977.21 De Sahagún, Fray Bernardino, «Allí se dice como vino una gran peste con que murieron los de aquí; se llama `gran sarna'», en Garibay Á.M. (ed.), Historia general de las cosas de Nueva España, México, Porrúa, 1989, pp.791-792.22 Ocaranza, Fernando, «Las grandes epidemias del siglo XVI, en la Nueva España», en Malvido E.F., op. cit., pp.201-204.23 Malvido, Elsa, «Cronología de epidemias y crisis agrícolas en la época colonial», en Florescano E. y M. Elsa, op. cit,24 Ibid.25 Hernández Rodríguez, Rosaura, op. cit.26 Sáenz de la Calzada, Carlos, La geografía médica en México a través de la historia, México, Politécnica, 1958.27 Fernández del Castillo, Francisco, Historia de la Academia Nacional de Medicina de México, México, Fournier, 1956.

¿Quién creó la cura del sarampión?

1963. El Dr. Enders y sus colegas elaboran la vacuna atenuada, desarrollada con el virus vivo, contra el sarampión Edmonston B. Esta vacuna y una segunda vacuna obtienen autorización en 1963.

¿Qué bacteria causa el sarampión?

Última modificación: 25/02/2022 El virus del sarampión pertenece a la familia Paramyxoviridae y al género Morbillivirus, Se trata de un virus con ARN monocatenario. Cada partícula tiene unos 100-300 nanómetros de diámetro y consta de una nucleocápside helicoidal rodeada de una envoltura.

¿Quién encontró la cura del sarampión?

Maurice Hilleman
Años activo 1941-2005
Conocido por sarampión, paperas, hepatitis A, hepatitis B, varicela, meningitis, neumonía y Haemophilus influenzae
Cargos ocupados Director del departamento de virología y biología celular
Empleador Merck & Co.

¿Cuál fue el impacto de la conquista española en la población indígena?

La conquista española de América significó una verdadera catástrofe demográfica para la población indígena, que en un plazo de medio siglo se redujo en más de un 80 por ciento con respecto al período precolombino. En lo que respecta a Chile, se estima que antes de la llegada de los conquistadores hispanos vivían alrededor de 1 millón de indígenas en todo el territorio nacional, número que se redujo abruptamente durante el siglo XVI debido a las epidemias traídas por los españoles, la desestructuración de los modos de vida tradicionales y una brutal explotación de la mano de obra nativa a través del sistema de encomienda,

Con la rebelión indígena de 1598, que arrebató al control español todos los territorios situados al sur del río Bíobío, se inició una nueva etapa, caracterizada por la ruralización de la sociedad, el progresivo declive de la población indígena encomendada y el aumento de la población de mestizos libres,

La caída demográfica de la población indígena del Valle Central fue tal que obligó a la elite hispanocriolla a buscar nuevas fuentes de aprovisionamiento de mano de obra, que iban desde la captura de esclavos indígenas al sur del Bíobío a la importación de importantes contingentes de mano de obra nativa desde Chiloé y la vecina Cuyo.

  • Por otra parte, en ese período se inició la introducción de esclavos africanos, los que, aunque nunca llegaron a ser numéricamente importantes, sí tuvieron un papel destacado en la sociedad colonial.
  • Los traslados de población, las continuas epidemias y los efectos devastadores de la guerra de Arauco causaron nuevos estragos en la diezmada población indígena del valle central, que poco a poco fue desapareciendo como grupo social significativo en la sociedad colonial.

En las primeras décadas del siglo XVIII la población chilena inició un lento pero sostenido proceso de recuperación demográfica, logrando tasas moderadas de crecimiento que se mantendrían durante todo el siglo. Sin embargo, el perfil étnico de la población había experimentado un profundo cambio, debido al predominio de mestizos y blancos y la virtual desaparición de la población indígena.

Este último proceso se experimentó de una manera más tardía en los valles del Norte Chico, que a mediados del siglo XVIII lograron altas tasas de crecimiento demográfico gracias al descubrimiento de nuevos yacimientos mineros, Paralelamente al crecimiento de la población, que se puede medir a través de los distintos censos y empadronamientos que se realizaron durante la segunda mitad del siglo XVIII, el paisaje del valle central chileno experimentó un profundo cambio, en el que jugaron un papel de primera importancia la fundación de nuevos centros urbanos a lo largo del territorio, el crecimiento espontáneo de otros -como sucedió con Valparaíso – y la consolidación de la gran propiedad territorial en los medios rurales, organizada bajo los sistemas de inquilinaje y peonaje,

El sistema social que emergió durante el siglo XVIII mantuvo un elevado nivel de estabilidad, el que aseguró su supervivencia por más de dos siglos. Sin embargo, en este período, las relaciones sociales estaban marcadas por la precariedad, que se hizo visible en el alto número de vagabundos y otras personas que escapaban a las normas dictaminadas por la Iglesia y la elite dominante,

¿Cuáles fueron las causas de la resistencia indígena?

