El Modelo Económico del Cambio. Desarrollo Incluyente con Crecimiento Balanceado y Modernización Industrial

Por: René Villareal A.

 

El gran reto que enfrenta México es promover una estrategia de crecimiento económico balanceado, que permita que el PIB crezca a tasas de por lo menos 5 por ciento anual y crear empleos productivos y salarios remunerativos; así como avanzar en una estrategia de modernización industrial integral, impulsada por seis pilares prioritarios, que retome a la industria y a la manufactura como motores del crecimiento.

En este contexto, es necesario desechar el falso dilema de crecimiento hacia adentro vs. crecimiento hacia fuera; el camino es un crecimiento balanceado impulsado tanto por el mercado interno como por el mercado externo.

LA ESTRATEGIA DE CRECIMIENTO BALANCEADO

Esta estrategia de crecimiento requiere de transitar del modelo macroeconómico de estabilidad sin crecimiento a otro de crecimiento con estabilidad; cambiar la prioridad de la obsesión por la estabilidad al compromiso por el crecimiento e integrar lo que podemos llamar un póker de 5´s; esto es, para crecer al 5 por ciento es necesario aumentar los coeficientes de inversión, de ahorro, tributario y de educación e innovación en cinco puntos porcentuales del PIB cada uno. El crecimiento se da por la acumulación de capital y la productividad, por ello es importante aumentar el coeficiente de inversión del 22 al 27 por ciento del PIB; el del ahorro interno del 20 al 25 por ciento (y el resto apoyado con ahorro externo); el coeficiente tributario del 17 al 22 por ciento del PIB, que es el promedio de América Latina (22.7 por ciento[1]), aunque el promedio de ingresos tributarios de los países de la OCDE es del doble (34 por ciento del PIB).

 

Finalmente, para aumentar la productividad y desarrollar el capital humano, aumentar el coeficiente de educación e innovación en 5 puntos; la inversión en ciencia y tecnología debe aumentar en 2 puntos porcentuales del PIB y aumentar en 3 puntos porcentuales el gasto en educación pasando de 5.4[2] a 8.4 por ciento del PIB.

 

La política cambiaria: Tipo de cambio real competitivo

El tipo de cambio debe ser flexible, pero se debe evitar que se aprecie y se mantenga un tipo de cambio real competitivo. El precio de la divisa (precio del dólar), es el pecio más importante en una economía abierta (más importante que la tasa de interés), ya que afecta a todos los precios relativos de los bienes comerciables vs. los no comerciables. En México su cobertura afecta a las remesas, las transacciones fronterizas, además del turismo, las exportaciones y la sustitución competitiva de importaciones. Un tipo de cambio apreciado es un subsidio a las importaciones en contra de la producción nacional y por lo tanto, frena el desarrollo del mercado interno.

 

El mercado interno no ha crecido en las últimas décadas, no solo por la estrategia unidimensional de crecimiento hacia afuera, sino por la continua apreciación cambiaria que han generado un subsidio y sesgo pro-importador que impiden una sustitución competitiva de importaciones y ha generado una desarticulación de las cadenas productivas y bajo valor agregado en las exportaciones: es más barato importar que producir y comprar en el mercado interno.

 

En este sentido, las políticas macroeconómicas deben alinearse para promover un crecimiento del 5 por ciento:

  • La política cambiaria debe tener como objetivo mantener un tipo de cambio real competitivo y frenar la alta volatilidad cambiaria y más que poner un techo al tipo de cambio nominal (que es la práctica común) es poner un piso, que evite la apreciación.

 

  • La política fiscal debe favorecer la inversión pública y reducir el gasto corriente. Por otra parte, si la economía crece al 5 por ciento aumentará el ingreso tributario podrá crecer en 6 por ciento dada la elasticidad ingreso (se estima en 1.2 por ciento).

 

  • La política monetaria se debe mantener la autonomía del Banco de México y, sin duda, cuidar el objetivo de la inflación, mantener las tasas de interés competitivas y buscar que la tasa de interés real estimule el ahorro interno.

