A mitad del camino | Voz de la Industria núm. 48

A unas horas de que se presente el tercer informe de gobierno se impone la revisión del estado actual tanto de las principales cifras macroeconómicas como de aquellas que muestran el estado actual de los hogares y las empresas en México.

Lejos han quedado los fulgores con los que inició la administración del Presidente Enrique Peña Nieto. La habilidad política para generar consensos con las principales fuerzas partidarias tuvo como fruto el Pacto por México. Este arreglo permitió dar a luz una serie de cambios legales que durante mucho tiempo fueron etiquetados como las Reformas Estructurales que la nación requería.

La aprobación de las reformas, y la rapidez con la que se hizo, se conjunto con un posicionamiento mediático internacional. Como olvidar las portadas en revistas globales, “Saving Mexico” y el “Mexico Moment”, fueron instantes relevantes de aquella etapa. Lamentablemente, se han difuminado.

El siguiente paso no solo era el volver una realidad las reformas, había al menos tres aspectos adicionales a contemplar.

El primero era preguntarse si los cambios podrían resolver la situación que enfrenta México. Durante muchos años una parte significativa de quienes hacen política y análisis económico aceptó el paradigma del beneficio que traerían las reformas. Se aceptaba que su aprobación e implementación serían capaces de propiciar mayor crecimiento económico y desarrollo social.

La planeación económica realizada por Vicente Fox lo hizo en su Pronafide. Al presentar un escenario llamado inercial y otro con reformas, a estas últimas les atribuyó la capacidad de generar un crecimiento que se acercaba a su famoso 7%. Al no tener la capacidad política para aprobar sus cambios todo quedó en un supuesto.

Eso no ocurrió con la actual administración federal, las modificaciones se realizaron pero el crecimiento real anhelado del PIB no llegó, es solo la mitad del 4.5% que para este año se esperaba con las reformas. Evidentemente que los problemas estructurales que inhiben el crecimiento son más profundos y de otra naturaleza.

El segundo aspecto a considerar era cuestionarse el verdadero estado de la economía internacional. Durante el sexenio de Felipe Calderón un error fue el de minimizar la crisis económica que se estaba gestando en Estados Unidos. Los llamados “catarritos” y supuestos “blindajes” no evitaron que nuestro país sufriera la segunda peor crisis en 80 años.

Hoy vuelve a presentarse un entorno coyuntural que las reformas no pueden resolver. La caída del precio del petróleo, el profundo ajuste financiero que se vive en el mundo (producto de la crisis bursátil de China y de la probable alza detasas de interés de la Reserva Federal), la desaceleración industrial del país asiático, los problemas de la Unión Europea, la recesión brasileña y canadiense, así como el mal resultado la economía japonesa son ejemplos de los problemas que el mundo enfrenta. Dicho entorno requiere programas económicos emergentes, diseñados para enfrentar una coyuntura que modificará la estructura productiva y financiera global.

Tercero. La propia administración pública vive en una inercia. Durante años se le educó con paradigmas como el de que “la mejor política industrial es la que no existe”. En consecuencia su trabajo era firmar acuerdos comerciales para que el libre mercado se encargara de hacer el resto. No estaban preparados para hacer programas de fomento económico a nivel sectorial y regional en conjunto con la iniciativa privada.

Un problema central es que se ha desdeñado el papel de la inversión productiva privada nacional, se otorgan beneficios millonarios a la extranjera que no genera vínculos con las empresas nacionales y por ende tiene un impacto reducido en el crecimiento económico. Eso no se ha modificado.

De igual forma se minimiza el impacto de la competencia desleal de China, así como el efecto que tienen sus medidas de política monetaria como la devaluación del Yuan y su baja en tasas de interés.

A mitad del camino la administración federal deberá revaluar su estrategia de política económica, el peso de la inercia es muy grande, particularmente la del pensamiento. Las cifras económicas así lo demuestran.

Última actualización: 28 agosto 2015.

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