Crucial una renovada política exterior para el desarrollo de México y su eficaz inserción global

Mauricio de María y Campos | Publicado en El Financiero.

Vivimos un momento de crisis y esperanza nacional, con el fin de un gobierno decepcionante y uno nuevo por comenzar este próximo sábado en medio de profundas transformaciones y desafíos globales. Conviene efectuar algunas recapitulaciones y asomarnos al futuro.

El surgimiento de nuevos actores hegemónicos como China e India y de diversas potencias y agrupaciones regionales obligan a repensar nuestros intereses y estrategias nacionales. El futuro de México en el mundo no puede reducirse a América del Norte únicamente y mucho menos resignarse a la dependencia política y económica de nuestro vecino del norte, una gran potencia encabezada por un presidente que no nos entiende y no nos quiere.

Los cambios y tendencias mundiales obligan a México a contar con una visión verdaderamente global, más allá de sus fronteras inmediatas.

México requiere de una nueva narrativa. Es cierto que una buena política exterior requiere antes que nada la definición de un nuevo proyecto nacional. Pero no hay duda también, que en 2018 y en los años por venir lo que sucede y habrá de acontecer más allá de nuestras fronteras condiciona, limita y abre oportunidades a ese proyecto de nación, incluyendo la cuarta transformación aspirada por AMLO.

México y nuestra capacidad de negociación dependerán de las medidas que tomemos en ámbito interno para reducir los niveles de violencia e inseguridad así como para fomentar un verdadero Estado de derecho. Dependerá también de lo que hagamos para fortalecer nuestra propia capacidad económica, tecnológica y cultural.

La política económica nacional de las últimas décadas se ha montado fundamentalmente sobre el paradigma de libre comercio, la interdependencia con EUA y, doctrinalmente, sobre un liberalismo económico que, según sus promotores, aseguraría el desarrollo económico y social. Se buscaron niveles de convergencia gradual que el TLCAN no propició. Por el contrario, hemos experimentado un crecimiento mediocre; la brecha entre el ingreso per cápita nacional y el de los EUA y Canadá ha aumentado en estos 24 años. Tampoco los acuerdos con Europa, Japón y otros países nos han conducido a un desarrollo acelerado y mayor bienestar social como el que generó el proceso de integración europea o el que ha venido ocurriendo en Asia durante los últimos 30 años -un modelo de estado desarrollador, con elevados niveles de ahorro e inversión pública y privada, educación de calidad, rápida industrialización, desarrollo regional e innovación nacional.

Hoy en los EUA y en otros países resurge el proteccionismo económico y comercial. Hoy el presidente Trump lidera un gobierno que ha decidido cambiar su paradigma nacional y desafiar el marco global prevaleciente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la creación del Sistema de la ONU y Breton Woods para evitar su declive político y económico, privilegiar sus estrechos intereses y recuperar su ‘grandeza nacional’. Los cambios en su política económica, comercial, de inversiones, inmigración, en la esfera militar y en la cooperación internacional son evidentes y ponen a prueba al resto del mundo, a sus principales competidores , ‘adversarios’ y ciertamente a sus vecinos continentales, México en particular. Continuar leyendo […]

 

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