 

  • La política salarial debe buscar aumentar el salario real y en particular el mínimo de manera gradual y constante; no solo por justicia social, sino porque se requiere un aumento en la masa salarial para impulsar el mercado interno.

 

México ha enfrentado, en las últimas dos décadas, un proceso de desindustrialización en donde la industria en general (construcción, minería, electricidad y manufactura) y la manufactura en particular han crecido menos que la economía y han dejado de ser motor del crecimiento. Mientras que el crecimiento promedio del PIB fue de 2.2 por ciento, la industria ha crecido sólo a 0.8 por ciento, mientras que la industria manufacturera lo ha hecho a un ritmo de 1.1 por ciento. Así, se requiere impulsar un proceso de reindustrialización en el que la industria y la manufactura crezcan más que la economía y se conviertan en motores del crecimiento.

 

Es por ello que, el fortalecimiento e impulso a la modernización industrial requiere de un Programa de Energía y Modernización de PEMEX, que sería estratégico y de corte transversal para fortalecer la competitividad industrial y aumentar la exploración, las reservas y la producción petrolera, que han decaído drásticamente en los últimos años junto con la refinación y la petroquímica.

 

Una estrategia de crecimiento sostenido requiere, además de la estrategia macroeconómica, de una nueva estrategia de modernización industrial integral, impulsada por seis pilares o pivotes fundamentales, que permitan retomar el papel de la industria como motor del crecimiento. La razón es que la industria es el sector con mayores encadenamientos hacia atrás y hacia adelante, promueve la innovación y transitar a la economía del conocimiento con empleos bien remunerados.

 

El proceso de modernización industrial de México requiere IMPULSARSE con los motores sectoriales del crecimiento y la pequeña y mediana empresa, con un enfoque que permita integrar las cadenas productivas y el escalamiento en la cadena de valor, transitando de la manufactura a la mentefactura, que es intensiva en conocimiento. Así, la modernización industrial integral, requiere de seis impulsores o pilares estratégicos:

 

LA POLÍTICA DE MODERNIZACIÓN INDUSTRIAL Y SUS PILARES

“La mejor política industrial no es la que no existe, sino una política de competitividad industrial y sistémica.”

 

  1. El pilar exportador de manufacturas y maquila con mayor valor agregado y TLCAN 2.0

La locomotora exportadora está desarticulada de la producción interna; esto es, no se han logrado integrar las cadenas productivas internas al pivote exportador, porque el modelo de apertura con la liberalización comercial y la ausencia de una política de competitividad industrial generó un sesgo proimportador, de tal manera que por cada dólar de exportaciones de manufacturas hay que importar 60 centavos y de la industria de maquila, que representa el 60 por ciento de las manufacturas, el contenido importado es del 70 por ciento. No obstante, para ser un factor de crecimiento económico requiere ser una locomotora con mayor valor agregado doméstico y generar así capacidad de arrastre de insumos nacionales, para impulsar el mercado interno. Como Corea del Sur y ahora China que plantea el 75 por ciento de integración nacional para 2025 (Plan “Made in China 2025”).

 

Asimismo, México requiere iniciar una estrategia y proceso de diversificación comercial (el 80 por ciento se concentra en el mercado de EU) y aprovechar todos los esquemas de libre comercio con los demás países, tanto por el lado de las exportaciones como de las importaciones; esto es, una diversificación comercial integral.

 

Es necesario avanzar en un TLCAN 2.0, que como sabemos se encuentra en un proceso de renegociación y habría que insistir en que el objetivo finalmente, es cómo tener una Región de América del Norte (México, Estados Unidos y Canadá) más competitiva, en lugar de quedarnos en el falso enfoque mercantilista de quién tiene un mayor superávit o déficit en el comercio[3].

 

En esta perspectiva, la negociación para el sector automotriz de facto reconoce la importancia del Clúster Regional Automotriz de América del Norte, que ha sido el más dinámico en la última década y que podría aumentar, gradualmente, el contenido regional del 62.5 por ciento a entre 70 y 75 por ciento. Esto traería beneficios para todos en un enfoque de ganar-ganar, promoviendo la sustitución competitiva de importaciones a nivel regional.