Comúnmente se piensa que la resistencia indígena al español se limitó al proceso de conquista que culminó en la segunda mitad del siglo XVI. Inolvidables son las descripciones de cronistas e historiadores que narran episodios tan memorables como la caída de la ciudad de Tenochtitlán -capital del imperio azteca- o el desbande de Cajamarca, donde Francisco Pizarro logró apresar al Sapa Inca Atahualpa. Sin embargo, la resistencia al europeo fue una constante del largo período colonial. A medida que las huestes hispanas avanzaban e intentaban dominar los extensos territorios americanos, se enfrentaron a muchos pueblos que les opusieron una tenaz lucha. El rechazo se manifestó de diversas maneras, abarcando desde la simple resistencia pasiva incorporada al quehacer diario, hasta la rebelión armada y generalizada. En muchas zonas conquistadas por el español, los nativos continuaron con sus viejos ritos y creencias, desafiando a la autoridad que intentaba imponer su religión. Estallidos locales y motines de variada intensidad conmovían de tanto en tanto a todas las provincias de la América colonial. Por último, en importantes regiones alejadas de los grandes núcleos urbanos, la guerra permanente caracterizó las relaciones hispano-indígenas.
Las sublevaciones del siglo XVI se deben comprender en el contexto del proceso de conquista. En la mayoría de ellas predominó la violencia con todos sus excesos, practicados por ambos bandos. Por citar un ejemplo, en la guerra de Arauco en el reino de Chile, las crueldades eran pan de cada día. Fueron numerosos los empalamientos que afectaron a los mapuches, siendo quizás el más conocido el realizado al toqui Caupolicán. Por el otro lado, los soldados españoles se estremecían con el sonido de las flautas, fabricadas por los mapuches con los huesos de las canillas de hispanos capturados en combate. Ya a partir de la segunda mitad del siglo XVI, la excesiva intransigencia de los misioneros católicos respecto a las costumbres y creencias nativas, desencadenó diversos movimientos locales que combinaban la violencia con rasgos milenaristas. Generalmente estas rebeliones fueron estimuladas por hechiceros que anunciaban la llegada de nuevos tiempos. Se predicaba el abandono del cristianismo y la vuelta a las tradiciones precolombinas a través del restablecimiento del orden interrumpido por la conquista.
Un ejemplo de esta situación es la llamada guerra del Mixton en el norte de México (Nueva Galicia), entre 1541 y 1542. Allí las tribus cascanes se levantaron en la región de Tlatenango y Suchipila, quemando iglesias y cruces, matando misioneros y castigando severamente a los indígenas que persistían en la fe católica. Pero la evangelización no siempre fue resistida violentamente. En muchos lugares el milenarismo actuó silenciosamente a espaldas del español, originando movimientos que cuestionaban la dominación hispana en un plano ideológico y cultural. Quizás el caso más conocido fue el del Taqui Ongo en el Perú de las últimas décadas del siglo XVI. Este movimiento preconizó el enfrentamiento de los dioses indígenas con el dios cristiano, donde el triunfo pertenecería a los primeros. De esa manera, los europeos serían expulsados del mundo andino, iniciándose un nuevo ciclo cósmico. A la rebelión violenta y al milenarismo hay que agregar la incorporación parcial de algunos elementos de la doctrina católica, con el propósito de esconder la vigencia del culto a los dioses antiguos. El sincretismo religioso de nuestros días deriva precisamente de esta reacción, que permitió al indígena mantener parte de sus creencias bajo las formas del culto cristiano.
Si bien a lo largo del siglo XVII la religión católica fue paulatinamente asimilada en las zonas urbanas dominadas por los españoles, en las fronteras del imperio colonial la resistencia indígena fue un fenómeno permanente. Cuando empleamos el término «frontera», nos referimos a lo que Céspedes del Castillo definió como «un espacio geográfico en el que un pueblo en movimiento entra en contacto con otro u otros de cultura muy diferente a la de aquél. Frontera es, al mismo tiempo, el proceso de interacción entre esos pueblos y sus respectivas culturas, que en mayor o menor medida quedan influidas unas por otras. La frontera que se acaba o cierra en un lugar se abre en otro si el pueblo que la inició con su movimiento continúa desplazándose, hasta el instante en que ese dinamismo cese».
A lo largo de todo el período colonial existieron fronteras desde el desierto del norte de México o la selva amazónica, hasta el extremo sur de la gobernación de Chile. En estas extensas regiones habitaban pueblos nómades o seminómades que retrasaron o imposibilitaron la conquista española de dichos territorios. Cómo estas culturas pudieron hacer frente al europeo durante tantos años? Sin duda, se pueden enumerar muchos factores para comprender esta situación. Dejando de lado peculiaridades de índole netamente local, se aprecian características más o menos similares que son propias de la resistencia fronteriza. En primer lugar habría que señalar la difícil geografía de estas áreas en disputa, cuyo perfecto conocimiento por parte de los indígenas causó más de un dolor de cabeza a los españoles. Por ejemplo, los chichimecas del norte de Nueva España subsistían en zonas muy áridas gracias a un óptimo aprovechamiento de la flora y fauna del desierto, mientras los hispanos debían desplazarse con enormes bultos que les restaban movilidad.
La estructura socio-cultural de estos pueblos, basada en múltiples jefaturas locales, imposibilitaba al invasor concertar acuerdos de paz duraderos, pues cualquier cacique podía transgredirlos. No sólo los españoles experimentaron este problema, sino también lo vivieron los aztecas e incas en sus respectivas guerras expansivas. Por otra parte, la apropiación y asimilación de elementos materiales desconocidos para los indígenas, les permitió enfrentar con mayor eficacia al invasor. Uno de los ejemplos más ilustrativos fue el uso que los nativos dieron al caballo, que les otorgó una mayor movilidad, rapidez y sorpresa en la guerra y también fue incorporado al mundo ritual y a su dieta alimenticia.
Las tácticas militares empleadas por los naturales se fueron modificando, adaptándose a una guerra de emboscadas o «guerrillas», que evitaba la batalla a campo abierto contra las huestes hispanas. Estas características sin duda nos ayudan a entender mejor la larga duración de la resistencia que opusieron mapuches, chichimecas, chiriguanos, guaraníes, mayas, apaches y navajos, entre muchos otros. Además de las guerras fronterizas, en los siglos XVII y XVIII se registraron numerosas rebeliones indígenas al interior de las unidades administrativas coloniales. Estos conflictos fueron mucho más importantes de lo que la historiografía tradicional ha querido admitir. Por ello, los estudios monográficos sobre este tema son muy escasos. Si omitimos el caso del célebre levantamiento de Túpac Amaru en 1780 -conflicto que cuenta con una vastísima bibliografía- la mayoría de los otros movimientos ha permanecido casi en las tinieblas.
Muy poco se han difundido los alzamientos de Enriquillo en La Española, de los mayas del Yucatán, de los acaxées en el actual estado de Durango, de los indios pueblo del norte de México, de los nativos de la selva amazónica liderados por Juan Santos Atau Huallpa, de los calchaquíes del noroeste argentino o de Túpac Catari en la Audiencia de Charcas. Las rebeliones indígenas del período colonial se producen por diversas motivaciones que se pueden englobar en la imposición de un sistema económico y social que había quebrado las antiguas estructuras nativas. La resistencia germina cuando el aborigen decide rechazar dichas imposiciones por la fuerza de las armas.
El pesado servicio personal, la mita, la encomienda, instituciones laborales donde el indígena recibía escasos beneficios tras grandes esfuerzos, provocaron insatisfacciones. Si a ellas le sumamos el trauma de la conquista y la aparición de líderes que ensalzaban el milenarismo, podemos entender el estallido de numerosos motines de carácter local y de grandes rebeliones de mayor alcance. Sobre todo en el siglo XVIII, el clamor del indígena se dirigió contra la figura del corregidor. Estos funcionarios, mal pagados por la corona, acostumbraban realizar los «repartos de mercancías». Mediante este sistema se obligaba al indio a adquirir artículos que no eran de primera necesidad (medias de seda, libros de teología, porcelana china, etc.) e incluso se lo forzaba a endeudarse. Además, muchos corregidores actuaban despóticamente en su jurisdicción, tolerando abusos y disponiendo de la mano de obra indígena.
La rebelión encabezada por José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru) simboliza la respuesta indígena más radical frente a la situación descrita. No fue casual el temprano ajusticiamiento del corregidor de Tinta, hecho que se constituyó en la señal para el alzamiento de miles de indígenas del virreinato del Perú en noviembre de 1780. También hubo convulsiones producto de la ubicación del nativo en la pirámide social. La sociedad estamental colonial relegaba al aborigen a uno de los estamentos más bajos, existiendo escasas posibilidades de integración en la sociedad liderada por el estrato hispanocriollo. Los motines urbanos, con participación de mestizos y castas, estallaban precisamente por estas desigualdades. Veremos a continuación la localización de las principales rebeliones indígenas del período colonial en los siguientes mapas:
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AMERICA DEL SUR

