Desaceleración del PIB, otra herencia

Por: José Luis de la Cruz | Publicado en: El Sol de México

La herencia para el próximo gobierno es una economía que pierde fuerza, una tendencia que se exacerbará por la reducción de gasto público instrumentado durante el segundo semestre del año.

Si no se actúa con eficacia y sentido de oportunidad la economía nacional no podrá superar los signos de desaceleración que, además, se exacerbaran hacia el cuarto trimestre del año.

De acuerdo con el INEGI, durante el primer semestre del año el PIB mexicano creció solo 2%, una cifra inferior a la modesta tasa de 2.5% que se ha promediado en las últimas 3 décadas.

La información oficial también señala que el segundo trimestre del 2018 exhibió un retroceso de (-) 0.2% cuando se contrasta con el inmediato anterior.

Cuando se analiza el desempeño del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) se puede observar con mayor detalle que la debilidad se acentuó en el mes de junio. En cifras que eliminan los posibles efectos estacionales, el sexto mes del año solamente creció 1.5%. Antes de hacer cualquier modificación estadística el incremento fue de 1.2%.

El PIB del sector industrial sigue exhibiendo la mayor debilidad, durante el primer semestre solamente se elevó 0.3%. A su interior, la actividad fabril vinculada con la minería cayó (-) 6.1%, básicamente por la depresión que persiste en el sector petrolero.

Además, la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final también contabilizó un desempeño modesto, su ritmo de crecimiento fue de 1.4% en la primera mitad del año. La construcción (2%) y las manufacturas (1.5%) tampoco lograron superar la inercia de una desaceleración que va mostrando los límites del modelo económico mexicano: su baja capacidad de generar valor agregado.

Durante los años previos el mercado interno había logrado compensar la atonía productiva, no obstante, las cifras del primer semestre permiten aseverar que su evolución se ha debilitado: en los primeros seis meses su ritmo de crecimiento fue de solamente 2.7%.

Al igual que para el total de la economía, el IGAE relacionado con el sector servicios correspondiente al mes de junio, muestra que su desempeño tiene menor solidez: un incremento de 1.9% antes de cualquier ajuste estadístico y 2.4% cuando se realizan correcciones por estacionalidad. Ambos casos señalan que los servicios tendrán un comportamiento menos favorable que en 2016 y 2017.

Finalmente se tiene al sector primario, el que había exhibido una fortaleza que en años previos reportó crecimientos superiores al 5%. El efecto de la revolución agrícola, ganadera y pesquera exhibida en los primeros 5 años de la administración se ha terminado.

El mes de junio, aún con los ajustes estacionales realizados a las estadísticas, contabilizó una caída anual de (-) 4.1% que explica la desaceleración que se vive en el sector primario. En su conjunto, la información citada muestra que la economía nacional esta por vivir momentos de bajo crecimiento que recibirán al nuevo gobierno.

Sin un plan contingente de reactivación económica, que inicie desde el gasto público, el primer semestre del 2019 podría traer consigo malas noticias para el PIB. Fuente […]

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