México SA: Sigue la caída del peso

La Jornada | Carlos Fernandez Vega | OPINIÓN.

Decían en el Olimpo tecnocrático que no había motivo de preocupación, porque México estaba “blindado” ante la “volatilidad temporal” financiera y cambiaria. Sin embargo, los capitales “migran” hacia otros mercados, el tipo de cambio registra récord tras récord y el Banco de México quema reservas internacionales que sólo avivan la hoguera especulativa.

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Ayer la institución a cargo de Agustín Carstens sacrificó 200 millones de dólares adicionales a los 200 millones que subasta cotidianamente a partir del 31 de julio (antes de esa fecha el sacrifico diario era de 52 millones) con el fin de “proveer liquidez” al mercado cambiario. Cuatrocientos millones quemados en unas cuantas horas, para que al final el billete verde se vendiera a 16.70 bilimbiques en ventanilla, 13 centavos más que en la víspera, de tal suerte que está a un tris de llegar a 17 pesos por uno (17 mil para quienes tienen memoria).

Además, señala el IDIC, “las expectativas sobre el impacto de las reformas estructurales se han moderado, los resultados de la ronda uno han puesto de manifiesto que las inversiones en el sector energético no serán el motor de reactivación productiva que se había pensado, y esto es un llamado a implementar medidas de política económica alternativas, porque las cifras de coyuntura son contundentes”.

De acuerdo con el Inegi, durante los primeros cinco meses del año el indicador global de la actividad económica (IGAE) registró un avance de solamente 2.3 por ciento, por abajo del modesto promedio de 2.5 contabilizado durante los últimos 15 años; derivado de ello se tiene que la mayor parte de los sectores productivos tiene una tendencia a la baja; si bien el sector de los servicios todavía muestra un desempeño positivo en lo que a su ciclo económico atañe, hay componentes importantes a su interior que han comenzado a debilitarse, producto de que su fortaleza depende de la dinámica productiva de los sectores primario e industrial; el comercio y el transporte son dos elementos de servicios que exhiben una primera etapa de agotamiento, la cual solamente se podrá revertir si mejora la calidad del empleo y se acelera el crecimiento del resto de la economía; el mercado interno depende de los ingresos generados por la producción, no de la importación; la desaceleración industrial es notoria, y la inversión cayó 0.9 por ciento.

Y lo anterior se registra “después de dos años de bajo crecimiento, de tal suerte que sin cambios en la política económica las empresas y hogares tienen pocas reservas para reactivar su ritmo de inversión y consumo de manera sostenida. El crédito no es una opción sustentable, tanto porque sigue siendo escaso y caro, como porque no se encuentra orientado al fortalecimiento del aparato productivo”.

En el caso de los hogares la situación es delicada, detalla el IDIC: las cifras de incremento en la pobreza lo confirman. De acuerdo con el Coneval, en el periodo 2012-2014 la pobreza multidimensional se incrementó en 2 millones de mexicanos, para llegar a 55.3 millones de personas que sufren este flagelo. Además debe considerarse que 53.2 por ciento de la población no tiene el ingreso suficiente para superar la línea de bienestar (63.8 millones de personas, 3.2 millones más que en 2012). La misma institución documenta que 28 millones sufren carencia alimentaria y que 24.5 millones viven con un ingreso que no les permite superar la línea de bienestar mínimo. ‘‘Lamentablemente esto último no representa un problema de coyuntura, en realidad es uno de los desequilibrios estructurales que enfrenta el país”. Continuar leyendo [..]

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