rebelión de Manco Inca en 1536, continuada por Sairi Túpac, Titu Cusi Yupanqui y Túpac Amaru hasta 1572 movimiento milenarista del Taqui Ongo en la década de 1560 guerras calchaquíes en el noroeste argentino desde 1562 y rebelión calchaquí en 1659 acaudillada por el español Pedro Bohórquez insurrección de los indios quimbayas en 1577 en el valle del río Cauca alzamientos de los taironas entre 1571 y 1575 guerras protagonizadas por los chimilas, tupés y guajiros en la Audiencia de Bogotá rebelión de corte milenarista de tribus guaraníes, encabezada por Oberá alrededor de 1579 y guerras guaraníticas entre 1754 y 1756 levantamientos generales mapuches encabezados por Lautaro y Pelantaru en 1553 y 1598 respectivamente y rebeliones mapuches de 1655-1656, 1723 y 1766 guerras contra los chiriguanos en la Audiencia de Charcas durante el siglo XVI; levantamiento de los chiriguanos acaudillados por Aruma en 1727 y alzamientos chiriguanos en 1778 y 1799 guerra fronteriza contra distintos pueblos del Chaco (especialmente los guaycurúes), donde sobresale el levantamiento general de 1632 en el que participaron los olongastas, capayanes y los cacanos o diaguitas a mediados del siglo XVII se levanta el cacique Andrés Zampati en el bajo Urubamba y posteriormente se rebelan los mismos indígenas, liderados por Mangoré y Siquirincho levantamiento de los nativos de la isla de Chiloé en el sur de Chile en 1712 insurrección popular en Oropesa (Cochabamba) dirigida por el mestizo Alejo Calatayud en 1730 rebelión de Juan Santos Atau Huallpa en la selva amazónica en tierras del Gran Pajonal, desde 1742 rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, desde 1780 correrías de los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolás Catari en 1780 y 1781 y rebelión de Túpac Catari en la Audiencia de Charcas en 1781 levantamiento en la ciudad de Oruro en 1781 participación indígena encabezada por Ambrosio Pizco en el movimiento de los comuneros del Socorro en Nueva Granada, en 1781

MEXICO Y CENTROAMERICA

rebelión del Bahoruco encabezada por el cacique Enriquillo en La Española entre 1519 y 1533 alzamiento en Puerto Rico en 1511 guerra de Mixton en el norte de México (región de Tlatenango y Suchipila), donde se levantan las tribus cascanes al mando de Tenamaxtli en 1541 guerras chichimecas que enfrentan a los zacatecos, guachichiles, pames, cascanes y guamares con los españoles, entre 1550 y 1590 y alzamiento general de los guachichiles en Nueva León, en 1624 sublevación de los acaxées de la sierra de San Andrés abanderados por el «Obispo», en 1604 levantamientos de los tepehuanes en Nueva Vizcaya, en 1616 y 1617 rebelión de los indios guazaparis en 1632 en Sinaloa rebelión de las siete naciones desde 1643 en el norte de Nueva Vizcaya (Chihuahua), que aglutina a tobosos, cabezas, salineros, mamites, julimes, conchos y colorados alzamientos tarahumaras en 1646, 1650-1652 y 1684-1690 sublevación de los indios pueblo liderados por el hechicero Popé, en 1680 en torno a la ciudad de Santa Fe levantamiento de los indios de la Baja California (pericúes y coras) contra las misiones jesuitas, instigados por los jefes Botón y Chicori en 1734 y 1735 alzamiento de yaquis, pimas y mayos de Sonora en 1740 y rebelión de los pimas entre 1768 y 1770 enfrentamientos con grupos apaches de Tejas, en 1758 movimiento milenarista encabezado por Jacinto Caneq en Yucatán, en 1761

¿Qué fue lo que nos dejaron los españoles?

Los españoles aportaron una serie de elementos a nuestra cultura, que persisten hasta el día de hoy. Por ejemplo, el idioma español, algunos alimentos, la religión católica, animales como caballos, vacas y ovejas e instrumentos musicales.

¿Qué enfermedad mató a los aztecas?

La epidemia de viruela negra, un aliado silencioso e infalible en la caída de Tenochtitlan y Tlatelolco

Ambos diseccionaron las fuentes históricas para dilucidar aspectos polémicos en torno a las causas y los efectos que tuvo la enfermedad sobre la población indígena

Silenciosa e infalible, la viruela empezó a expandirse en la Cuenca de México tras la huida de los españoles en la llamada Noche Triste, cobrando la vida de macehuales (gente del pueblo) y gobernantes como Cuitláhuac, al convertirse en el arma más letal contra los mexicas y en el episodio que marca la unificación bacteriana del planeta.

El tema fue tratado en la segunda mesa del seminario digital «Tenochtitlan y Tlatelolco: reflexiones a 500 años de su caída», dedicada a los factores de salud y problemas de traducción que contribuyeron a este acontecimiento. En el conversatorio académico, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los investigadores de la Máxima Casa de Estudios, Carlos Alfonso Viesca Treviño y Sandra Guevara Flores, diseccionaron las fuentes históricas de soldados y frailes españoles, así como las crónicas indígenas escritas casi un siglo después, para dilucidar varios aspectos polémicos en torno a las causas y los efectos que tuvo la enfermedad sobre la población indígena.

Alfonso Viesca, del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la UNAM, recordó que para finales del siglo XV e inicios del XVI, cuando el reino español inició la exploración y posterior conquista de América, primero en las Antillas y luego en el continente a través de Mesoamérica, la viruela ya era endémica en Europa desde hacía casi un milenio, aunque se presentaban epidemias graves «de vez en vez», aproximadamente cada 100 años.

