Por: José Luis de la Cruz | Publicado en El Sol de México.
El triunfo con 30 millones de votos no quedó en el pasado, le da vida política a la visión del Gobierno de México.
Para el titular del Ejecutivo y su grupo cercano el mandato fue claro: México requiere cambios que el modelo económico y el marco institucional heredados no tienen la capacidad de propiciar.
El fundamento de su razonamiento está vinculado con el agotamiento de las instituciones creadas durante los últimos 80 años: la corrupción y la captura del Estado son el principal problema, por ello dedican sus mayores esfuerzos a desmantelar esa red, aun a costa del crecimiento.
Los Criterios Generales de Política Económica presentados en diciembre lo dejaron muy claro, la proyección oficial del PIB no supera el 3 por ciento en seis años.
El contrapeso discursivo a esa realidad recae en el Ejecutivo: los funcionarios del gabinete económico operan en la sombra, mientras el presidente López Obrador asume la defensa pública de que la economía “va bien”.
Su visión y prioridades quedaron plasmadas en las acciones emprendidas en las primeras semanas de su gestión y que tuvieron como columna vertebral la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la lucha contra la corrupción en el sector energético.
La cancelación del proyecto fue un duro golpe a la inversión y el combate al huachicoleo recayó en la población de entidades como Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Michoacán y aun de la Ciudad de México. Continuar leyendo […]