Precarización laboral que anticipa más pobreza #Opinión

El Universal | Por: Dr. José Luis de la Cruz Gallegos.

La precarización de la ocupación y el empleo que se exacerbó desde el 2007 continúa avanzando en México. Los primeros síntomas se observaron aun antes de la crisis del 2009, la recesión solo vino a profundizarlos. La actual generación de empleo es positiva, permite que más mexicanos cuenten con ingreso económico, sin embargo ocurre en un marco de bajos salarios y escasas prestaciones sociales, las cifras del INEGI son contundentes.

Como referencia se puede observar que entre el segundo trimestre del 2006 y el correspondiente del 2016 la cantidad de personas ocupadas se elevó en 7.4 millones. De esa cifra, 2.6 millones tuvieron como ingreso monetario, en el mejor de los casos, un salario mínimo. En otras palabras: el 35% de la ocupación y empleo total se dio en el rango más bajo de ingresos.

Sin lugar a dudas que esto explica el incremento de la pobreza por ingresos observado durante los últimos 10 años. De igual forma permite entender por qué los apoyos del gobierno no solucionan el problema de marginación social: en México se genera ocupación y empleo precario que supera lo que puede atenderse con gasto público.

Lamentablemente el desequilibrio aumentó en el último año: entre el segundo trimestre del 2015 y el mismo periodo del 2016, la ocupación y el empleo se elevó en casi 1.1 millones de personas, no obstante la cantidad de quienes reciben, cuando mucho, un salario mínimo de ingreso lo hizo en más de 1.1 millones. Otras 915 mil fuentes de ocupación y empleo se crearon en el rango de entre 1 y 2 salarios mínimos. ¿Cómo es posible una generación de oportunidades laborales de bajos salarios superior al total?

La desaparición de la ocupación y empleo bien pagado permite entender dicha situación. El número de personas que reciben entre 3 y 5 salarios disminuyó en 657 mil personas. Algo similar ocurrió para quienes perciben más de 5 salarios mínimos, ahí la caída fue de 120 mil personas. Lo mismo se suscitó en el rango de entre 2 y 3 salarios mínimos, casi 36 mil personas menos que un año antes.

El problema de precarización también se percibe en el crecimiento de la informalidad, para el segundo trimestre del año 29.4 millones de personas se ocuparon en dicho sector, 300 mil adicionales a lo contabilizado un año antes. La informalidad tiene un vínculo directo con la ausencia de prestaciones de seguridad social: hoy 32.1 millones de personas ocupadas no tiene acceso a la misma (585 mil más que un año antes), ello a pesar de que la ley lo marca como algo obligatorio.

Lo anterior tiene una clara relación con la falta de un vínculo legal entre 16 millones de trabajadores y sus patrones, de acuerdo al Inegi esa es la cantidad de personas que se encuentra laborando sin contar con un contrato por escrito, 473 mil más que en el segundo trimestre del 2015.

El no contar con un contrato por escrito limita la posibilidad de tener otro tipo de prestaciones adicionales a las de seguridad social, lejos queda el acceso a los créditos del Infonavit o el Fonacot por ejemplo, 13.2 millones de personas se encuentran sin dicho acceso, un incremento de 255 mil en un solo año.

Las estadísticas citadas son un reflejo del principal problema estructural de México, la falta de crecimiento económico ha creado una sociedad que vive en pobreza debido a la precariedad de su mercado laboral y de su entorno de negocios.

Como se ha citado por diversos estudios nacionales e internacionales, la válvula de escape del comercio al menudeo informal no solo es un lastre para la productividad, en realidad conduce a la trampa de pobreza que restringe el desarrollo de las personas y también de la actividad productiva de la industria y los servicios de alto valor agregado.

El entorno descrito no se solventará con más tratados comerciales o con programas asistencialistas del Inadem y Sedesol. La propia reforma laboral no incide favorablemente en la actual coyuntura. Dichas estrategias solo administran el problema, la verdadera solución requiere un cambio más profundo, uno que incluya la reindustrialización de México. Fuente […]

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