Sobre la cadena de contagio que correría por el mundo mesoamericano, ambos especialistas coincidieron que, con base en las fuentes históricas, por mucho tiempo se manejó que el «paciente cero» fue un esclavo negro que desembarcó en Veracruz, proveniente de Cuba, como parte de la tropa de Pánfilo de Narváez, en persecución de Hernán Cortés.

No obstante, en dicho barco venían, por lo menos, 15 nativos caribes que mantuvieron viva la enfermedad o fallecieron a causa de ella, siendo este el grupo portador que la propagó. Ese error extendido en el tiempo, se explica porque los españoles señalaron a ese individuo, a más no poder, en sus crónicas y otros documentos.

La idea que impregnaba las mentalidades ibéricas, era: ‘vamos a hacer una visión distinta de los africanos, porque no han aceptado la buena religión, es decir, el cristianismo. Además, por su piel oscura, la cual según ‘denotaba una carga demoniaca’; de manera que los españoles se encargaron de estigmatizar a este sector como causante de males graves», explicó la historiadora Sandra Guevara.

Quizás, porque el relato de la población indígena diezmada por la viruela, le habría restado gloria y mérito a la empresa de conquista, soldados como Bernal Díaz del Castillo y frailes cronistas no abundan en sus testimonios sobre el hecho; lo hicieron tiempo después los cronistas indígenas evangelizados como Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Domingo de San Antón Muñón Chimalpahin o Diego Muñoz Camargo (hijo de un español que sirvió a Cortés y de una tlaxcalteca).

Por los detalles en algunas fuentes se ha determinado que a partir de septiembre de 1520, la viruela negra –nombrada por los indígenas como totomonaliztli o «enfermedad de las ampollas»– hizo sucumbir al grueso de la población no solo de Tenochtitlan y Tlatelolco, sino también de Chalco, Texcoco, Coatepec, Chimalhuacán y la propia Tlaxcala, pueblo aliado a Cortés.

«En toda población virgen la enfermedad siempre se expresa en su forma más severa, en este caso la viruela negra fue la más letal. Los sobrevivientes acabarían cacarizos y en su mayoría incapacitados totalmente para combatir, fuera por el desarrollo de ceguera o por las secuelas de la gangrena en brazos y piernas, boca y nariz», explicó la experta del Instituto de Investigaciones Históricas en la transmisión realizada por el canal en YouTube, como parte de la campaña «Contigo en la distancia», de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Aunque los datos sobre el número de muertos por la viruela son inciertos, el historiador Alfonso Viesca expuso que, centrándose en Tenochtitlan y Tlatelolco, y conforme cálculos de diversos autores sobre una estimación de 120 mil casas, cada una ocupada por tres y siete miembros, en promedio, ambas ciudades concentrarían aproximadamente a 300 mil habitantes.

Se calcula que más de la mitad falleció por esta enfermedad, es decir, más de 150 mil mexicas. Cuando entramos a Tenochtitlan, íbamos caminando por encima de los cadáveres. Los cadáveres estaban apelmazados, apelmazados por la gran mortandad, el hambre y epidemia, y muchos de ellos estaban llenos de ronchas y lesiones en la piel, coinciden en su relato Francisco López de Gómara, Cortés y Bernal Díaz del Castillo.

Para el investigador, lo anterior indica que la situación se agravó por el hambre. Alimentándose de la corteza de árboles y agua insalubre por el sitio a la ciudad, muchos pobladores desarrollaron también disentería y hemorragias, posiblemente, por salmonela, que era endémica en Mesoamérica; «entonces se sumaron viruela, hambre y enfermedades de origen hídrico.

Esto nos explica el debilitamiento y la gran mortandad» Cuitláhuac, una víctima anónima La antropóloga física Sandra Guevara recordó que una víctima de la peste fue Cuitláhuac. El señor de Iztapalapa murió hacia finales de noviembre e inicios de diciembre de 1520, a pocos meses de haber asumido el mando de los destinos de Tenochtitlan.

Al ubicarse entre el destino trágico de su predecesor, Moctezuma II, y la gesta heroica de su sucesor, Cuauhtémoc, este personaje ha permanecido en la sombra pese a su relevancia. Cuitláhuac fue una figura prominente que estuvo en la llegada y recibimiento de los españoles en Iztapalapa y en México-Tenochtitlan, en la masacre del Templo Mayor, así como en el asedio a los conquistadores y su posterior expulsión victoriosa de la capital tenochca; no obstante, en las crónicas de fray Diego Durán y de Gonzalo Fernández de Oviedo, se le confunde con su primo hermano, Cuauhtémoc, equívocos a los que dio lugar el propio Hernán Cortés.

«Conocer sobre Cuitláhuac ha sido bastante difícil, pues debió ser borrado de las fuentes históricas. Se trataba de un personaje incómodo que, de haberse mencionado en las crónicas de los conquistadores, hubiera obstaculizado la creación de un discurso cristiano-ibérico del siglo XVI, mediante el cual se justificó el dominio y la invasión de un pueblo considerado salvaje que necesitaba conocer la ‘religión verdadera'», concluyó.

¿Cuál es la causa real de la viruela?

La viruela es una enfermedad aguda, contagiosa y a veces mortal causada por el virus variola y con la presencia de fiebre y erupciones en la piel que se van extendiendo.

¿Dónde se dio por primera vez la viruela?

Este artículo se publicó originalmente el 12 de noviembre de 2009 y ha sido actualizado el 20 de marzo de 2023. La viruela figura entre las enfermedades más devastadoras que jamás hayan existido en la historia de la humanidad. Alteró dramáticamente el curso de la historia, incluso contribuyendo al declive de civilizaciones enteras.

Se declaró erradicada en 1979 después de un programa de vacunación que está considerado como una de las victorias más importantes de la medicina moderna. Sin embargo, el pasado mayo de 2022, tras dos años de pandemia de COVID-19, se dispararon las alarmas de muchos sistemas de salud pública de varios países tras la detección de varios casos de una nueva enfermedad llamada viruela del mono,

Ahora, las vacunas contra la viruela han sido aprobadas para la viruela del mono, pero los expertos advierten que quedan muchas preguntas sobre la protección que brindan y la mejor manera de administrarlas. En una reunión de febrero de 2023 para tratar el brote de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que tiene una página informativa sobre esta variante específica, aseguró que: «Se han logrado avances significativos en la eliminación del actual brote de viruela símica en varios países y se ha reducido el número de casos en todo el mundo.

