El Economista | Ilse Becerril
Si bien el gasto federalizado alcanzó niveles históricos al sumar 1.26 billones de pesos en los primeros nueve meses del año, el ritmo de crecimiento de este indicador fue débil en relación con años previos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En términos reales y anuales, estos recursos transferidos a las entidades federativas, municipios y gobiernos locales, que se integran por participaciones, aportaciones, convenios de coordinación en materia de descentralización, reasignación y subsidios, registraron un crecimiento de 1.8% de enero a septiembre del año en curso.
Pese a que esta tasa fue mayor que la mostrada en igual lapso del 2015 (0.1%), se quedó por debajo de las variaciones exhibidas después de la crisis económica en el 2009 (entre 4.2 y 8.2 por ciento).
Al respecto, Héctor Magaña, coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, refirió que este indicador corresponde a la recolocación de los recursos hacia otras áreas específicas, ya que se prevén recortes en el gasto de infraestructura, de obras públicas, carreteras, caminos, que se están ubicando hacia otras áreas que se consideran de mayor importancia, como los programas sociales para proteger a la población menos favorecida.
Por su parte, Eliseo Díaz, investigador del Colegio de Finanzas, destacó que esta situación corresponde a los constantes recortes al presupuesto y a que el gobierno tiene un grave problema de déficit que ha estado cubriendo con contratación de deuda.
Mientras que el director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic), José Luis de la Cruz, refirió que se debe tener claro que al final estos recursos se componen principalmente de participaciones, cuyo vínculo tiene que ver con el comportamiento de ingresos petroleros y recaudación de impuestos, lo que permite observar cómo se distribuye el gasto. Continuar leyendo […]