 

  1. El pilar de la sustitución competitiva de importaciones para la integración de las cadenas productivas y desarrollo del mercado interno

El segundo pilar de la sustitución competitiva de importaciones es muy relevante, porque en una economía abierta a la globalización, la sustitución de importaciones tiene que ser competitiva (no proteccionista) aprovechando la capacidad exportadora de México que en 2017 fue de 409 mil millones de dólares y la de manufactura de 364 mil millones de dólares, de los cuales casi el 60 por ciento es de contenido importado, con amplio margen de sustitución de importaciones por producción nacional.

 

Por otra parte, las exportaciones de maquila (IMMEX) fueron 243 mil mdd (representan 2/3 partes de las exportaciones de manufacturas) y como la manufactura de ensamble importa el 70 por ciento de sus insumos, existe un amplio margen para sustituir competitivamente importaciones. El Modelo Exportador se ha quedado solo en el ensamble con un valor agregado de integración nacional de apenas poco más del 40 por ciento (la excepción es la automotriz con 66 por ciento). En otras palabras, la locomotora tiene cinco carros de ferrocarril y únicamente dos llevan contenido nacional, con baja capacidad de arrastre. Esto es lo que explica, por qué a pesar de ser un país exportador importante, México sólo crece al 2 por ciento anual.

Aquí, la pequeña y mediana empresa (PyME) juega un papel estratégico y es fundamental para lograr la articulación productiva y la generación de empleos, por lo que se requiere un programa especial de fomento con apoyo crediticio, a la innovación, gestión empresarial y de integración a la gran empresa.

 

  1. El pilar de la industria de la construcción, infraestructura y vivienda: el motor endógeno del crecimiento

La industria de la construcción, infraestructura y vivienda es el motor interno (endógeno) más eficaz para impulsar el crecimiento de la economía, por su gran capacidad de encadenamientos hacia atrás y hacia adelante, su mayor contenido nacional y de generación de empleos directos e indirectos. México produce acero, cemento y otros materiales, además de que cuenta con capacidad de ingeniería propia. Por ello, se debe impulsar el Plan Nacional de Infraestructura 2030, elaborado por la Cámara Nacional de la Construcción, que tiene proyectos estratégicos en el marco del desarrollo regional.

 

Esta industria es intensiva en mano de obra por lo que genera empleo, y al mismo tiempo impulsa sectores, actividades prioritarias y de servicios, estratégicas para el desarrollo integral de México. Fortalecerla, permitiría contar con bases internas de crecimiento que amortigüen los choques externos, además de configurar un ambiente de negocios, seguridad y certeza jurídica, que propicie la inversión extranjera y nacional.

 

  1. El pilar agroindustrial: La integración del campo a la modernización industrial y a la productividad

El sector primario (agricultura, ganadería, pesca y forestal) que representa solo el 3 por ciento del PIB, es estratégico cualitativamente y adquiere una importancia cualitativa cuando observamos que la industrialización de los productos primarios y en específico agroalimentarios llegan a representar el 8 por ciento del PIB. Además, en el campo viven casi una cuarta parte de la población. La estrategia de la modernización industrial integral, implica impulsar la producción primaria integrándola a los procesos de industrialización; esto es, generar mayor valor agregado desarrollando la agroindustria.

 

El problema estructural de productividad del campo en México es que carece de escala productiva (más del 80 por ciento de los predios son de menos de 5 hectáreas) y no existe una integración de la cadena de valor desde la producción hasta la comercialización, lo que no le permite al campesino apropiarse del valor de sus productos. Esta agricultura coexiste con otra de exportación de productos agroalimentarios, que representan más de 30 mil millones de dólares (32 mil 583 millones de dólares en 2017) y subsiste una agricultura de baja productividad, aunado a que hemos llegado a ser el mayor importador de maíz a nivel mundial.

 

Una estrategia para resolver este problema es la formación de clústeres de agronegocios. Sin duda, el agroclúster del aguacate en Michoacán es uno de los ejemplos más exitosos y una muestra de lo que se puede lograr con la integración de miles de agroempresarios (22,000 productores) a través de un modelo de asociatividad efectivo, la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM), que hoy exporta 2,500 millones de dólares.

