Por: Mauricio de María y Campos | Publicado en El Financiero.
A la Memoria Kofi Annan, gran internacionalista africano.
Hay temas que merecen más atención frente a los numerosos desafíos de México y el planeta. El tema de los océanos y costas es uno de ellos y cada vez más urgente. ¿Cuáles son los grandes desafíos del México? ¿Cuáles las posibles estrategias y medidas que podemos adoptar como estados naciones y como actores responsables de la sociedad global para promover su desarrollo sustentable – próspero, equitativo e incluyente?
México tiene 11 mil km. de litorales en el borde de los dos océanos más importantes del mundo: el Atlántico y el Pacífico. Posee también una Zona Económica Exclusiva con poco más de 3 millones de Km2, una de las 20 más grandes del mundo, a la que hemos puesto escasa atención, a pesar de que representa el 65% de la superficie total del territorio nacional; la parte continental sólo el 35% restante.
Hemos vivido durante muchos siglos de espalda al mar. Los aztecas y luego los españoles colonizadores se concentraron en el altiplano y en los recursos terrestres. Los gobiernos postcoloniales tampoco le concedieron importancia suficiente a nuestros océanos y costas a pesar de que muchos de nuestros líderes en la etapa revolucionaria y posrevolucionaria fueron oriundos de estados costeros.
Lázaro Cárdenas reconoció la importancia de contar con una flota marítima nacional tras de la expropiación petrolera; pero fue el veracruzano, Adolfo Ruiz Cortines el que nos convocara a emprender la Marcha al Mar. El Programa de Progreso Marítimo, anunciado oficialmente en su primer informe de gobierno, comprendía la creación y mejoramiento de 70 puertos, más comunicaciones interoceánicas y enlaces del altiplano a las costas con el fin de llevar los excedentes de población del altiplano a las zonas costeras y lograr el aprovechamiento de los recursos marinos.
El Programa logró algunos avances importantes, como el inicio de la construcción el Ferrocarril Chihuahua Pacífico y del desarrollo de la industria naviera, la mejora de los servicios telefónicos y telegráficos y la construcción y mejoramiento de algunas carreteras e instalaciones portuarias. Desafortunadamente fue un plan muy ambicioso con éxito limitado por falta de recursos y apoyo suficiente del sector privado.
Sucesivos gobiernos y la inercia concentradora regresaron la atención al altiplano. No sería hasta el periodo de López Portillo que se recuperaría la importancia económica prioritaria de las costas por los grandes descubrimientos petroleros y el reconocimiento del rol estratégico que podría tener el desarrollo de los 4 grandes puertos industriales para el crecimiento y desarrollo del México de la abundancia.
La crisis del petróleo y de la deuda externa habría de poner fin a ese gran proyecto de desarrollo regional nacional con vista al mar: paró la consolidación de la industria de refinación y petroquímica y el desarrollo de astilleros y de la industria naviera nacional. Continuar leyendo […]