¿El fin del invierno de la economía mexicana?

La Voz de la Industria Vol. 8 N°233.

Resumen

El mensaje del sistema económico es evidente: la caída de (-) 9.8% contabilizada en julio refrendó la larga marcha que la sociedad, empresas y gobierno deberán emprender, en Unidad, para hacer frente a la mayor recesión observada desde hace 90 años.

Las cifras son contundentes:

  • El ciclo del IGAE y de prácticamente todos sus componentes, salvo el caso del sector primario, se mantienen con una tendencia a la baja (gráficas 1 a 6).
  • La propia capacidad potencial del IGAE va a la baja (gráfica 7): sin mayor inversión la capacidad de crecimiento futuro será limitada.
  • El promedio de crecimiento del sexenio es de (-) 3.7% (gráfica 8) y la mayor parte de sus componentes registra tasas de crecimiento negativas (cuadro 1).
  • Durante los primeros siete meses del año el promedio del crecimiento económico fue de (-) 10.1%.
  • Se acumulan 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento negativas.

Ante ello, así como por el avance de la recesión y del Covid-19 a nivel mundial, se debe tener claro: la Unidad Nacional en México es un prerrequisito para evitar que la herencia de la recesión afecte estructuralmente el desarrollo del país.

  • La erosión de los recursos y los pilares del desarrollo económico es el resultado de toda crisis. México debe evitar que sus efectos, ya presentes, sean permanentes.

En esta ocasión, no habrá grandes flujos de recursos foráneos para enfrentar la crisis. Por su parte, las finanzas públicas están limitadas por la inercia gestada durante 40 años.

Ante la escasez de recursos, la propia administración pública aún deberá redefinir su camino: se requieren métricas de eficacia en su gestión para garantizar la consecución de los resultados delineados en la planeación, algo que no se ha utilizado durante 50 años.

El bienestar social se encuentra en la balanza, la contracción histórica de la economía nacional no genera una prospectiva adecuada para una sociedad que ya enfrentaba desequilibrios y restricciones:

  • Únicamente la creación de empleo formal (200 mil empleos al mes durante los próximos tres años) puede evitar que los efectos de la crisis se extiendan más allá del 2024.

La inversión privada es uno de los mecanismos para lograr lo anterior y, al mismo tiempo, superar los 15 meses de retrocesos consecutivos que se han acumulado y los cuales han provocado un crecimiento promedio negativo tanto en lo que va del sexenio (- 3.7%) como durante los primeros siete meses del año (- 10.1%).

El Jefe de la Oficina de la Presidencia lo ha señalado correctamente:

  • “No tengo ninguna duda, a pesar de toda la dialéctica, de que el sector privado es la única esperanza para crecer en este país”.

La presentación del presupuesto lo puso en claro: no habrá crecimiento en el gasto de gobierno y el aumento de la inversión pública no supera los 3.5 mil millones de dólares y se ha focalizado en tres grandes proyectos.[1] Aun con el supuesto de que se cumpla el escenario macroeconómico oficial de crecimiento para el 2021 (4.6%) el promedio del sexenio será de 0.7%.

  • La tarea por realizar para lograr que México supere la recesión requiere de un incremento en la inversión productiva que no se encuentra en el presupuesto: sólo el sector privado la puede realizar y llevarla a todos los municipios y estados del país. Los recursos públicos están acotados.

El tiempo corre rápidamente, hasta el mes de noviembre empresas y gobierno estarán analizando el entorno económico, social y político que enfrentan. Revisarán las condiciones en las que se encuentran:

  • El contexto bajo el cual realizan su análisis y planeación se encuentra vinculado con la recesión y los riesgos que ello implica. Sin un factor exógeno a la naturaleza de toda crisis, el resultado será de una inversión y creación de empleo inercial.
  • Además, se debe considerar la sombra que no se ha diluido: el avance del Covid-19, un segundo confinamiento (parcial) en Europa y la duda que existe sobre a disponibilidad de una vacuna.

En este sentido, la acción propositiva y de llamado a la Unidad Nacional del Gobierno de México es fundamental para dar certeza y confianza a la inversión privada en un momento en donde se percibe una mayor volatilidad.

El propio Jefe de la Oficina de la Presidencia señaló la premura de lo anterior:

  • “Hoy nadie va a hacer por México lo que los mexicanos podamos hacer, y lo que se debe proponer es que hay que tener un gabinete que tenga una orientación a cero barreras a la inversión. Tenemos que ser unos promotores de la inversión privada, no tiene otra salida este país que darle certidumbre jurídica, normativa y física al sector privado nacional”.

Sin lugar a duda que la confianza y certidumbre tendrían que ser parte del esquema de fomento a la inversión privada, no obstante, el momento histórico que se vive a nivel mundial requiere estrategias que consideren un hecho adicional:

  • La competencia por los recursos será fuerte a nivel mundial, facilitar la inversión y eliminar las barreras a la misma es un paso que todos los países darán (o ya lo han hecho) para atraer capitales.
  • La disputa es por el empleo para los cientos de millones de personas que lo perdieron durante la crisis. Para generarlo se requiere de inversión y hoy todas las naciones, incluyendo a los desarrollados, están generando diversos mecanismos para atraer recursos a su territorio nacional.
  • La Unión Europea y Estados Unidos han hecho pública su intención de reducir la dependencia que tienen respecto a China.
    • En el caso de los estadounidenses tanto el candidato demócrata como el presidente Trump coinciden en una agenda económica nacionalista a la cual, el primero desea asignar 700 mil millones de dólares tan solo para el fomento de las manufacturas elaboradas en su país.
    • La construcción de infraestructura en Estados Unidos tiene un marco institucional legal que sólo favorece lo hecho en esa nación: la lógica delineada por su marco regulatorio, el Buy America.
    • La Unión Europea ya apuesta por una política industrial para reducir su dependencia de China y los propios Estados Unidos.