Aunque siguen siendo vigentes las recomendaciones temporales publicadas anteriormente, en el presente documento se hace hincapié en aquellas relativas a esferas de trabajo que siguen siendo problemáticas y a otras nuevas que han aparecido a partir de las enseñanzas extraídas». «La viruela símica es una zoonosis viral (enfermedad provocada por virus transmitido de los animales a las personas) rara, que produce síntomas parecidos a los que se observaban en los pacientes de viruela en el pasado, aunque menos graves.

Con la erradicación de la viruela en 1980 y el posterior cese de la vacunación contra la viruela, se ha convertido en el ortopoxvirus más importante. La viruela símica sigue apareciendo esporádicamente en algunas partes centrales y occidentales de la selva tropical de África», explica la Organización Mundial de la Salud,

  1. La viruela original es una enfermedad aguda y contagiosa causada por el Variola virus,
  2. Recibe su nombre del término en latín que significa «moteado», haciendo referencia a los bultos y pústulas que aparecen en el rostro y cuerpo de los afectados.
  3. Históricamente el virus ha matado al 30 por ciento de las personas que lo han contraído.

Los que sobrevivían a menudo quedaban ciegos, estériles, y con profundas cicatrices, o marcas de viruela en la piel. Se transfería por contacto directo con los infectados o a través de fluidos corporales o también a través de objetos contaminados como las camas.

  1. La enfermedad tenía dos variantes: la viruela mayor, que era la más común y la más severa y letal, y la viruela menor, que causaba una enfermedad menos agresiva, mortal en menos del 1 por ciento de los casos.
  2. Las otras formas, menos habituales, eran la hemorrágica y la maligna.
  3. Ambas causaban irremisiblemente la muerte.

Aunque la viruela del mono es mucho menos peligrosa que la viruela clásica, los dos virus están relacionados, y existe cierta evidencia de que la vacuna contra la viruela brinda protección contra la viruela del mono. Esta nueva enfermedad se transmite «a las personas por diversos animales salvajes, como roedores y primates, pero tiene una propagación secundaria limitada a través de la transmisión de persona a persona», añade la OMS.

El organismo internacional señala que la vacuna contra la enfermedad anterior es efectiva y que «la tasa de letalidad ha variado mucho en las distintas epidemias, pero ha sido inferior al 10 por ciento en los eventos documentados. La mayoría de las defunciones se producen en los niños pequeños y, en general, los grupos de edad más jóvenes parecen ser más susceptibles a la viruela símica».

«La razón por la que no la administramos de forma rutinaria es que es una de las vacunas más reactogénicas que tenemos», afirma Gregory Poland, investigadora de vacunas en la Clínica Mayo, en Minnesota, en este artículo de National Geographic, La clásica vacuna contra la viruela tiene efectos secundarios graves, como encefalitis y miocarditis.

Alrededor de un tercio de las personas no pueden contraerlo debido a afecciones médicas, como embarazo, trastornos cardíacos y sistemas inmunitarios debilitados. Galería relacionada: La lucha contra la viruela Sin embargo, a pesar del desarrollo de vacunas más seguras y más fáciles de administrar que la que recibió Polonia, su despliegue al público ha resultado complicado.

Los suministros son bajos, en parte porque se permitió que caducaran más de 20 millones de dosis en 2017, Pero incluso si hubiera suficiente vacuna contra la viruela para todos, los expertos dicen que la mayoría de la gente no la necesita, y que quedan muchas preguntas sobre cómo funciona contra la viruela del mono.

Aunque sus orígenes siguen siendo turbios, la evidencia más temprana de la viruela se remonta a unos 3.000 años en la antigua India y Egipto. Propagada a través de los fluidos corporales y el contacto directo con personas infectadas u objetos contaminados, la enfermedad mató a alrededor del 30 por ciento de las personas infectadas.

Las pruebas más tempranas de la enfermedad datan del Faraón Egipcio Ramsés V, quien murió en 1157 a.C. Sus restos momificados muestran marcas de viruela en su piel. La enfermedad se extendió luego hacia las rutas del comercio en Asia, África y Europa, llegando finalmente a las Américas en el siglo XVI.

Los indígenas no tenían ninguna inmunidad natural, por lo que se estima que un 90 por ciento de las muertes indígenas durante la colonización Europea fue a causa de enfermedades y no por la conquista militar. La viruela contribuyó al declive del Imperio azteca, en lo que ahora es México, después de la llegada del virus con los conquistadores españoles en el 1519.

Más de tres millones de aztecas sucumbieron a la enfermedad. Gravemente debilitados, los aztecas fueron vencidos fácilmente. La viruela también causó la muerte de un emperador inca incluso antes de la llegada de Francisco Pizarro y sus tropas y eliminó gran parte de la población inca del oeste de Sudamérica.

  • En Europa, se estima que la viruela acabó con 60 millones de personas sólo en el siglo XVIII.
  • Y en el siglo XX, con unos 300 millones de personas en todo el mundo.
  • La batalla humana contra la viruela comenzó hace más de 2000 años, por lo que los intentos de frenar la viruela son casi tan antiguos como la enfermedad misma.

En Asia, una técnica conocida como «viruelización» se basaba en infectar deliberadamente a la persona, introduciendo con aire a presión costras de viruela por la nariz. Los que recibían este tratamiento, contraían un tipo más benévolo de viruela y desarrollaban una inmunidad de por vida.

En 1796, se realizó un descubrimiento clave, gracias a un experimento del doctor inglés Eduard Jenner, que mostró que la inoculación de una variedad similar de la viruela, que está presente en las vacas, podría protegernos contra la enfermedad. El descubrimiento de Jenner fue clave para el posterior programa de vacunación, especialmente crucial ya que no hay ningún tratamiento efectivo para la viruela.

En 1967, entre 10 y 15 millones de personas contrajeron la viruela, y la Organización Mundial de la Salud lanzó una campaña mundial de erradicación basada en la vacunación. Gradualmente la enfermedad se fue concentrando sólo en el Cuerno de África, y el último caso conocido ocurrió en Somalia en 1977 y en 1980, la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente erradicada la enfermedad,

  • Para entonces, muchos países, incluido Estados Unidos, ya habían dejado de administrar la vacuna contra la viruela ya que la enfermedad ya no representaba una amenaza para sus poblaciones.
  • Era una enfermedad de viaje más exótica incluso en ese momento», dice Poland.
  • Pese a que la viruela se había convertido en protagonista tan solo en los libros de historia, seguía habiendo preocupaciones de que los terroristas pudieran convertir el virus en un arma.

