Forbes | Por: Elena Crespo.
A finales del siglo XIX, el pintor Alejandro Bonilla se enfrentó al también artista Abelardo Rodríguez Urdaneta, autor de un cuadro al óleo representativo de una alegoría de los Padres de la Patria, en el que la figura de Juan Pablo Duarte había sido supuestamente inspirada en el Duarte pintado también al óleo por Bonilla.
Las creaciones intelectuales se amparan bajo el paraguas normativo interno de cada país. En República Dominicana la Ley 65-00 es considerada uno de los cuerpos legales más avanzados de la región y hace acopio de los tratados de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre interpretación o ejecución y fonogramas (TOIEF), así como sobre derecho de autor (TODA). “La parte de la difusión es el problema. En general, el derecho de autor es un ámbito poco difundido y desconocido para una parte importante de los titulares de derechos, abogados y jueces”, explica el abogado Franz Ruz, de la empresa internacional Écija.
Las organizaciones más importantes con respecto a la propiedad intelectual en Latinoamérica a nivel internacional son la OMPI, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), todas vinculadas a Naciones Unidas. El Sistema Nacional de Propiedad Intelectual en República Dominicana busca integrar esta temática en las políticas públicas; instancia vinculada al Ministerio de Industria y Comercio y a la Oficina Nacional de Derecho de Autor (ONDA), dependiente del Ministerio de Cultura.
Según la OMPI, todos los países de Latinoamérica apenas registran 1,200 patentes, de las cuales 660 son de Brasil; 230 de México; 140 de Chile; 80 de Colombia; 26 de Argentina, y 12 en el caso de República Dominicana. De acuerdo con datos emitidos por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), apenas 0.2% del PIB es invertido en investigación y desarrollo. Continuar leyendo […]