Expansión | Por: José Luis de la Cruz.
Hace una década el sistema político y económico recibió un mensaje que no se debe olvidar, el blindaje no existe cuando el sistema productivo global entra en recesión. Dicha lección de la historia debería ser más clara cuando el país parte de una debilidad en materia de crecimiento económico.
Dos años antes de aquel momento se aseguró que México estaba blindado ante la crisis que se avizoraba en el mercado financiero internacional.
La postura de la autoridad económica nacional fue que México sólo tendría una “gripita”. El resultado final fue la segunda caída más grande del PIB en 70 años.
La libertad otorgada a la especulación financiera creó una burbuja que colapsó desde el 2007. La fuerza de su desplome causó una recesión en Estados Unidos que rápidamente contagió a casi todo el mundo.
Diez años después la sombra de la recesión ha regresado a la escena económica global.
Nuevamente, el mensaje es claro: Kristalina Georgieva, la nueva dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado que habrá una desaceleración en «el 90% de los países del mundo». Lo más delicado es que su análisis implica consecuencias que pueden afectar «a toda una generación».
Su declaración tiene una relevancia que no se debe subestimar, particularmente para un país como México que apostó a la apertura comercial y financiera y que, en consecuencia, será más vulnerable a los efectos de la desaceleración global. Continuar leyendo […]