 

Otro elemento importante en el desarrollo de este pilar, son los agroparques que desarrollan la infraestructura y el modelo organizacional para integrar los eslabones de la cadena productiva y especialmente los de post-cosecha (empaque, industrialización y comercialización).

  1. La Estrategia de Desarrollo Industrial del sur: El pilar de las Zonas Económicas Especiales, los clústeres y polos regionales competitivos

La modernización industrial de México debe impulsar el desarrollo regional del sur del país que presenta una de las tasas más bajas de crecimiento y productividad, menores al resto del país, por lo que se inició el proceso de declaratorias de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) en el cual hay que avanzar, pero con un enfoque más integral de polos regionales competitivos y clústeres que generen economías de aglomeración.

 

Las ZEE cuentan con beneficios fiscales, administrativos, comerciales (zonas francas) y aduanales que permiten atraer la inversión productiva. De hecho, la creación de infraestructura sin duda es fundamental para generar la competitividad logística de la región y de las empresas, tanto para el desarrollo del mercado interno como del externo.

 

Los proyectos de inversión en infraestructura en las ZEE, así como el desarrollo de clústeres modernos va a requerir de un papel activo de la inversión pública y privada, pero también alianzas estratégicas con inversión extranjera con países que tienen no solo capacidad de inversión y recursos financieros (como China y Corea del Sur), sino también conocimiento tecnológico y experiencia en el desarrollo de Zonas Económicas, clústeres, puertos industriales, ferrocarriles, infraestructura logística, globalmente competitivos. El desarrollo industrial y agroindustrial del sur del país, es el único camino para crear empleos productivos y remunerativos para los jóvenes en sus regiones y evitar que emigren.

 

La presente administración firmó las declaratorias de Zonas Económicas Especiales de Salina Cruz, Coatzacoalcos, Puerto Chiapas, Lázaro Cárdenas, Progreso, Campeche y Tabasco con lo que se sentaron las bases para impulsar el desarrollo de la zona sur del país. Estas declaratorias son un punto de partida, pero no se han instrumentado y será necesario enmarcarlas en un concepto más amplio que incluya el desarrollo de las áreas de influencia y clústeres productivos, bajo un enfoque de polos regionales.

 

Otro de los factores fundamentales es el clúster logístico del Corredor Transístmico Salina Cruz- Coatzacoalcos. El objetivo es fortalecer el desarrollo económico de la zona a través de facilitar y agilizar el comercio internacional, aprovechando la ventaja comparativa que su localización le ofrece, para desarrollar ejes de infraestructura (energético y comunicaciones) y conectar al Océano Pacífico con el Golfo de México, a través de los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos (300 km de distancia).

 

La Zona Libre en la Frontera Norte

En esta perspectiva, se encuentra el proyecto que ha planteado el Presidente Electo de desarrollar la frontera norte como zona franca y de libre comercio, trasladando las aduanas 30 km tierra adentro de las líneas divisorias. Esta estrategia, permitirá el desarrollo de una nueva dinámica de industrialización y crecimiento competitivo de la frontera norte, pues establece estímulos fiscales para competir con Estados Unidos reduciendo la tasa del IVA del 16 al 8 por ciento -similar a la de los estados de la unión americana- y el Impuesto Sobre la Renta (ISR) al 20 por ciento, lo que permitirá desarrollar polos regionales y clústeres especializados.

 

No obstante, para impulsar la zona fronteriza se requerirán proyectos de infraestructura, mayor inversión en recursos humanos, entre otros elementos que deben tener un enfoque de clústeres que impulsen la vocación competitiva de la frontera en ciudades como: Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Puerto Colombia. De esta forma, las zonas libres sí permitirán el desarrollo, generando polos regionales.

