Retrocede la competitividad de México en infraestructura: WEF

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Revista T21 | Enrique Duarte.

El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) hizo público en la víspera su Informe Global de Competitividad (IGC) 2017-2018, en donde hace referencia que a 10 años de la crisis financiera mundial, la “recuperación sostenida sigue estando en riesgo”.

Ahí mismo plantea que este riesgo se debe a la incapacidad generalizada de los líderes y encargados de la toma de decisiones de implementar las reformas necesarias para apoyar la competitividad y el imprescindible aumento de la productividad que esto provocaría.

A pesar de que el actual gobierno federal de México, al mando de Enrique Peña Nieto, ha presumido en numerosos eventos públicos la aprobación de 11 reformas estructurales, en sectores como telecomunicaciones, energía, financiero, educativo, laboral, competencia económica, entre otros, el país no obtuvo una mejor calificación en el IGC, sino que se quedó estancado en la posición 51.

En un exiguo comunicado de prensa, la Secretaría de Economía celebró que el país presentó una mejora en la calificación de 4.41 a 4.44 (en el rango de 1 a 7). “Esta es la mejor calificación de México desde 2006, año en que el WEF implementó la metodología vigente”, se lee en el comunicado.

Según el WEF, el IGC se forma con base en datos a nivel nacional que cubren 12 categorías (los pilares de competitividad) que colectivamente forman una imagen completa de la competitividad de un país.

Estos pilares son: instituciones, infraestructuras, entorno macroeconómico, salud y educación primaria, educación superior y formación, eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, disponibilidad tecnológica, tamaño del mercado, sofisticación empresarial e innovación.

Así mismo, define a la competitividad como “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”.

En el caso mexicano,comparado con el informe del año pasado, seis de sus 12 pilares presentan caídas en competitividad (instituciones, infraestructura, salud y educación primaria, desarrollo del mercado financiero, sofisticación empresarial e innovación), mientras que tres se mantienen (eficiencia del mercado de bienes, eficiencia del mercado laboral y tamaño del mercado) y el resto sube (ambiente macroeconómico, educación superior y formación y disponibilidad tecnológica). (Revisa la tabla más abajo)

En el comunicado de prensa de la Secretaría de Economía sólo se hace referencia a que “en cuanto a los retos para México, se siguen detectando inhibidores a la competitividad en las instituciones, con una percepción negativa sobre la eficiencia del gasto de gobierno, la protección de los derechos de propiedad y la independencia del poder judicial. México sigue rezagado en el mercado laboral, con una baja participación de la mujer en la fuerza laboral (0.59 mujeres por cada hombre)”.

Es decir, la dependencia federal no observa en el pilar de “infraestructura” alguna preocupación, siendo éste un factor importante para el comercio exterior y del consumo interno, dos actividades que ha pretendido impulsar en mayor medida en los últimos años.

Al revisar con detalle los datos que ofrece el WEF para México en el pilar de “infraestructura” en el IGC se observa, en principio, que éste cayó cinco lugares para quedar en la posición 62 a nivel mundial.

En “infraestructura”, el IGC considera dos incisos: Infraestructura de transporte e Infraestructura eléctrica y telefónica. Para el primero de ellos, toma en cuenta seis componentes, dos de los cuales tuvieron mínimas alzas y el resto presenta caídas, comparado con el IGC de un año antes. (Revisa la tabla más abajo)

En su reporte Debilidad del crecimiento económico y precarización del mercado laboral 2012-2017, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) señala que “la apertura comercial instrumentada no es suficiente para contrarrestar la erosión del sistema productivo, las empresas nacionales se enfrentan un entorno poco favorable: regulación excesiva e inapropiada para un mundo altamente competitivo, inseguridad pública, altos costos de energéticos, un sistema educativo poco vinculado con las necesidades productivas, infraestructura obsoleta, falta de inversión pública y escaso financiamiento público y privado». Continuar leyendo […]

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