¿Un TLCI México- China? ¿O Un acuerdo de Integración productiva y cooperación?

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El Financiero | Mauricio de María y Campos.

Ante el continuo fortalecimiento económico de China, los problemas e incertidumbre en México con EU de Trump y la evidente necesidad de diversificar nuestras relaciones económicas con el exterior ha habido propuestas de celebrar un Tratado de Libre Comercio e Inversiones con China.

La semana pasada asistí a una interesante charla en la UNAM sobre ese dilema. Complementariamente he revisado algunos estudios de la CEPAL y de especialistas latinoamericanos sobre la experiencia a la fecha con China, de países que han celebrado TLCs con ese país: Chile (2006), Perú (2010) y Costa Rica (2011).

He aquí mis reflexiones:

1.- La relación económica actual con China es adversa a México y con pocas perspectivas de mejora. El gigante asiático se ha convertido ya desde hace 15 años en nuestra segunda fuente de importaciones después de nuestro vecino del norte.

Las exportaciones mexicanas a ese país solo compensan una doceava parte de ese flujo formal de bienes -sin contar el enorme contrabando-, por lo que tenemos un déficit comercial creciente.

Los esfuerzos de expansión de nuestras exportaciones han rendido escaso fruto dada nuestra baja capacidad competitiva para exportar de las empresas nacionales. Las exportaciones de minerales, frutas y legumbres, carne de puerco, tequila y otros productos siguen siendo un ‘arañazo’ frente al potencial existente.

Como explicó muy bien el consultor Adrián Cisneros en su plática en el Centro China- México de la UNAM, a la típica empresa mexicana le falta la sofisticación internacional, los recursos humanos especializados y el conocimiento de la diversidad regional de un país tan vasto como China. Tampoco hemos sido capaces de crear en México y en China la red de apoyo para atender los desafíos y las oportunidades de ese mercado. Hay recursos de ProMéxico, pero frecuentemente el empresario no está dispuesto a invertir en la parte que le corresponde.

2.- Las inversiones de China en México también son muy pequeñas-equiparables en monto ¡a las de Irlanda!- resultando insignificantes en nuestra balanza en cuenta corriente.

Los dos proyectos importantes con empresas chinas que habrían de iniciar el despegue de una nueva relación económica -el de la creación de un centro distribuidor de productos chinos en Quintana Roo y el de la construcción del tren rápido a Querétaro- naufragaron por razones diversas bien conocidas y acabaron por costarnos caras en términos de credibilidad y de indemnizaciones, a pesar de contar con respaldo financiero chino importante.

La única área con alguna perspectiva optimista es la explotación de petróleo y gas en aguas profundas, donde la empresa estatal china obtuvo dos asignaciones importantes con potenciales impactos positivos en el largo plazo.

En el caso de las empresas mexicanas, fuera de las grandes empresas que se han decidido a invertir en China, como Bimbo y Maseca, y algunas exportadoras de minerales, la gran mayoría sólo tiene a China en sus sueños.

Las grandes empresas trasnacionales, no ven a México como un proveedor de China; más bien como un eslabón competidor -ahora vulnerable- en su cadena de inversiones y de valor para abastecer al mercado de América del Norte.

3.- En turismo no hemos logrado atraer flujos importantes de turistas chinos, a diferencia de los países europeos, de América del Norte y de algunos países latinoamericanos como Perú. Continuar leyendo […]

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