México y el nuevo desorden global

El Universal

El Universal | José Luis de la Cruz.

El orden geopolítico y geoeconómico derivado de la apertura comercial y financiera instrumentada durante los últimos 40 años está viviendo modificaciones que México debe considerar para su futuro próximo.

Seguir por el mismo camino, delegar la construcción de una política interna de desarrollo económico a la firma de más tratados comerciales puede conducir a un mundo que dejará de existir, los paradigmas que le dieron vida a los arreglos globales de las últimas tres décadas se encuentran bajo serios cuestionamientos por parte de las mismas sociedades que les dieron origen.

México no puede permanecer sin fortalecer las capacidades productivas internas y sin contar con una verdadera política industrial.

La globalización, la integración comercial y económica fueron seriamente dañadas durante la crisis financiera que se suscitó entre 2007 y 2009: la población que perdió su empleo y nivel de vida como consecuencia de la especulación, liberalización y falta de regulación financiera ha logrado lo que se subestimó siete años antes: ascender en la escala del poder político.

Dicha situación está generando un profundo cambio estructural en naciones como Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Francia, Austria y Alemania principalmente. Ello trastocará el orden mundial.

Europa y Estados Unidos buscan mantener la estabilidad de su sistema económico y político mientras en China se consolidan los frutos de las reformas política y económica que se comenzaron a implementar hace casi 40 años: la construcción de un Capitalismo de Estado que ha generado poderosas empresas industriales que compiten con las trasnacionales de los países desarrollados.

Durante las últimas décadas, China y otros países del Pacífico asiático aprovecharon el proceso de la globalización comercial para incrustarse en el ADN de dicha estrategia, pero con un objetivo de interés nacional: el fortalecimiento de sus capacidades productivas internas para convertirse en exportadores netos, generadores de valor agregado y a partir de ello transformarse en los líderes productores y exportadores de insumos intermedios y bienes manufacturados.

China y el Pacífico asiático se expanden e instrumentan estrategias que buscan acercar al resto del mundo a su esfera de influencia a través de iniciativas como el One Belt One Road, un mecanismo de infraestructura que conectará al centro de Europa con China y lo cual incluirá una conexión marítima que abarcará el Sudeste asiático, la India, África y Europa. Dicho programa también cuenta con la participación de Rusia.

Contrario a lo observado en los últimos 100 años, occidente no cuenta con un proyecto de orden global para el futuro, Estados Unidos vive el enfrentamiento entre su gobierno y las trasnacionales que se han beneficiado del libre comercio pero que no han logrado llevar los beneficios a la sociedad que perdió su empleo en las zonas industriales que se debilitaron por la mudanza de empresas y el progreso tecnológico.

En Europa, Gran Bretaña ha decidido emprender su camino sin permanecer en la Unión.

En España se vive una modificación política y económica que estuvo latente durante siglos pero que ha visto la luz en unos cuantos meses, la separación de Cataluña, la región que genera 20% del PIB español.

Alemania, Austria y Francia enfrentan el crecimiento de la ultraderecha, una posición política que cuestiona los procesos migratorios y de integración en Europa, particularmente por el arribo de población asiática, africana y aun de América Latina.

Durante el siguiente lustro habrá cambios que México deberá resolver y los cuales se asociaran con los rezagos internos que prevalecen en la mayor parte del país.

El fortalecimiento del crecimiento económico interno debe ser uno de los objetivos a cumplir, México no puede continuar en la llamada estabilidad macroeconómica sin tener un mejor desempeño productivo.

El control de la inflación debe lograrse productivamente, es decir, al mismo tiempo que la nación logra crecer más de 5%, de otra manera no podrán resarcirse los pendientes acumulados desde 1982, cuando México era la décima economía del mundo (hoy es la dieciseisava de acuerdo con el FMI).

Pensar en que la apertura comercial y las reformas estructurales serán suficientes es de alto riesgo en un mundo que esta cambiando de dirección, México debe retomar el control de su crecimiento para enfrentar la volatilidad externa que se esta viviendo. Fuente […]

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