A un año del gobierno de Trump

José Luis de la Cruz | Publicado en: El Sol de México.

El cambio comenzó en el exterior, la elección de Donald Trump cimbró la estructura del comercio internacional, un cisma que encontró resonancia en México.

La elección de Donald Trump rompió las estructuras de poder político y económico de Estados Unidos. No solo venció a las dinastías Bush y Clinton, fue capaz de suceder a Barack Obama, un presidente carismático que aplicó cambios profundos tanto a nivel interno (con su reforma de salud) como en materia de relaciones exteriores: el acercamiento con Cuba fue uno de los más simbólicos.

Contrario a lo esperado, Trump logró consolidar un grupo compacto y una estrategia que se combinaron para encontrar un resquicio por donde logró avanzar sobre los grupos de interés tradicionales.

Sin tener la mayoría del voto y gracias a la particularidad del sistema electoral norteamericano, amalgamó los intereses de los desplazados por la globalización con los de grupos conservadores que no se ven representados por la parte tradicional del Partido Republicano.

El resultado mostró que los descontentos con la apertura comercial (TLCAN y TPP), la migración ilegal, la pérdida de empleo y de empresas, los supremacistas, entre otros, eran un segmento relevante en estados clave para ganar la presidencia.

Con dicho capital político, ya como presidente, Trump comenzó a modificar la arquitectura del comercio internacional. Primero con la salida de su país de la negociación del TPP y después con la renegociación del TLCAN.

México reaccionó a destiempo, confió que Trump no podría aplicar los cambios en materia comercial que hoy tienen en vilo a la economía de nuestro país. Las empresas trasnacionales norteamericanas no han tenido la capacidad de frenar a su presidente. Además, hoy tienen una reforma fiscal que les otorga beneficios millonarios. Una buena zanahoria que ya motivó el anuncio de nuevas inversiones industriales en Estados Unidos.

Tampoco se observó que Canadá se iría ajustando a los tiempos y ritmos de la negociación. Primero dejó a México a su suerte, después comprendió que le convenía aliarse para fortalecer su propia posición y la semana pasada sirvió como fuente de información que indicaba la seriedad de la amenaza de Trump de retirar a Estados Unidos del TLCAN.

A ello se debe agregar la señal del presidente norteamericano respecto a los tiempos electorales de México y la negociación del TLCAN. ¿Con quién prefiere negociar Trump? Sin lugar a dudas que continuará privilegiando el viejo lema de “Estados Unidos no tiene amigos, tienen intereses”.

En México el gobierno saliente tendrá poco margen y los precandidatos a la presidencia del país no se han expresado respecto al TLCAN y la reforma fiscal de Estados Unidos. El equipo de Trump conoce que el eje de la campaña presidencial será político y de guerra sucia, ello le puede facilitar la negociación.

En México es necesario definir una posición que garantice el mayor bienestar del país, el magro crecimiento de 2 por ciento registrado durante el sexenio no deja margen para perder más terreno. Fuente […]

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