Mayores restricciones al crecimiento

El Universal | Por: José Luis de la Cruz Gallegos.-

El primer bimestre del año terminó y las cifras hacen evidente que la economía no tiene el desempeño que México requiere para atender las necesidades de su sociedad.

El PIB de 2015 creció 2.5%, una cifra positiva pero que también señalan que la actividad productiva sigue la inercia de los últimos 30 años, del período conocido como “estancamiento estabilizador”. El control de la inflación no es acompañado por un crecimiento vigoroso y generador de bienestar.

Además el Indicador Adelantado publicado por el Inegi permite plantear que la desaceleración se mantendrá en los próximos meses. De acuerdo con la institución, la economía se encuentra por debajo de su tendencia de largo plazo.

Hay algo que no se debe obviar: salvo en un par de casos, cuando el indicador adelantado se encuentra por debajo de su tendencia de largo plazo la economía sufre un evento que por lo menos termina en estancamiento.

¿Qué significa lo anterior? El crecimiento promedio observado en la primera mitad de la actual administración fue de 2%, superior a 0.3% de Vicente Fox o a (-)0.1% de Felipe Calderón (para el mismo periodo de tiempo). No obstante también se debe citar que es inferior a 2.4% de Ernesto Zedillo o a 4.5% de Carlos Salinas de Gortari.

El problema: el Indicador Adelantado sugiere que la mejor etapa de la economía terminó y que durante el 2016 se vivirá una desaceleración. Lamentablemente no es lo único que debe atenderse, las cifras de comercio exterior, de finanzas públicas y de confianza empresarial van en el mismo sentido.

Para el mes de enero el propio Inegi reportó una contracción de las exportaciones, (-)7.6%. Además se amplió el déficit comercial, una mala noticia para el PIB. La propia información de comercio exterior ya adelanta que las empresas disminuirán su inversión: la importación de bienes de capital (maquinaria y equipo) retrocedió más de (-)11% y la compra de insumos intermedios cayó (-)4.1%.

Sin lugar a dudas lo anterior anuncia una moderación en la expansión de las manufacturas, tanto las de exportación como las destinadas al mercado interno. Se debe notar otro aspecto, ya citado por el propio gobernador del Banco de México: la pronunciada depreciación no se tradujo en una recuperación del sector exportador y en una reducción del déficit comercial, ¿cuál es la razón?

Lo último demuestra el efecto que ha tenido la perniciosa afirmación de que “la mejor política industrial es la que no existe”: si las empresas nacionales no se encuentran vinculadas a las cadenas globales de valor no se puede aprovechar la ventaja que en teoría debería generar la depreciación del peso. Por lo tanto en el corto plazo el sector externo no será fuente de crecimiento económico para México.

Por otro lado se tienen las cifras de finanzas públicas. La primera mala nueva fue que en enero el gasto público en capital se redujo en (-)37.9%. En particular la inversión física retrocedió (-)33.5% en términos reales. Esto antes del anuncio del recorte al presupuesto.

Como se había previsto el gasto aumentó en lo conocido como no programable (7.2%). ¿Por qué se elevó? El costo financiero se incrementó 17.6%; es el fruto de haber ampliado el déficit público sin alcanzar tasas de crecimiento superiores al tradicional 2.5%.

La deuda del sector público es un problema, entre diciembre y enero pasado subió en más de 330 mil millones de pesos. Como consecuencia el costo financiero seguirá incrementándose en los próximos años, particularmente por el incremento en las tasas de interés ya aplicado por el Banco de México y por los movimientos al alza que podrían realizarse si la institución prevé que habrá más presiones inflacionarias.

Lo descrito ya ha incidido en la confianza empresarial. De acuerdo con el Inegi, durante febrero, la misma volvió a disminuir en los tres sectores encuestados: manufacturas, construcción y comercio.

Una menor confianza empresarial representa otra mala noticia, la inversión productiva y la generación de empleos dependen de la misma.

Aún hay tiempo para atender y corregir lo anterior. El primer paso es reconocer la realidad y elaborar un programa contingente basado en un Gran Acuerdo Productivo. Sin una alianza con los empresarios difícilmente se podrá alcanzar un mayor crecimiento económico. Fuente […]

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