El Economista | Camila Ayala Espinosa.
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN), el valor de producción de la obra pública generado en las entidades federativas del país perdió relevancia, situación que se reflejó en el comportamiento de la construcción, un sector primordial en la dinámica de la actividad económica nacional.
En los primeros seis meses del 2018, la obra pública contribuyó con 40.6% del total de la producción (203,217 millones de pesos), nivel por debajo de los registros de este sector contratante en el periodo 2009-2013 (arriba de 50.0 por ciento).
De hecho, a partir del comienzo de la actual administración federal el peso de la obra público trazó una tendencia a la baja. En el 2012, la participación de este sector en el valor de la construcción del país fue de 52.6%, frente al citado 40.6% en el primer semestre del año, descenso que se explica, principalmente, por los recortes presupuestarios previos al gasto de capital, así como a la preferencia por refinanciamiento en lugar de inversión pública productiva.
En el Presupuesto de Egresos de la Federación del 2018 se aprobaron 643,893 millones de pesos para gasto de inversión, 10.1% menos en comparación con el ejercicio fiscal del 2013, sin considerar los recortes realizados.
Asimismo, del 2013 al 10 de septiembre del 2018, estados y municipios inscribieron 1,054 financiamientos y obligaciones en el Registro Público Único de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por un monto de 498,302 millones de pesos; de esta cifra, 43.3% tuvo como destino el refinanciamiento y 33.6%, inversión pública productiva.
José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), aseguró que el descenso de la obra pública “muestra que la actual administración no aplicó una política de desarrollo económico que tuviera como objetivos renovar la infraestructura, mejorar las vías de comunicación y elevar la calidad de vivienda”. Continuar leyendo […]
