El Economista | Alberto Aguilar.
Mientras en el mundo se suceden los planes de apoyo gubernamental, en nuestro país se resienten ya las consecuencias de lo que será la peor crisis contemporánea con una caída del PIB de más del 10 por ciento.
Ahora mismo en EU se discute un nuevo plan de soporte a la infraestructura de unos 1,000 mdd. Si bien aún no hay detalles, se sumará a la andanada de estímulos aprobados por el gobierno de Donald Trump.
Aquí por un tema ideológico, el presidente Andrés Manuel López Obrador optó por dejar que cada quién asuma los costos de la coyuntura. La SHCP de Arturo Herrera es sólo un mudo testigo de una debacle que tomará tiempo remontar. Pero además cuando la economía se estabilice el tamaño del pastel será más pequeño. Ni siquiera el T-MEC por iniciar será capaz de amortiguar la dolorosa caída.
Esta semana el IMSS de Zoé Robledo reportó que en abril y mayo se perdieron 9,984 registros de patrones afiliados. La cifra de por sí escandalosa, es probable que incluso se quede corta ya que muchas microempresas ni siquiera han hecho el trámite.
En Canacintra que preside Enoch Castellanos, entre los apoyos que se ofrecen a la membresía, está el legal para darse de baja del IMSS, el SAT de Raquel Buenrostro o bien tramitar la suspensión de pagos o la liquidación.
Tanto dicha cámara como el IDIC de José Luis de la Cruz consideran que a las bajas en el IMSS todavía podrían sumarse en el transcurso del año otros 14,000 ó 15,000 patrones que también quebrarán.
Pero sin duda el segmento más afectado es el informal que constituye el 75% de los 4.5 millones de establecimientos productivos que hay. Ahí el número de compañías que cerrarán serían otras 200,000. El grueso son empresas de no más de 10 empleados, incapaces de seguir adelante. Continuar leyendo […]
