La economía creció 1.1% en febrero y no logra subirse a la ola de Trump

Carlos Urzua - LPO RGO
Carlos Urzúa (LPO / Rodrigo González Olivares)

LPO.-

Los datos oficiales empiezan a marcar un comentario jocoso, incluso un poco irónico, aunque en definitiva problemático para todos: López Obrador perdería casi con seguridad su apuesta pública. Es el comentario que se instaló entre economistas de calificadoras y bancos. Es que conforme se conocen los reportes del Indicador Global de la Actividad Económica -que reporta el INEGI mensualmente- parece cada vez más difícil que México logre un crecimiento de 2%, como prometió el Presidente.

La mañana de este viernes se conocieron dos datos clave para entender el comportamiento de la economía: comercio y actividad económica. La lectura de ambos informes sólo viene a confirmar las proyecciones de la mayoría de los especialistas, quienes desde hace un puñado de meses anticipan un escenario de franca desaceleración. Nada grave, sólo un momento de estancamiento, bastante común en los inicios de un gobierno.

El dato concreto del INEGI marca que la actividad creció apenas 1.1% en febrero, en su comparación anual. Desde luego, el dato aislado no dice tanto. Ocurre que en enero se creció 1.2%, lo que empezaría a marcar una tendencia en el nivel de actividad en estos primeros meses de la 4T. Sobre marzo todavía no hay un dato oficial, pero la mayoría de las proyecciones arrojan un número muy similar.

Hay que recordar que uno de los factores que muchos analistas ponían sobre la mesa para explicar la desaceleración de México, era el escenario adverso en el resto del mundo. Incluso, una eventual recesión en los Estados Unidos. Esa variable parece haber quedado demorada, aunque no enterrada, frente al crecimiento de 3.2% que consiguió Donald Trump. Un desempeño que superó todos los pronósticos, porque proyectaban un alza de entre el 2% y el 2,3%.

Sin embargo, hay que decirlo, ya hay economistas que ponen un manto de cautela sobre los datos de crecimiento de Estados Unidos, sobre todo porque la actividad industrial sigue mostrando indicios de desaceleración y, en rigor, el motor de este crecimiento se apuntaló en las exportaciones petroleras, que tuvieron un salto inédito de 40% en el trimestre.

De todos modos, pareciera que los factores primarios de la desaceleración en México responden más a incertidumbres locales, como la política energética desplegada por Rocío Nahle -que prioriza la refinación sobre la exploración y producción de crudo- y la eventual amenaza de una baja en la calificación de Pemex, que arrastre además a la nota soberana.

Para sorpresa de nadie, el lastre sigue siendo el estancamiento de la industria, que cayó 0.9% frente a febrero de 2018 y suma así su cuarta contracción consecutiva en los comparativos anuales. En el comparativo mensual la situación no es mucho más alentadora: la industria creció apenas 0.3% en comparación a enero. Este desplome frente a 2018 se debe a una caída en la minería y la construcción, en tanto que la manufactura se moderó.

El sector terciario -servicios- tuvo un avance de 1.7% contra febrero de 2018, y su crecimiento contra enero fue de tan solo 01%. El único sector que mostró un verdadero despegue, y explica que el crecimiento no sea menor, es el agropecuario, que mostró un alza de 9.3%.

Revisando estas cifras, el economista y director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz, señaló que los ciclos de la economía hasta febrero revelan que no hay una recuperación del sector industrial. «La desaceleración sigue a paso firme», consideró. Continuar leyendo […]

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