Reforma | Verónica Gascón.
En el País, existen 5.8 millones de personas que dicen estar disponibles para trabajar, pero que no tienen empleo, de este conjunto las mujeres son el grupo más castigado debido a que consideran que tienen menos posibilidades de ser contratadas.
Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) al cuarto trimestre del 2019, advierten que 3.8 millones de mujeres no buscan empleo por considerar que no tienen posibilidades, frente a 1.8 millones de hombres que se encuentran en esta situación.
En tanto que más de 60 mil mujeres han desistido de buscar empleo y por ello engrosan las filas de la población no económicamente activa.
Las mujeres que no tienen un empleo es porque se dedican al quehacer doméstico, principalmente.
La misma encuesta reflejó que de los 37.7 millones de personas que conforman la población no económicamente activa, hay 19.7 millones de mujeres que se dedican a estas labores que no están remuneradas.
José Luis de la Cruz, experto del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, advirtió que las oportunidades de empleo para las mujeres son menores que para los hombres y aquellas que se insertan en el mercado laboral, reciben retribuciones entre 20 y 30 por ciento menores a comparación de sus similares varones.
“Normalmente las oportunidades laborales para las mujeres son menos que las que hay para los hombres y por otro lado también son con salarios inferiores, es más restringida la oportunidad de buscar una buena ocupación”, señaló.
Si bien la precarización del mercado laboral es general, las mujeres que se emplean lo hacen en ocupaciones que no tienen las mejores condiciones, como es de manera informal o con menor tiempo del que requieren.
Al cierre del 2019, el 57 por ciento de la población ocupada no recibía ingresos o cuando mucho percibía dos salarios mínimos.
Según De la Cruz, la mala calidad del empleo se encuentra vinculado con el entorno adverso en el que se desempeña la mayor parte de las empresas: inseguridad, excesiva regulación, competencia desleal, ausencia de una política industrial, financiamiento a tasas de interés elevadas, nulos incentivos fiscales, baja innovación tecnológica y un sistema educativo de baja calidad.
Para cambiar la situación de las mujeres en el mercado laboral, De la Cruz afirmó que no solo se requieren políticas públicas sino que en las empresas y en el sistema escolar se debe plantear mayor equidad. Fuente […]
