‘Competitividad Regional de América del Norte: Retos y Perspectivas’ por Matthew Rooney

Dr. René Villareal (Presidente del CECIC y consejero del IDIC), Mtro. Matthew Rooney (Director del Programa de Crecimiento Económico del Instituto George Bush), Ing. Raúl Gutiérrez Muguerza (Presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico) el miércoles 15 de febrero de 2017 en la Ciudad de México.

Líderes empresariales se reunieron hoy en la Ciudad de México para participar de la ponencia “Competitividad Regional de América del Norte: Retos y perspectivas” impartida por el Mtro. Matthew Rooney, director del Programa de Crecimiento Económico del Instituto George W. Bush.

El Ing. Raúl Gutiérrez Muguerza, presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) inauguró el evento con un mensaje, mientras que el Dr. René Villareal, presidente del Centro de Capital Intelectual y Competitividad (CECIC) y consejero del IDIC, presentó al invitado y agradeció su participación.

Mensaje del IDIC:

México debe asumir la conducción de su desarrollo económico, ese es uno de los mensajes que el proceso electoral de Estados Unidos nos envió y el cual se ha reforzado con las primeras directrices del Presidente Donald Trump.

En el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico tenemos claro que, solo con una planta productiva nacional altamente competitiva, se puede lograr el Fortalecimiento Productivo del Mercado Interno requerido para establecer nuevas bases de intercambio económico con Estados Unidos y otras naciones del orbe.

No obstante, y sin negar la relevancia de la interacción internacional, es prioritario reconocer que el mundo está cambiando, hay un agotamiento del modelo globalizador que no ha logrado satisfacer las necesidades de toda la sociedad.

México enfrenta parte de ese cambio de paradigma. La postura de revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte implicará cambios profundos que van más allá del intercambio comercial entre los integrantes de la región. Para nuestro país pueden tener amplias implicaciones productivas, laborales y de inversión.

Durante los últimos 30 años apostamos por la apertura económica, y eso nos permitió colocarnos como de los principales exportadores de manufacturas del mundo. El problema es que lo hicimos desde una base maquiladora, con bajo valor agregado y escaso contenido nacional.

Sin lugar a dudas, México es el líder industrial en América Latina, tanto por capacidad productiva, como por amplitud de dicho sector. De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial ocupamos el lugar 20 mundial, por arriba de nuestro país solo se encuentran economías desarrolladas o asiáticas de base tecnológica que son altamente competitivas.

No obstante, también es pertinente señalar que durante los últimos 15 años no hemos avanzado en el indicador, situación que se encuentra asociada al bajo valor agregado de las manufacturas que se producen en el país.

De acuerdo al INEGI y su programa IMMEX, el 75% de los insumos que utilizan las empresas manufactureras ahí registradas es importado, apenas una cuarta parte es generada en el país.

El bajo contenido nacional de las exportaciones mexicanas es la causa de lo descrito, y es parte de lo que como región de América del Norte debemos abordar para superar las diferencias planteadas por el Presidente Trump con un ánimo propositivo.

México ha recibido beneficios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, eso es innegable, pero no ha sido en detrimento de Canadá y Estados Unidos. Hoy, una parte creciente de los insumos intermedios que utilizamos los tres países integrantes del TLCAN se produce en el continente asiático, particularmente en China.

Tanto Estados Unidos como México requieren crear empleo formal y mejor remunerado, pero eso solo se logrará con crecimiento económico fundamentado en un mayor contenido regional.

La Producción Competitiva de Insumos Intermedios, de Maquinaria y Equipo, y de Bienes Finales en América del Norte es la mejor forma de superar la falsa disyuntiva existente entre nuestros países, no se requiere que México pierda para que Estados Unidos gane.

Sería un error histórico minar la integración existente entre ambas economías, disminuiría la capacidad competitiva de Estados Unidos, algo que no se puede solventar con mayores impuestos, aranceles o proteccionismo.

La integración productiva y competitiva de dos socios económicos debe ser el camino a emprender, para ello se requiere una negociación que vea más allá de la agenda comercial y de coyuntura.

México ha respetado de manera ortodoxa las reglas del libre comercio, en ocasiones aun a costa de disminuir el fomento otorgado a las empresas nacionales. En la búsqueda de lograr una mayor integración global, la política económica de nuestro país ha priorizado el cumplimiento de los compromisos contraídos con los organismos internacionales y los asociados a los múltiples acuerdos firmados con otras naciones.

Bajo dicho contexto, se puede afirmar que México ha sido uno de los principales promotores del libre comercio, especialmente en América del Norte.

Por ello es evidente que no coincidimos con el análisis en donde se plantea que México se ha beneficiado del TLCAN en detrimento del bienestar de Estados Unidos o Canadá. En realidad, México ha sido un socio fundamental para que la región de América del Norte haya ganado competitividad en base a mano de obra calificada, la cual se ha complementado con la disponibilidad de recursos energéticos, productivos y empresariales de calidad global que existen en el país.

México enfrenta una coyuntura que definirá su destino, la prosperidad económica y el desarrollo social de nuestro país dependen de alcanzar un mayor crecimiento, uno basado en mejores condiciones de productividad y competitividad.

 

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