La sombra del TPP: ¿De regreso a través del TLCAN y la OMC? Desafíos para México y el mundo

Container Cargo ship and Cargo plane with working crane bridge in shipyard background, logistic import export background and transport industry.

ESTE PAÍS | Mauricio de Maria y Campos.

Las negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están por iniciarse a partir de fines de agosto del 2017. Aunque Donald Trump denunció el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) desde su primer día como presidente, mostrando su aversión o desinterés en el orden multilateral, no hay duda de que las grandes empresas estadounidenses y los políticos involucrados en las negociaciones ya han venido desde el primer día de su mandato —tal vez desde el día siguiente a su elección— ejerciendo presión sobre sus asesores y equipo de gobierno para que sus logros alcanzados con el TPP puedan restituirse y aun mejorarse en las negociaciones bilaterales, regionales y multilaterales en puerta.

Estoy seguro de que en la consulta que realiza actualmente el Congreso de los Estados Unidos (EU) en relación con el TLCAN estas cuestiones estarán presentes, se dejarán ver y tendrán su impacto. Espero que los intereses de los empleadores de migrantes, de los consumidores, de los trabajadores organizados y otros sectores de la sociedad civil y defensores de los derechos humanos estén debidamente reflejados y logren ejercer un contrapeso e incidir sobre los términos y contenido de las negociaciones.

Un ejercicio y un resultado similares serían deseables en el proceso que ha anunciado la parte mexicana, así como que los legisladores de nuestro país y el gobierno actual respondieran a los intereses y preocupaciones de las PyME, los campesinos, los trabajadores mexicanos y nuestros ciudadanos preocupados por las cuestiones ambientales y los derechos humanos. Ello no sucedió a principios de los noventa, cuando se negoció el TLCAN. Desde entonces se ha avanzado en algunos flancos de la sociedad organizada, pero en otros, como el sindical, percibo un franco deterioro.

Soy bastante escéptico respecto a lo que podrá lograrse luego de haber estado involucrado en el proceso de análisis, consulta y discusión del TPP —y eso que participé en múltiples foros académicos y algunos empresariales, y tuve el privilegio de haber sido invitado por el Instituto Belisario Domínguez a generar un informe que presenté a una Comisión en el Senado y que ha estado accesible electrónicamente desde fines de diciembre pasado, y en versión impresa desde hace algunos meses.

Como ahora comprobamos, pasados seis meses del gobierno de Trump, con todas sus incertidumbres y desatinos, los intereses detrás del TPP están de regreso —aunque no los posibles beneficios para México, menores que los costos previstos—. Lo que me preocupa es que el gobierno mexicano parece plegarse a esos intereses y no ha aprovechado este último semestre, desde la elección de Trump, para precisar claramente los principios y los intereses de México en la negociación de un nuevo TLCAN. Tampoco ha sido capaz de impulsar cinco cuestiones importantes, por difíciles de lograr que sean, que han estado pendientes desde las negociaciones originales del TLCAN:

1) El libre flujo de personas y trabajadores, junto con el de bienes y capitales, como en el caso de la Unión Europea. Aun si nos parece inalcanzable en el momento actual que ocurriera de manera progresiva en un plazo determinado, sería importante insistir en ello como una demanda justa, deseable y pendiente.

2) Un esquema de cohesión social similar al europeo, que atienda las asimetrías crecientes entre y dentro de los tres países a través de fondos y mecanismos compensatorios.

3) La posibilidad de aplicar políticas sectoriales y regionales de fomento industrial para permitir a México el proceso de “catch-up” (alcance) con sus asociados en las esferas educativa, productiva y tecnológica.

4) La necesidad de establecer políticas, instituciones e instrumentos apropiados para el efectivo desarrollo de una economía integrada, competitiva y sustentable de América del Norte. La creación de un Fondo o Banco de desarrollo regional sería un proyecto importante.

5) La inclusión de un régimen o consenso social regional compartido, que atienda necesidades compartidas de salud, salarios, seguridad en el trabajo y bienestar social. Continuar leyendo […]

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