La Jornada | Dora Villanueva.-
La disminución de actividades en el país, una de las acciones para contener el contagio del nuevo coronavirus, afecta de lleno a 40 millones de mexicanos que viven en condición que los especialistas califican de fragilidad laboral. En la práctica significa que obtienen su ingreso día a día en empleos que no son fijos y en los que el ingreso tampoco es constante.
El primer cálculo del sector privado, realizado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), es que la caída de la actividad económica, a consecuencia de la epidemia, puede costar a la economía mexicana 800 mil empleos formales, tantos como los perdidos durante la crisis de 1995.
Ante la incertidumbre, especialistas tienen opiniones encontradas. José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, consideró que la pérdida de puestos de trabajo por la emergencia puede escalar a 900 mil este año, por lo que se debería considerar los requerimientos de generar estímulos a empresas y comercios para evitar un mayor efecto en el empleo. Continuar leyendo […]