Cinco retos en la transición

Por: José Luis de la Cruz | Publicado en: El Sol de México.

La nueva administración tendrá el desafío de encontrar la solución a los problemas estructurales causados por un modelo que inhibe el desarrollo.

El reto a vencer es histórico: pobreza, desigualdad, bajo crecimiento económico, inseguridad y corrupción representan la punta del iceberg de los desequilibrios a resolver.

Constituyen las consecuencias visibles de los males sistémicos que aquejan a la sociedad mexicana.

El periodo de transición sirve para que un equipo poco visible del presidente electo entre en contacto con la administración pública saliente. No había gran desgaste. En 2018 todo cambió, Andrés Manuel López Obrador ganó con una ventaja no vista desde 1982. No obstante, el amplio margen electoral deberá enfrentar la erosión ocasionada por los retos de la transición.

La renegociación del TLCAN es el primero. En el último año el gobierno defendió un tratado que Donald Trump defenestró. Hoy, el presidente norteamericano afirma que se puede implementar un acuerdo bilateral antes de llegar a lo mismo con Canadá. En la práctica eso representaría el fin del TLCAN. ¿Cuál es la postura del próximo gobierno y como enfrentará los intereses detrás de cada alternativa?

El segundo es la desaceleración económica interna. Para el segundo semestre de 2018 la actividad industrial y los servicios enfrentarán una dinámica que podría conducir a un crecimiento de entre 1.5% y 2% para todo el año. La evolución de los ciclos con la información disponible hasta abril lo permite prever. Ello afectaría el PIB del primer semestre de 2019.

El tercer reto es el propio gasto de gobierno. Durante el presente año se ha implementado un ajuste fiscal que frenó la inversión pública, el mismo error de los últimos 40 años que causó menor crecimiento. A ello se debe agregar el cierre en la ejecución de una proporción del gasto corriente que se anunció el pasado 16 de julio. Los criterios de ajuste fiscal restrictivo entregarán una desaceleración.

El cuarto llega de una posible desaceleración económica en EU, el alza en tasas y la ruptura entre las manufacturas de ese país y las mexicanas: desde julio del 2017 los ciclos del sector comenzaron a separarse y ello tendrá repercusiones en la economía nacional.

El quinto proviene de la reconfiguración de la OMC y la guerra comercial. Ya se han comenzado a conocer algunos cambios propuestos por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea para enfrentar a China. El problema es que México diseñó toda su política económica en función de una arquitectura de comercio exterior que cambiará.

Se abandonó la política industrial y se le dio a la Secretaría de Economía la función de promotora de acuerdos comerciales, no de propiciar crecimiento.

El nuevo gobierno deberá actuar desde la transición, pero ello implicará desgaste que se exacerbará con los cambios administrativos derivados de la austeridad.

Funcionarios expertos en sus áreas buscarán oportunidades en el sector privado, el extranjero o como consultores. Conocen aspectos estratégicos de la administración pública en salud, educación, energía, seguridad, infraestructura o finanzas que se podrían reservar.

Tener objetivos claros será primordial, cuatro meses pueden ser mucho o poco tiempo para una transición atípica. Todo depende de la eficacia en la ejecución. Fuente […]

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