Consumo e inversión a la baja: el mensaje para el presupuesto del 2021

La Voz de la Industria Vol. 8 N°230.

El momento de la definición llegó para el presupuesto del Gobierno de México. El mayor riesgo que se corre es caer en la inercia.

Durante los dos años previos su elaboración correspondió con la expectativa de la transformación que se deseaba implementar.

En este momento, la recesión observada desde el 2019 y la crisis provocada por el Covid-19 han agregado factores no previstos, y no deseados, que se deben atender. No se debe subestimar la herencia de toda recesión: erosión de los recursos disponibles para toda la sociedad, precarización de la inversión y del empleo. México conoce las consecuencias sobre el tejido social, han sido evidentes desde 1982.

¿Cuál es la función del presupuesto? Si la respuesta es contribuir a elevar el crecimiento económico, mejorar el bienestar social, abatir la pobreza, crear infraestructura competitiva, disminuir la desigualdad, combatir la informalidad, aumentar la seguridad pública, propiciar educación de calidad, generar un sistema de salud de calidad o incrementar los niveles de productividad y competitividad, por citar algunos ejemplos, México no podría solventar el examen.

Durante los últimos 40 años el presupuesto público ha perdido su capacidad de incidir en acelerar el desarrollo y crecimiento socioeconómico nacional. Se ha visto atrapado en la lógica contable de igualar ingreso con gasto para no generar déficits y deuda.

La gestión de la administración pública también representa un área de oportunidad que se debe trabajar: mayor eficacia y eficiencia deben acompañar a la honestidad, de otra manera la aplicación de los recursos públicos puede estar acompañada de resultados que no son los deseados.

En el largo plazo se ha fallado: sin crecimiento económico no hay pilares sólidos de bienestar social y recaudación tributaria.

El mensaje del consumo privado y de la inversión es claro: durante el primer semestre del año se han observado retrocesos significativos en dos variables que representan el 87% del PIB.

  • El primero sintetiza el estado del bienestar de la población ante la crisis, el segundo anticipa que el sistema productivo vislumbra un entorno poco favorable.

En principio, la presentación del presupuesto tendrá que dar respuestas esenciales para la vida del país:

  • ¿Qué entorno económico se prevé y cuál es la estrategia de política económica que se deriva de ello?
  • ¿Cuáles son las prioridades de gasto e inversión pública? ¿Cómo se va a asociar con la inversión privada? ¿Qué se va a realizar con la banca de desarrollo?
  • ¿Qué análisis se tiene sobre el sector energético y la valoración de la calificación de la deuda soberana de México?
  • ¿Habrá una estrategia para el fomento de lo Hecho en México?
  • Finalmente ¿cuáles son las fuentes y montos de ingreso estimado? ¿Qué pasará con el manejo de la deuda y el déficit fiscal, particularmente en un momento en que se terminaron los fondos contingentes disponibles?

El progreso de México depende de las definiciones que el sector público realice y que haga tangibles en el presupuesto para el 2021, el que determinará la primera mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador y el cual deberá revertir lo ocurrido durante la mayor recesión que ha vivido el país desde 1932.

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VozIndustria-20200907-Vol-08-Num-230-Consumo-e-inversion-a-la-baja-v1




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