Por: Carlos Fernández-Vega | Publicado en La Jornada.
Como era de esperarse, la acción de Estados Unidos generó la reacción de China, con lo que dio inicio formal la tan anunciada guerra comercial
entre ambas potencias –que arrastrará al resto del mundo–, bajo la dinámica de me pegas
, pues te pego
más fuerte, ya que la nación asiática no teme en absoluto y luchará hasta el fin para defender sus intereses legítimos con todas las medidas necesarias
, de acuerdo con el ministro chino de Comercio.
Estados Unidos tiró el primer golpe (aranceles a bienes chinos, en represalia por el supuesto robo de derechos de propiedad intelectual, que podría llegar a 60 mil millones de dólares, de acuerdo con el esquizoide de la Casa Blanca) y China lo regresó (128 productos gringos sobre los que aplicará tasas aduaneras de 15 o 25 por ciento).
Y en medio del intercambio de piedras se ubica México –que abrió todo y entregó todo–, que comenzará a navegar a contracorriente, porque la tendencia mundial es la de proteger el respectivo interés nacional, es decir, lo que hacen chinos, gringos y muchos más. Como bien lo subraya el análisis del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC, del que se toman los siguientes pasajes), para nuestro país terminó el sueño del libre comercio desregulado que subordinó la legislación nacional a los ordenamientos de los organismos multinacionales
. Continuar leyendo […]