Por: José Luis de la Cruz | Publicado en El Sol de México.
El T-MEC logró superar la aduana política de Estados Unidos, sin embargo, México no debería depositar su esperanza de reactivación económica en el nuevo acuerdo.
La razón es simple: el mundo se encamina a un nuevo periodo de bajo crecimiento por la debilidad de la actividad industrial y el efecto que ello tiene sobre la inversión, el empleo y el comercio internacional.
A diferencia de las recesiones de los últimos 50 años, el desequilibrio no llega a través del sector financiero, sino del sector real, en la producción de manufacturas.
Las cifras son contundentes: con los últimos 12 meses de información disponible, el promedio de crecimiento de la actividad industrial de la Unión Europea es de (-) 1.0 por ciento, con ocho caídas consecutivas a tasa anual.
Alemania, el motor económico de la Unión Europea, acumula 13 meses negativos y 15 en los últimos 16 meses. Su promedio del último año es (-) 3.6 por ciento. Para el caso de Gran Bretaña la cifra promedio en 12 meses es de (-) 0.7 por ciento y 12 contracciones en 15 meses.
Italia, Portugal y los Países Bajos enfrenan una situación similar. Francia e Irlanda aún exhiben un desempeño moderadamente positivo. El resto de la Unión Europea crece, pero su futuro dependerá de Alemania y el Brexit.
Hasta octubre pasado, Rusia había escapado del retroceso de la Unión Europea, sin embargo, en noviembre comenzó a dar la primera muestra de debilidad.
En el Este de Asia Japón es el país que muestra la magnitud de la contracción industrial: nueve disminuciones en 12 meses. En octubre y noviembre tuvo caídas de (-) 7.7 por ciento y (-) 8.1 por ciento, respectivamente. Continuar leyendo […]