Empleo, la joya de fantasía – México SA

México SA - La Jornada

Carlos Fernández-Vega | Publicado en La Jornada.

Todo indica que una de las joyas presumidas por el gobierno peñanietista resultó ser… de fantasía. La propaganda oficial celebra que a lo largo del sexenio se han generado más de 3 millones de nuevos empleos formales, pero el sector privado –aliado natural del régimen– ha documentado que sólo 40 por ciento (4 de cada 10) de ese monto tiene cupo en dicha categoría.

La Secretaría del Trabajo, basada en la estadística del IMSS, contabiliza la generación de 3 millones 237 mil 241 nuevos empleos formales entre el primero de diciembre de 2012 y el 31 de enero de 2018 (62 meses de gobierno peñanietista), lo que a simple vista es un récord.

El problema comienza cuando el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp, dependiente del Consejo Coordinador Empresarial) ha documentado que a ese número hay que descontar alrededor de 2 millones de plazas existentes que el gobierno peñanietista y los empresarios sólo formalizaron a lo largo de la presente administración, de tal suerte que, en realidad, los nuevos trabajos formales generados en el periodo citado suman poco menos de 1.3 millones.

Por lo anterior, en opinión del Ceesp, el mercado laboral mexicano, lejos de celebrar la joya presumida por el gobierno de EPN, en realidad vive «una situación no tan favorable, tanto por el nivel salarial como por el número oficial de generación de plazas, pues la mayoría (60 por ciento del total) ya existía» (El Universal).

Por el lado de la precarización laboral, el organismo empresarial advierte que se acentuó al cierre de 2017 y el repunte en inflación se tradujo en «mayores niveles de pobreza y desigualdad». Los salarios ofrecidos se mantuvieron en niveles bajos, pues si bien aumentó la población ocupada, ésta consiguió empleos con hasta dos salarios mínimos, reduciéndose drásticamente la oferta en los rangos superiores a dicha cota.

Al Ceesp le «preocupa que la precarización del mercado laboral se acentúa, propiciando una disminución en el bienestar de los hogares; otro problema preocupante es el repunte de la inflación, propiciando pérdida del poder adquisitivo que, a su vez, se tradujo en mayores niveles de pobreza y desigualdad». Además, de acuerdo con el Coneval, el porcentaje de la población con ingreso laboral insuficiente para adquirir la canasta alimentaria aumentó de 40 por ciento en el cuarto trimestre de 2016 a 41 por ciento en el mismo lapso de 2017 (La Jornada, Julio Reyna Quiroz).

En castellano simple, apenas cuatro de cada 10 plazas laborales formales contabilizadas como de nueva creación en el «sexenio del empleo» (Peña Nieto dixit) en realidad pueden considerarse así. El resto (seis de cada 10) sólo forman parte de la propaganda.

En ese mismo tenor, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) advierte que la realidad laboral del país obliga a no sólo preocuparse por la creación de empleo, sino por la calidad del mismo, pues de ello depende el nivel de ingreso, la seguridad social e incluso la estabilidad familiar. La creación de empleos no es suficiente cuando se tiene que de los 52 millones de trabajadores sólo 5 por ciento pude acceder a ingresos superiores a cinco salarios mínimos, por lo que el otro 95 por ciento tiene ingresos muy inferiores.

De esta manera, «la generación de oportunidades laborales se ha concentrado en los estratos de ingresos más bajos y con menores prestaciones. El análisis del bienestar está estrechamente relacionado con la capacidad que la gente tiene para aumentar sus niveles de consumo, lo cual, a su vez, depende del empleo y los ingresos derivados del mismo. La relevancia de ello es la incidencia que tienen los menores salarios en la pobreza. El análisis de las entidades federativas muestra que justamente donde existe una mayor proporción de personas ocupadas con un ingreso de hasta un salario mínimo o incluso que no reciben ingresos, el porcentaje de población total en una situación de pobreza también es mayor. Lo anterior, además, se encuentra relacionado con una mayor incidencia en la informalidad y la inseguridad».

Tal escenario, detalla el IDIC, tiene además una incidencia sobre la violencia en el país: existe una correspondencia real entre informalidad, pobreza y bajos salarios con el registro de delitos; a medida que estas variables son mayores, los delitos también presentan una mayor proporción en el total nacional, por lo que el cambio estructural que requiere el entorno social está también relacionado con las condiciones de seguridad nacional. Continuar leyendo […]

 

 

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