Transformación sin ruptura

Por: José Luis de la Cruz | Publicado en El Sol de México.

La transición política presentó una nueva faceta: la falta de comunicación entre las iniciativas emanadas del Poder Legislativo con la estrategia esbozada desde el equipo económico de la próxima administración.

La propuesta que busca regular y desaparecer algunas comisiones que cobran los bancos fue el mecanismo bajo el cual se exhibió la diferencia de perspectiva sobre los primeros pasos que deben seguir en materia económica y financiera.

En sólo 24 horas, el presidente electo tuvo que salir a medios de comunicación para afirmar que, durante tres años, no hay la intención de modificar la regulación aplicada al sector bancario.

Sin lugar a duda que lo anterior implica lecturas que van más allá del mensaje político de un ejercicio democrático que ejerce el Legislativo en su autonomía.

El primero fue la magnitud del efecto que tuvo la sola presentación de la iniciativa: prácticamente provocó una contracción en la bolsa de valores y una depreciación del peso similar a la observada hace dos semanas por la cancelación del aeropuerto de Texcoco.

El segundo: la confianza de los inversionistas no se recuperó con el mensaje emitido por el próximo secretario de Hacienda y Crédito Público. El viernes pasado la bolsa y el peso siguieron en caída libre hasta que el presidente electo dio su mensaje.

En este sentido hay una lección muy clara: se ha documentado ampliamente que el sistema bancario no ofrece condiciones similares a las que existen en los países de origen de la mayor parte de los bancos internacionales que operan en México. Las comisiones son el ejemplo más visible, pero también lo es el bajo crédito otorgado al sector productivo.

Si bien después de la crisis de 1995, y el oneroso rescate bancario conocido como IPAB, se tienen más bancos, lo cierto es que ello no implica mayor competencia.

Pero tener la razón no es suficiente para proponer una medida sin antes haber generado los consensos suficientes, particularmente al interior del equipo de gobierno de transición.

Carlos Urzúa, próximo encargado de la hacienda pública, tienen razón cuando argumenta que se debe evaluar el efecto de toda iniciativa. El senador Ricardo Monreal también se encuentra en lo correcto al señalar que el Legislativo es autónomo y que es necesario mejorar las condiciones que ofrecen las instituciones bancarias a los mexicanos.

El detalle radica en una lamentable realidad: México se volvió dependiente de la gestión financiera extranjera, situación que lo deja expuesto a un brusco ajuste en el movimiento de capitales, particularmente de los mas especulativos. Por ello se debe privilegiar el diálogo y un esquema de transición.

No se pueden borrar de un plumazo los errores de política económica cometidos en los últimos 40 años, aunque se tengan las mejores intenciones, esa es la herencia no escrita que recibe Andrés Manuel López Obrador. Representa el poder que el mercado financiero tiene sobre la nación.

Por ello deberá propiciar una mayor comunicación entre sus funcionarios de alto nivel, el Poder Legislativo controlado por Morena y el sector privado. Sólo el diálogo y los consensos pueden propiciar una transformación sin ruptura. Fuente […]

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