Emoción vs. razón: los debates. Ronda 3: por la Presidencia

INE

Por: Mauricio Millán C. | Publicado en El Universal.

El pasado 20 de mayo se realizó el segundo debate entre los cuatro candidatos a la Presidencia de la República en un formato que incluyó a público participante, inédito en la historia electoral de México. El tema central fue “México en el mundo” que se dividió en tres bloques: “comercio exterior e inversión”, “seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional” y “derechos de los migrantes”. Dichos conceptos no deben politizarse y, por el contrario, debemos evaluar si son promesas viables y qué esperamos oír de los candidatos sobre los mismos.

El formato, aunque innovador, no contribuyó a la interacción entre candidatos y ciudadanía, en consideración del mayor número de comentarios destructivos contra propuestas constructivas. Los ciudadanos queremos escuchar acerca del proyecto de largo plazo del país, ¿cuál es la visión, cómo se alcanzará, qué estructura presupuestal requiere, cuál será su origen?

El primero de los bloques analizó el tema estratégico de “comercio exterior e inversión”, ya que el comercio exterior es uno de los motores que impulsa nuestra economía. En 2016, México fue el tercer país con la mayor participación de comercio de bienes y servicios como proporción del Producto Interno Bruto de todos los países que integran el G-20, con 38.15%. Durante el mismo año, en materia de inversión nuestro país ocupó la décimo octava posición como país receptor de Inversión Extranjera Directa (IED). Estas cifras demuestran la trascendencia del comercio exterior para la economía de nuestro país.

En el tema de comercio exterior, las propuestas contrastaron significativamente. Mientras que por un lado se apeló a la economía interna como estrategia de comercio exterior, por otro lado se propuso un TLCAN basado no sólo en los aspectos comerciales, sino integrales, así como el llevar más inversión al sur del país para cerrar la brecha de ingresos, lo cual resulta idóneo considerando las grandes desigualdades de nuestro país. La apuesta debe ser el impulso del comercio exterior sin desincentivar la economía interna, pero no abordar ésta última como la única estrategia de México de frente al mundo.

El segundo bloque abordó un tema inédito en debates, la “seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional”. De acuerdo con el Instituto de los Mexicanos en el Exterior, hay 36 millones de personas de origen mexicano fuera del país; de ellas, casi 12 millones nacieron en México y 98% se encuentran en Estados Unidos.

Resulta crucial que el próximo presidente reconozca la importancia de la seguridad fronteriza como un tema estratégico para nuestra economía y no sólo una cuestión de “autoridad moral”. También en materia de seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional existieron diferencias entre las propuestas de los candidatos. Por un lado, se propuso combatir la impunidad y la corrupción como receta infalible para resolver la seguridad fronteriza y, por otro lado, se propuso blindar las aduanas y detener el tráfico de armas y los recursos financieros de la delincuencia organizada.

Por último, en el tercer bloque se debatió el tema “derechos de los migrantes”. La migración es un tema sensible, tanto social como económicamente, para nuestro país. En 2017, de acuerdo con cifras del Banco de México, las remesas a México alcanzaron un monto histórico de 28 mil 771 millones de dólares (mdd), 6.6% más respecto a 2016, año en que sumaron 26 mil 993 mdd.

Respecto a las propuestas de este bloque, contrastan aquellas que se centran en una figura del Poder Ejecutivo como “guardián” de los migrantes al convertir los 50 consulados en Estados Unidos en procuradurías del migrante, frente a propuestas que, de manera coordinada y bajo una agenda intergubernamental, atienden de manera integral las principales problemáticas de los migrantes, como duplicar los recursos de los consulados para la defensa de migrantes o implementar un plan de trabajo en comunidades de origen para evitar que los mexicanos migren.

El segundo debate presidencial fue una oportunidad única para que los candidatos dieran a conocer sus posturas sobre la posición de México en el mundo. Hay que enfatizar que las propuestas sin la consulta y el acompañamiento de expertos difícilmente podrán resolver las problemáticas de comercio exterior, inversión, seguridad fronteriza y migración. Más allá de buenas intenciones, se necesita contar con un diagnóstico integral y una estrategia de largo plazo. Luego del segundo debate aún persisten las dudas sobre cómo el ganador resolverá los verdaderos problemas de fondo.

Asimismo, queda aún por resolver la estructura del gasto que deberá seguir la nueva administración y resaltar los impactos socioeconómicos que deberán alcanzar los diferentes proyectos de gobierno en pro de un desarrollo sostenible del país con visión de largo plazo y en concordancia con la competitividad y productividad que deben ejercer las economías a nivel mundial. Esperemos sean los grandes temas del siguiente debate y que de verdad esté en la agenda la construcción e implantación de esta visión de largo plazo. Fuente […]

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