Estos miedos se multiplicaron en los Estados Unidos después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Pese a que el riesgo de dicho ataque bioterrorista es muy bajo, los EE. UU. han desarrollado suficientes vacunas de un nuevo tipo, ACAM2000, para uso de emergencia.

Cultivada con métodos modernos de cultivo celular, esta vacuna no tenía ninguna de las impurezas de la primera generación, pero tenía un perfil de seguridad deficiente. Afortunadamente, ha llegado una nueva generación de vacunas contra la viruela. En 2019, la FDA autorizó una vacuna llamada Jynneos, conocida como IMVANEX en Europa e Imvamune en Canadá.

La inyección de dos dosis contiene una versión modificada del virus vaccinia que no se replica, lo que, según los expertos, lo hace más seguro para las personas con afecciones médicas subyacentes. Mientras tanto, Japón autorizó otra vacuna contra la viruela, LC16m8, que también se modificó para limitar su capacidad de replicación.

Aunque quedan muchas preguntas sobre estas nuevas vacunas, ofrecen algunas promesas a medida que el mundo se enfrenta a un brote sin precedentes de un ortopoxvirus diferente: la viruela del mono. Descubierto en colonias de investigación de monos en 1958, según relata Amy Mckeever en este artículo de National Geographic, el primer caso humano de viruela del mono se informó en 1970 en la República Democrática del Congo.

Es menos transmisible y menos peligroso que la viruela, y mata solo del 3 al 6 por ciento de las personas infectadas. A diferencia de la viruela, la viruela del mono circula entre los animales, lo que dificulta especialmente la erradicación de la enfermedad.

  1. Sin embargo, las primeras evidencias sugirieron que las personas que habían sido vacunadas contra la viruela podrían tener mejores resultados contra la viruela del mono.
  2. En 1988, investigadores en Zaire analizaron las tasas de casos de viruela del mono en personas con y sin cicatrices de vacunación contra la viruela.

El estudio concluyó que la vacuna contra la viruela fue 85 por ciento efectiva en la protección contra la viruela del mono, MacIntyre dice que, históricamente, los brotes de viruela del mono eran raros y pequeños, con números de casos de uno o dos dígitos.

  1. Pero eso ha ido cambiando en los últimos años.
  2. Un estudio de 2010 realizado en la República Democrática del Congo encontró un aumento de 20 veces en los casos de viruela del mono en humanos, con un número desproporcionado de infecciones en jóvenes que nunca habían recibido una vacuna contra la viruela.

«Luego, en 2017, comenzamos a ver brotes muy grandes en Nigeria y luego en la República Democrática del Congo», dice MacIntyre. La investigación de su equipo sobre los brotes en Nigeria entre 2017 y 2020 encontró que los casos estaban relacionados con la disminución de los niveles de inmunidad de la población, que consiste cada vez más en jóvenes que nunca habían recibido la vacuna contra la viruela, así como en personas mayores cuya protección de décadas había comenzado a desgastarse.

apagado. Aún así, la teoría de que las vacunas contra la viruela protegen contra la viruela del mono no es ciencia establecida, dice Wafaa El-Sadr, fundadora y directora de ICAP, un Instituto de Salud Global de la Universidad de Columbia. Si bien estos estudios sugieren que las personas mayores que fueron vacunadas contra la viruela pueden tener cierta protección, dice, «no tenemos ningún dato que respalde esto de forma definitiva».

La brecha de conocimiento es particularmente amplia cuando se trata de la nueva vacuna, Jynneos. Los únicos estudios hasta ahora que han demostrado la eficacia de la vacuna contra la viruela del mono se realizaron en animales, no en humanos, dice El-Sadr.

Tampoco está claro si Jynneos es segura para su uso en niños, que son más susceptibles a la viruela del mono grave. Y, dado que EE. UU. propone ampliar su suministro de vacunas inyectando dosis más pequeñas entre las capas de la piel, en lugar de en la grasa debajo de la piel, los datos que respaldan la medida son escasos,

«Puedo enumerar muchas, muchas preguntas que necesitan respuestas», dice El-Sadr. «La buena noticia es que tenemos una vacuna disponible que, con toda probabilidad, debería ser eficaz contra la viruela del mono en humanos». El brote de viruela del mono no significa que las vacunas contra la viruela estén a punto de volver a ser rutinarias.

  1. Después de todo, la decisión de administrar cualquier vacuna debe equilibrar los riesgos con los beneficios.
  2. Jynneos puede ser más segura que la generación anterior de vacunas, ya que no contiene virus vivos, pero aún presenta cierto riesgo de efectos secundarios, como síntomas similares a los de la gripe o una reacción alérgica.

Además, la viruela del mono se transmite abrumadoramente entre hombres que tienen sexo con hombres, lo que significa que el riesgo para el resto de la población es bajo. «Si no hay ningún beneficio, entonces no vale la pena correr ningún riesgo», dice Poland.

Los expertos también dicen que no hay una necesidad urgente de distribuir la vacuna como medida preventiva, como se hizo con la vacuna COVID-19. Las vacunas contra la viruela son efectivas después de la exposición, por lo que tiene más sentido priorizar las inyecciones para las personas que temen que puedan haber sido infectadas.

Por supuesto, este análisis de riesgo-beneficio podría cambiar dependiendo de lo que suceda a continuación. «Si es limitado y somos capaces de detener este brote, entonces es muy difícil decir que debemos recomendar esta vacuna para todos», dice El-Sadr.

  • Sin embargo, si no se logra contener la viruela del mono, quizás sea necesaria una vacunación más amplia, especialmente si se derrama en el reservorio animal y se vuelve endémica.
  • Las recomendaciones de vacunación también podrían cambiar si la viruela del mono comienza a circular ampliamente entre los niños, que corren un mayor riesgo que los adultos.

El-Sadr tiene la esperanza de que esto no suceda. «Afortunadamente, este virus es muy diferente de la viruela y las consecuencias de contraer la viruela del mono son muy diferentes de las infecciones de viruela», dice ella. «Tenemos un brote, eso es cierto, y eso es una gran preocupación.

¿Qué enfermedades tenian los indígenas de América?

La viruela, el sarampión, el tifo, la tosferina, las paperas, el hambre, la desnutrición y la explotación física y moral se sucedieron a partir de la conquista española, generando la muerte de millones de nativos.