 

  1. El pilar de la mentefactura y la industria 4.0: Avanzando a la modernización industrial

La modernización industrial requiere pasar de la manufactura a la mentefactura; es decir, pasar de la industria que demanda solo mano de obra calificada, a las industrias intensivas en conocimiento (profesional del conocimiento), que requieren no solo mano de obra, sino menteobra; es decir, que demande jóvenes y técnicos profesionales de la industria digital y así para pasar al desarrollo de nuevas industrias como: biotecnología, nanotecnología, mecatrónica, robótica, nuevos materiales, aeroespacial, entre otros. Asimismo, el desarrollo de la pequeña y mediana empresa requiere un proceso de modernización industrial a través de lo que se ha llamado Industria 4.0, que es la digitalización de todos los procesos productivos. No debemos llegar tarde a la 4ta Revolución Industrial.

 

Se requiere avanzar de la manufactura de ensamble a la manufactura integrada y a la mentefactura, que genera empleos de más calidad, productividad y de salarios remunerativos, lo cual le permitiría a México el escalamiento pleno a una economía industrial avanzada.

 

¿Con qué?, ¿Con quién? y ¿Para quién?

 

Hemos planteado qué y cómo queremos lograr el Modelo de Desarrollo Incluyente, y requerimos de tres elementos fundamentales adicionales: ¿con qué?, ¿con quién? y ¿para quién?, el desarrollo económico de México.

 

  • ¿Con qué?: Financiamiento para el Desarrollo

Es necesario elevar la tasa de ahorro interno del 20 al 25 por ciento y complementarlo con el ahorro externo (inversión extranjera directa, financiamiento externo de las empresas privadas, etc.), que es igual al déficit en cuenta corriente.

 

Implementar la propuesta de ahorro del Presidente Electo, de un gobierno más austero y eficiente que evite duplicidades y genere ahorro público para la inversión. Además del programa de consolidación de compras gubernamentales, que permita operar con costos de compras más bajos y transparencia. Esto permitiría financiar los programas sociales de empleo a 2.6 millones de jóvenes (con el sistema de aprendices) y duplicar el apoyo a adultos mayores.

 

Es fundamental, impulsar nuevamente a la banca de desarrollo para que pueda financiar proyectos importantes para el desarrollo económico de México. Por ello, necesitamos una Nueva Banca de Desarrollo Especializada, vigorosa y activa. NAFINSA, debería impulsarse como banca de desarrollo industrial y de la pequeña y mediana empresa; BANOBRAS en la banca de infraestructura, por lo que se requiere capitalizarlas, para que puedan jugar un papel activo e impulsor del desarrollo.

 

El crédito de la banca comercial a las empresas sigue siendo muy bajo en México (35 por ciento del PIB) y es necesario impulsarlo, tanto para el capital de trabajo como la inversión y especialmente a la PyME que se financia principalmente con crédito de proveedores, lo que no solamente la hace ineficiente, sino que eleva los costos. Aquí habría que fortalecer a las uniones de crédito.

 

Por otra parte, necesitamos desarrollar las ZEE y los grandes proyectos como: puertos industriales, ferrocarriles, el transístmico y el desarrollo de clústeres, que puede llevarse a cabo a través de alianzas estratégicas con países como China y Corea del Sur, entre otros. Estos países tienen amplia experiencia en temas industriales y de infraestructura y cuentan con financiamiento y desarrollo de proyectos con visión de mediano y largo plazos; que al mismo tiempo coadyuvarían en la estrategia de diversificación de la inversión extranjera, así como hablamos de la diversificación comercial.

 

También se requiere de un Estado Promotor del Desarrollo de la Industrialización y Socialmente Incluyente. Esto significa que el Estado debe ser un Estado esbelto, eficiente y capacitado y entender que la empresa (privada, social y pública) es el actor del desarrollo y el gobierno el promotor del desarrollo, pero que es fundamental lograr una alianza estratégica entre empresa y sociedad, para entender que la competencia no está entre nosotros, sino está afuera y dejar atrás los falsos dilemas de Estado vs. Mercado.

 

Finalmente, para coordinar todas las acciones se requiere crear una COORDINACIÓN DE PLANEACIÓN ESTRATÉGICA E INVERSIONES PRIORITARIAS, que dependa directamente de la Presidencia, para promover la inversión pública, pero también de manera estratégica la co-inversión a través de las asociaciones público- privadas y la propia inversión extranjera directa.

