Reflexión final | Voz de la Industria núm. 48

La administración del Presidente Enrique Peña Nieto enfrentará un contexto distinto para la segunda parte de su gestión. De inicio se tiene un entorno internacional más volátil e incierto. La caída de China le ha llevado a aplicar una política económica más agresiva, busca elevar la competitividad de sus exportaciones, algo que afectará a los productos mexicanos, no solo a los de exportación también los destinados al mercado interno enfrentarán el embate de las importaciones chinas. Todo esto bajo la sombra de una desaceleración económica global y una advertencia reiterada de mayores tasas de interés.

La consecución de resultados debería ser parte natural de esta etapa de la administración, particularmente de aquellos que se plasmaron en los planes y programas oficiales.

Lamentablemente, a mitad del camino, el saldo no es el esperado. El gobierno deberá aplicar un recorte a su gasto de gobierno y revisar el alcance real de las reformas, particularmente de aquellas que inhiben la inversión privada nacional.

Se requiere una política económica incluyente, diferente a la concertación generada con el Pacto por México. Aquel acuerdo político requiere una nueva concertación, pero ahora con el sector productivo, el que está en verdadera capacidad de invertir, crear empresas y empleo formal.

Una colaboración cercana con el sector privado es fundamental.  No puede estimarse un mayor crecimiento y combate efectivo a la pobreza e inequidad sin la inversión del sector privado nacional.

La evidencia es contundente el 0.2% de los establecimientos genera 64% de la producción total, el crecimiento económico de México depende de su desempeño. La ocupación y el empleo tienen su relación con los micronegocios, de aquellos establecimientos que cuando mucho emplean a 10 personas, pero estos últimos no tienen la capacidad productiva para acelerar el crecimiento del país.

El gobierno mexicano deberá encontrar el equilibrio en su política económica, favorecer la competencia económica sin detener el crecimiento. Además lo debe hacer con un “piso parejo”. Igualmente valiosa es la inversión extranjera que la nacional. Ese es un punto que debe considerar ante la disminución de los saldos positivos de entrada de capital.

El desarrollo del mercado interno es indispensable para mejorar el desempeño del PIB nacional, pero para ello se requiere del fomento de la producción interna, de mayores encadenamientos productivos y valor agregado.

México requiere de un programa económico emergente para enfrentar esta coyuntura, una estrategia que además le permita sentar las bases productivas de mediano y largo plazo que se requieren para desarrollar a la nación.

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