¿Qué enfermedades trajeron los españoles a América Wikipedia?

Demografía – Gracias a la bula del papa Pablo III Sublimis Deus de 1537, que declaró a los indígenas hombres libres con todos los efectos y capacidades de cristianos, ​ los españoles se esforzaron en incorporar a los indígenas a su civilización y a su iglesia, incluso a costa de la anulación de su identidad cultural.

  • ​ El desplazamiento de españoles hacia América durante el siglo XVI apenas afectó al crecimiento demográfico de Castilla ​ ​ ​ ​ ​ ​ ​ En cambio, el llamado choque microbiano sobre todo tuvo efectos negativos en la población indígena americana.
  • Con la llegada de los colonos castellanos surgieron en América enfermedades desconocidas en el Nuevo Mundo, como la viruela, la gripe, el sarampión y el tifus, contra las que las poblaciones nativas no tenían resistencia.

​ ​ Los europeos tomaron contacto con otras enfermedades propias de América, como la sífilis, que diezmó a la población europea al propagarse en 1494 desde el sur de Italia (posesión perteneciente a la corona de Aragón). Entre el legado lingüístico de la población originaria, pueden contarse dos lenguas amerindias : el quechua y el guaraní, que han alcanzado el rango de lenguas cooficiales en algunos países hispanoamericanos, y cuya permanencia se debe en parte a su uso como lingua franca durante la obra evangelizadora colonial,

Durante el Virreinato del Perú, el quechua fue uno de los idiomas que los misioneros católicos emplearon para evangelizar a los indígenas ; se escribieron varios manuales (llamados «artes») y lexicones de este y otros idiomas importantes, como el aimara, el mochica o el guaraní, así como catecismos,

Ello permitió que aumentara su influencia sobre los pueblos andinos e incluso pueblos amazónicos que antes no lo hablaban. Un ejemplo es la amplia difusión en la actualidad del dialecto llamado quichua santiagueño, popular en la provincia argentina de Santiago del Estero,

¿Cómo entro la enfermedad en la raza humana?

Juntos y revueltos – Sin embargo, la cercanía a otros humanos no es el único factor. «Las enfermedades como las conocemos probablemente se originaron en animales que vivían en manadas en el pasado distante. Cuando los humanos se asentaron y empezaron a domesticar animales, entraron en contacto con sus infecciones «, señala Hardy.

Los expertos estiman que al menos ocho de las enfermedades de zonas templadas probablemente fueron transmitidas inicialmente de animales a humanos, entre ellas la tuberculosis, la tos ferina y la viruela. Fuente de la imagen, GETTY Pie de foto, En Occidente, en las últimas décadas no ha habido epidemias como las que solían arrasar con altos porcentajes de la población en el pasado.

Y hay otro factor importante: de la mano del asentamiento viene una creciente densidad de parásitos, «Surge la necesidad de establecer sistemas para deshacerse de las heces, la basura, los cadáveres, que si no son efectivos la infección se acumula in situ».

¿Qué es lo que trajeron los españoles?

¿Que nos trajeron los españoles en la conquista? – Los españoles introdujeron en América animales desconocidos: caballos, burros, vacas, ovejas y otros. También trajeron nuevas técnicas. Los españoles trajeron plantas que no había en América, como el trigo; pero aquí conocieron otras que no existían en Europa, como el cacao, la jícama, el maíz y muchas más.

¿Cómo se dio la resistencia indígena a la Conquista y la colonización?

RESISTENCIA INDÍGENA – CFAC

  • El 12 de octubre el pueblo de Nicaragua conmemora el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular, como un reconocimiento al heroísmo de nuestro pueblo indígena frente a los colonizadores españoles.
  • La heroica resistencia indígena inició con la llegada de los conquistadores españoles que significó un violento proceso de conquista y colonización de los territorios nicaragüenses, el cual, se enfrentó con un arraigado carácter militar de la cultura indígena, en la que la guerra se expresaba en un enorme espíritu de lucha y gran capacidad combativa.
  • Los ataques de los Caciques Diriangén y Nicaragua contra Gil González constituyeron las primeras manifestaciones combativas organizadas y desarrolladas en la historia en contra del invasor, expresando así el espíritu guerrero de los indígenas.

En 1524 el Cacique Diriangén se enfrentó a Gil González organizando aproximadamente cuatro mil guerreros, quienes atacaron a los españoles obligándolos a abandonar la batalla. El Cacique Diriangén es considerado un luchador por la libertad, la justicia, el decoro y expresaba su rechazo a la esclavitud y el vasallaje de los indígenas.

  • Seis años duró la resistencia liderada por Diriangén y su aguerrido ejército de aborígenes, quienes dieron una dura batalla contra el exterminio español, muchos de ellos fueron esclavizados y enviados a las minas en Perú.
  • Los indígenas, cruelmente esclavizados por los conquistadores españoles, nunca abandonaron el empeño de mantener su libertad y hacer prevalecer su tenaz resistencia.

Durante los siglos XVI al XVIII en el territorio que comprendía Nicaragua las manifestaciones de resistencia indígena: Sublevación, motín, sabotaje, emboscadas, ataques, huida, no pago de tributos, negativa de concebir hijos por las indígenas, entre otras formas de resistencia, fueron empleadas por nuestro pueblo.

  1. La resistencia indígena fue la respuesta natural a la dominación española, impuesta por medio del acero y la pólvora.
  2. El 2 de octubre de 1528, Pedrarias Dávila, nombrado por la corona real española Gobernador de la Provincia de Nicaragua, en un informe escribió: «En algunos lugares cercanos a las ciudades de León y Granada hay cierta gobernación de caciques que se llaman Chorotegas que hasta ahora nunca han querido servir a los cristianos y que además de no querer servir se han alzado y muerto muchos cristianos y enviándoles a desafiar a ciertos requerimientos, no han querido cumplir».

En sus ofensivas, los indígenas usaban el grito, los tambores y cantos. Para infundir pavor al enemigo, parecer más feroces y eliminar los malos presagios, se pintaban y tatuaban sus cuerpos. Respecto a la combatividad de los indígenas Sutiavas el cronista de Indias Gonzalo Fernández de Oviedo, señaló: » Son los más crueles y los más feroces, pero también los más inteligentes y valerosos de cuantos indios he conocido en la América».

Entre las sublevaciones indígenas más conocidas de la época colonial, destaca la del partido de Sutiava en 1681, motivada por el establecimiento de mayores impuestos y trabajos forzosos, los nativos se sublevaron por varios días desconociendo a las autoridades coloniales, las que solicitaron la intervención de los religiosos para apaciguar a los sublevados.

