CIUDAD DE MÉXICO (Reuters) – Cuando Alejandro Rojas salió a recorrer las calles de la Ciudad de México después del brutal terremoto que derrumbó decenas de edificios en el país, se dio cuenta que la magnitud del desastre rebasaba por mucho sus posibilidades de ayudar.
Tomó su motocicleta y regresó a su oficina en uno de los barrios más afectados de la capital y, con un grupo de amigos de diversas ocupaciones, el publicista de 26 años empezó a delinear una plataforma para conectar a los habitantes de inmuebles dañados con profesionales dispuestos a darles su opinión.
Casi una semana después, su sitio www.salvatucasa.mx tiene datos de más de 3,000 viviendas con posibles daños, que aguardan para ser evaluadas sin costo por más de 500 ingenieros y arquitectos que hasta el lunes se habían registrado como voluntarios.
“Sabíamos que el Gobierno estaba desbordado. Sólo queríamos poner un granito de arena”, dijo Rojas. “Lo que no esperábamos es esta ola (de solicitudes) que se nos ha venido encima”.
El Colegio de Ingenieros Civiles de México lanzó la semana pasada una aplicación móvil similar, pero la asociación no respondió de inmediato a solicitudes de comentarios.
En un país con cada vez más usuarios de Internet, el envío de mensajes de texto y WhatsApp ayudó a los socorristas a localizar a muchas personas atrapadas entre los escombros del sismo magnitud 7.1 que también desató exacerbadas muestras de solidaridad entre la población.
En México, al menos 65.5 millones de personas utilizan Internet y hay 60.6 millones de usuarios de teléfonos inteligentes, alrededor de la mitad de la población del país, según datos del instituto de estadísticas. Continuar leyendo […]