El mundo no se dirige hacia la conformación de una alianza para enfrentar la mayor recesión observada en 90 años.

Bajo dicho contexto México deberá acelerar la aplicación de una agenda integral de atracción de inversiones que considere la regulación y eliminación de barreras, pero que también observe de forma integral la necesidad que se tiene de estrategias acordes con la nueva realidad que se vive tanto en el país y como en el orbe:

  • En realidad, como lo ha confirmado la historia, el único mecanismo que ha dado resultados sostenibles durante los últimos 40 años a nivel global es la conformación de programas integrales de desarrollo económico basados en la fortaleza industrial endógena.
  • Las medidas de facilitación del comercio, las inversiones y liberalización de la economía son necesarias pero insuficientes, la mayoría ya se gestó por lo que su impacto será marginal.
  • Por ello, se requiere de una Agenda Nacional que permita direccionar los recursos y de certidumbre de largo plazo a las inversiones: la elección de sectores y regiones estratégicas para el desarrollo de infraestructura, alineada a la política industrial, ha sido el mecanismo más exitoso a nivel mundial en los últimos 40 años.

Análisis

El retroceso del IGAE registrado en julio pasado (- 9.8%) representa un recordatorio del largo camino que la sociedad mexicana deberá recorrer para enfrentar con éxito la nueva realidad que prevalece tanto a nivel nacional como mundial.

  • El IGAE acumula 15 meses de caídas consecutivas: el invierno de la economía nacional comenzó antes del Covid-19.
  • El problema de salud pública llevó a un extremo inédito a la economía nacional: México pasó del bajo crecimiento promedio de 2% contabilizado durante tres décadas, producto de un modelo económico que no favoreció el desarrollo nacional, a un desempeño negativo que ha puesto en relieve la necesidad de instrumentar una política económica de fortalecimiento del aparato productivo nacional:
    • Para hacer frente a la mayor recesión en 90 años se requiere del fomento a la inversión privada.
    • El requisito indispensable es generar un Diálogo Nacional y una Agenda Mínima por el Desarrollo de México que permita crear una ruta crítica para abrir el camino a las fuertes inversiones que se requieren.
    • El paso necesario para integrar los esfuerzos público-privado es la orientación de un Estado Desarrollador Industrial, las voluntades individuales serán insuficientes.

¿Hay una necesidad apremiante por lograr lo descrito?

Las cifras son contundentes:

  • El ciclo del IGAE y de todos sus componentes, salvo el caso del sector primario, mantiene una tendencia a la baja (gráficas 1 a 6).
  • La propia capacidad potencial del IGAE va a la baja (gráfica 7): sin mayor inversión la capacidad de crecimiento futuro será limitada. Después del 2021, cuando el incremento podría ser mayor a 3.5%, producto de la caída del 2020, el sistema productivo volverá a las tasas de 2% (asumiendo que se controla el avance del Covid-19).
  • El promedio de crecimiento del sexenio es de (-) 3.7% (gráfica 8), producto de que sus componentes principales registran el menor incremento para el inicio de un sexenio desde 1994 (gráfica 9) y que la mayor parte de sus componentes sigue registrando tasas de crecimiento negativas (cuadro 1).
  • Durante los primeros siete meses del año el promedio del crecimiento económico fue de (-) 10.1%.
  • Se acumulan 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento negativas.

Reflexión final

Durante las siguientes 10 semanas tanto el Gobierno de México como el de las entidades federativas terminarán de definir su presupuesto. Con ello se tendrá claro el marco de inversión y gasto público con el que planean enfrentar el 2021 y las consecuencias de una recesión que aún no termina.

Al mismo tiempo, y en el ámbito privado, las empresas concretarán su planeación: el rumbo del 85% de la inversión nacional y el 90% del empleo se encuentran condicionados por la decisión que tomarán. De inicio enfrentan un entorno poco favorable por la incertidumbre que se vive y los estragos financieros asociados a la recesión.

¿Cuántas empresas tomarán riesgos en medio de una crisis y con la sombra del Covid-19?

Confianza y certidumbre pueden modificar parte de ese contexto y el Gobierno de México puede ejercer un liderazgo propositivo para lograrlo: es indispensable generar un Diálogo Nacional que propicie Unidad. De otra forma el peso de la inercia puede propiciar que la herencia de las crisis permanezca más allá del 2024.

El impulso a la inversión privada es parte de lo que se puede implementar para reactivar y reconstruir a la economía nacional. La facilitación de la inversión es necesaria, pero todos los países lo harán: para competir exitosamente por los recursos globales, que serán escasos, México debe implementar una estrategia integral de atracción de inversiones. El desarrollo de infraestructura, alineado a lo Hecho en México, con colaboración público-privada y en el marco de una Política Industrial son parte de la única fórmula que ha tenido éxito en los últimos 40 años para el caso los países en desarrollo y en medio de un entorno de proteccionismo global que va en ascenso.

Gráfica 1 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 2 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 3 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 4 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 5 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 6 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 7 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 8 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Gráfica 9 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI
Cuadro 1 | Fuente: elaboración propia con información del INEGI

Documento

VozIndustria-20200925-Vol-08-Num-233-El-fin-del-invierno-de-la-economia-mexicana


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