No hay que encajonarse en el ámbito internacional: ¡más diplomacia en las encrucijadas!

Por: Mauricio de María y C. | Publicado en El Universal.

México y Estados Unidos se encuentran en encrucijadas de política exterior que pueden encajonarlos o empantanarlos en la búsqueda de soluciones. Cada uno necesita explorar caminos fuera de sus líneas tradicionales y encontrar acuerdos negociados.

Trump descubrió desde su campaña presidencial una veta política con la construcción de su muro a lo largo de la frontera con México para detener la inmigración ilegal y hoy se encuentra prácticamente auto secuestrado políticamente por la tres y media paredes que ha edificado con su intolerancia, su falta de sensibilidad social, su terquedad y su verborrea. Una cuarta parte del gobierno federal del país más poderoso del mundo está parada por su insistencia en la necesidad de construirlo como condición para aprobar un presupuesto frente a la nueva mayoría demócrata en el Congreso. El muro es según Trump un asunto de seguridad nacional.

La realidad es que con el paso del tiempo el muro se ha ido convirtiendo en el gran lema fallido y la fuente de crisis política de Trump -junto con sus aventuras y desventuras rusas- y amenaza con transformarse en la Marcha de la Locura (March of Folley de Barbara Tuchman) que lleve a Trump al precipicio.

Un brillante artículo de Julie Hirschfiels Davies y Peter Bakers en el NYT publicado el sábado pasado -El Muro Fronterizo: Como un Potente Símbolo está encajonando ahora a Trump – es particularmente elocuente sobre este tema. “El muro fue una gran invención memotécnica para un político al que se le dificultaba leer guiones y le gustaba presumir de sí mismo y de sus talentos como constructor” en tiempos en que el freno a la inmigración era un potente tema de campaña.

El cántico de “Build the Wall” se convirtió en el favorito de su campaña y leitmotiv para sus fieles. Apoyó decididamente sus primeras medidas antiinmigrantes. Desde un principio se encontró también con adversarios entre los demócratas y aun algunos republicanos interesados en el desarrollo de un análisis serio de las implicaciones de los flujos migratorios y en reformas legislativas en una u otra dirección. Desde el 2018 se empezó a topar con las realidades del alto costo y el financiamiento de su sueño. Hoy se enfrenta a las nuevas realidades de un gobierno dividido en el legislativo. Los demócratas están empeñados en que no se construya; pero aun republicanos que simpatizan con su política anti-inmigrantes no ven el muro como una prioridad, sino como un pie de página y temen con razón que Trump esté cada vez más dispuesto a realizar concesiones en otras áreas e incluso a sacrificar principios anti-inmigrantes para sacar adelante su muro fronterizo. Continuar leyendo […]

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