 

  • ¿Con quiénes desarrollamos el proyecto de crecimiento y modernización industrial?

Impulsar una nueva etapa de desarrollo económico con visión de largo plazo, requiere actores empresariales con la capacidad, el compromiso y responsabilidad social para liderar el proyecto.

 

En México, es fundamental entender que en el centro de la estrategia para el crecimiento económico está la empresa. Los jugadores que van a la cancha son las empresas privadas (grandes, medianas y pequeñas), sociales y productivas del Estado, por lo que hay que promoverlas y convertirlas en locomotoras del desarrollo, pero con articulación productiva con la pequeña y mediana empresa, que a su vez hay que potenciar con la innovación tecnológica. Todo esto bajo una lógica de fomentar la responsabilidad social y ambiental. Asimismo, será necesario hacer verdaderas alianzas estratégicas con países y empresas internacionales, que promuevan la integración competitiva de México al mundo global.

 

Aquí el Modelo de la “Triple Hélice” (empresas, academia y gobierno), como modelo organizacional, deberá jugar un papel activo para hacer más eficaces y eficientes los procesos de modernización industrial.

 

  • ¿Para quién?: Desarrollo Incluyente

La nueva estrategia de desarrollo económico implica una estrategia de desarrollo incluyente. Uno de los graves problemas de México no es solamente el bajo crecimiento (2.2% en los últimos 20 años), sino también el que casi la mitad de la población (más de 50 millones) vive en pobreza y no podemos seguir con un modelo de crecimiento en donde la locomotora va con sus vagones hacia la modernización y el desarrollo y la mitad de la población se queda observando abajo; hay que subirlos al desarrollo. Por eso, EL RETO ES GENERAR UN MODELO DE CRECIMIENTO SOSTENIDO E INCLUYENTE.

 

Esto requiere entender que en muchas áreas y especialmente en el sector agropecuario y pesquero. Hay que pasar del subsidio al incentivo a la productividad que es una transferencia productiva, que permite incorporar a la población de bajos ingresos a actividades productivas, empleos mejor remunerados y elevar el bienestar social.

 

Cuando decimos para quién hay que impulsar el Modelo Económico del Cambio[4], hablamos de transitar a un modelo de desarrollo que tiene que incluir a toda la población, especialmente a la más desfavorecida, mujeres y jóvenes, para darles una esperanza y visión positiva de un nuevo México incluyente para todos los mexicanos.

 

 

Visión de Futuro y Proyecto de Nación: México 2030

EL MODELO ECONÓMICO DEL CAMBIO, implica avanzar a una etapa superior de desarrollo que consolide lo avanzado, que corrija lo que no ha funcionado y avance en nuevas estrategias y políticas públicas que permitan alcanzar un crecimiento económico sostenido del 5% anual, con empleos productivos (1 millón de nuevos empleos) y salarios remunerativos: DESARROLLO INCLUYENTE. Esto es, un crecimiento económico sostenido y competitivo e incluyente, en donde la modernización industrial y agroindustrial sean el nuevo motor del desarrollo. Al mismo tiempo, es necesario transitar del modelo de apertura macroestabilizador -de estabilidad sin crecimiento-, al Modelo de Crecimiento con Estabilidad: De la obsesión por la estabilidad al compromiso por el crecimiento. Para ello se requiere una visión de largo plazo y tener un modelo con visión de futuro y compromiso compartido de todos los mexicanos.

[1] Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2018, CEPAL, OCDE.

[2] Panorama de la Educación 2017, OCDE.

Nota: El gasto de México por estudiante es de 3 mil 703 dólares, es decir, de los más bajos de la OCDE, ya que el promedio es de 10 mil 759 dólares.

[3] Ver VILLARREAL, René, “TLCAN II y la Competitividad Regional: De La Integración Comercial a La Integración Productiva, amazon.com

[4] Ver VILLARREAL, René, “El Modelo Económico Del Cambio: Crecimiento Competitivo e Incluyente y la Reindustrialización de México”, amazon.com

 

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