Otra sublevación importante fue la de Sébaco, en 1693, en la que los grupos indígenas locales rechazaron ser utilizados como guerreros en la lucha contra caribes y misquitos. La estratégica ubicación de este territorio ubicado al centro de la Provincia de Nicaragua, tenía un valor relevante para los conquistadores, por ser esta una línea de avanzada para ampliar sus dominios.

  • El rechazo se convirtió en rebelión y los indígenas aniquilaron las posiciones de los conquistadores.
  • No obstante, no pudieron resistir la contraofensiva y la respuesta de las tropas españolas fue de más represión.
  • En el año 1725 se produjo otra sublevación del pueblo de Sutiava y otros poblados indígenas aledaños como el Laborío, en la ciudad de León; el motivo de la sublevación fue el arrebato de sus cosechas de maíz y otros productos, por parte de las autoridades españolas.

Los sublevados resistieron por mes y medio antes de ser masacrados por los españoles. Otra manifestación de rebeldía fue la del Cacique Yarrince, del grupo étnico de los Boacos, quien se sublevó en 1777, desarrollando una ofensiva desde el Caribe hacia los valles de Chontales y Matagalpa.

  • Yarrince fue hecho prisionero y posteriormente asesinado.
  • Sus acciones inspiraron a otros a continuar la lucha por una tierra libre de opresión.
  • Desde mediados del siglo XVII, la lucha entre españoles y misquitos se había incrementado.
  • En sus intentos de colonización en el Caribe, los españoles organizaron varias expediciones para penetrar en las regiones de Taguzgalpa y Tologalpa, sectores que pertenecían a la Costa Caribe de Honduras y Nicaragua respectivamente, incursiones que fracasaron ante la resistencia indígena.

La ofensiva misquita generalizada ante el ataque de los españoles, les permitió posicionarse como etnia dominante en la región. Los misquitos jamás fueron sometidos por los conquistadores españoles. La concentración de grupos indígenas en la región del Pacífico, permitió que el proceso de conquista y colonización se acentuara principalmente en esta zona, no así en la Costa Caribe donde las condiciones geográficas, la dispersión de los grupos poblacionales y la bravura de los indígenas no permitieron que fueran sometidos al dominio español a pesar de la superioridad militar.

Las diversas manifestaciones de lucha de los grupos indígenas por evitar la desarticulación social, poblacional, territorial y cosmogónica de sus respectivas sociedades, durante el violento proceso de conquista y colonización española se ha denominado «Resistencia Indígena», Estas acciones en defensa de los territorios y la identidad sociocultural de los pueblos indígenas, dieron muestra de valor y coraje.

Expresando con determinación la forma más efectiva de defensa de lo propio, la resistencia armada.

  1. La heroica resistencia de los pueblos indígenas asentados en los actuales territorios de la República de Nicaragua, manifestó una arraigada tradición de lucha: inteligente, tenaz, valiente y combativa, la cual se prolongó en el tiempo, tomó diversas expresiones y mantuvo su firmeza al rechazar siempre la esclavitud y la sumisión como opción de vida.
  2. Destaca entre las expresiones de la resistencia indígena la creativa » huelga de úteros» desarrollada por las mujeres indígenas, que consistió en la negativa de las mismas a continuar procreando hijos para no darle más esclavos al conquistador español.
  3. El doctor Alejandro Dávila Bolaños en su obra «El Güegüense», reflexiona respecto a la huelga de úteros y manifiesta: «Singular protesta, única en su género, que nos demuestra el temple y la calidad moral de las indígenas, que preferían renunciar al instinto primario de perpetuarse en el espacio-tiempo, antes de traer hijos que vivieran en la indignidad humana».
  4. Estas manifestaciones de resistencia indígena se constituyeron en expresiones motivadoras que marcaron la conciencia combativa de los grupos autóctonos, en pro de la justicia y la libertad, anhelos que estuvieron presentes en diversos momentos de la historia nacional y particularmente en los pueblos de León, Masaya, Granada y Rivas, impulsando las acciones pre independentistas entre los años 1811 y 1812,

: RESISTENCIA INDÍGENA – CFAC

¿Cuáles son las consecuencias de la colonización?

Consecuencias del colonialismo en la actualidad La Organización de Naciones Unidas (ONU) mantiene su compromiso de trabajar para erradicar el colonialismo, al incentivar el diálogo entre los territorios y las potencias administradoras, para que los pueblos de los territorios puedan tomar decisiones informadas sobre su futuro. LEA TAMBIÉN

De acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres, aún quedan 17 territorios a la espera de que se cumpla la promesa de autonomía, siendo un proceso que debe guiarse por las variadas aspiraciones y necesidades de las comunidades que viven en esos territorios.Las consecuencias negativas de la colonización abarcan desde el aspecto demográfico hasta las culturales y económicas, en este último aspecto resalta la dependencia de las naciones al no poder explotar su máximo potencial financiero.Según el político cubano Fernando Martínez Heredia, el colonialismo ha sido la forma fundamental y decisiva de la universalización de las relaciones mercantiles, de la individualización de las personas y la oposición de todos contra todo.En estos tiempos de pandemia, la dependencia de las colonias puede agravar las situaciones sanitarias y de contención al coronavirus, ya que resulta una necesidad impostergables de los Gobiernos la atención a aquellos territorios afectados y que aún forman parte de sus fronteras.De acuerdo con el Comité de Descolonización de la ONU, Reino Unido, Francia, Estados Unidos y Nueva Zelanda son los países que aún mantienen colonias en la actualidad.»Ya ha sonado la hora postrera del colonialismo y millones de habitantes de África, Asia y América Latina se levantan al encuentro de una nueva vida e imponen su irrestricto derecho a la autodeterminación y el desarrollo independiente de sus naciones», decía Ernesto Che Guevara en un discurso hace 67 años.

: Consecuencias del colonialismo en la actualidad

¿Cuáles son las herencias que nos dejaron los españoles?

Los españoles aportaron una serie de elementos a nuestra cultura, que persisten hasta el día de hoy. Por ejemplo, el idioma español, algunos alimentos, la religión católica, animales como caballos, vacas y ovejas e instrumentos musicales.

¿Cuál fue el objetivo de los españoles en América?

Los objetivos de la conquista en América, en un principio, fueron la búsqueda de metales preciosos (que antes se traían de Asia) y el deseo de España de extender su dominio en otros territorios.