El Financiero | Mauricio de Maria y Campos.
Para todos los que hemos seguido la evolución de la industria química y petroquímica de México en los últimos 40 años y estamos convencidos de su potencial de desarrollo, ha sido triste ver cómo ha caído este sector que, de representar el 8 % del PIB en los años 80, ahora solo contribuye con el 2 %.
La industria ha perdido importancia también en las exportaciones y el desarrollo tecnológico; en cambio, las importaciones son crecientes y generan ya un déficit considerable y en aumento para el país.
En 1980-1 visité China, Japón y Corea del Sur como integrante de delegaciones de la ONU y la SHCP. En los tres países escuché grandes elogios a lo que había logrado México en el área química y petroquímica.
La Cangrejera y el complejo Morelos fueron señalados como evidencia clara de la excelencia de ingenieros y técnicos mexicanos y de la capacidad de PEMEX. En Beijing, el vice-primer ministro Gu-Mu alabó la visión de México; subrayó el rezago de China al respecto y destacó la decisión de Deng Tsiao- Ping de construir una poderosa industria automotriz y petroquímica en el marco de su plan de desarrollo a 2010 y de la audaz apertura al exterior, asegurándonos que por esas fechas alcanzarían el PIB de EU.
Desde entonces China y Corea del Sur crecieron a tasas aceleradas cercanas a un 10 % en promedio y desarrollaron sus cadenas petroquímicas a partir de importaciones e innovación.
En cambio desde 1982 México ha crecido a un mediocre 2.3 % promedio anual con todo y TLCAN.
El valor agregado manufacturero y el sector químico y petroquímico han tenido una estrepitosa caída que debe valorarse hoy, al tiempo que reconocemos nuestro gran avance en producción y exportación de automóviles y autopartes.
Las causas de este retroceso son varias; aquí algunas: Continuar leyendo […]