Zonas económicas: beneficios ¿para quién?

Por: José Luis de la Cruz | Publicado en El Universal.

Las Zonas Económicas Especiales se han convertido en parte de la estrategia del gobierno federal para intentar resolver el problema de pobreza que los programas de desarrollo social no han logrado en los últimos 25 años.

La estrategia de aplicar programas focalizados para enfrentar la marginación que vive la mitad de la población ha fallad, no atiende el problema de fondo, únicamente constituye un paliativo para un desequilibrio de dimensión nacional. El programa Sin Hambre y la Cruzada Nacional contra el Hambre son parte del asistencialismo ineficaz aplicado por décadas en México.

Dar un giro a esa política e implementar un enfoque productivo va en la dirección correcta, solo la generación de empleo formal puede detener el avance de la pobreza. Basta recordar que durante el sexenio anterior se gestó uno de cada 4 pobres en México. La razón fue la precarización del empleo y de la ocupación en general.

Se debe indicar que retomar el enfoque productivo con una directriz de desarrollo industrial es igualmente positivo, los anteriores estrategas de política económica cometieron un grave error cuando pensaron que la “mejor política industrial es la no política industrial”.

Apostaron todo a la apertura comercial sin contar con la adecuada base productiva. Por ello México se convirtió en una exitosa base maquiladora de exportación, sin embargo el costo fue elevado, el país desintegró sus cadenas productivas y con ello limitó la expansión industrial que se debió propiciar la creciente exportación.

Hoy las Zonas Económicas Especiales tienen, en teoría, el germen para iniciar el largo proceso de solución tanto al problema de pobreza como al de baja industrialización que existen en el sur y sureste de la república, no obstante hay aspectos que han quedado fuera de la visión planteada por el gobierno.

El primero es que no se contempla un proyecto de política industrial en concreto. La iniciativa de ley carece de una visión y definición de lo que se entiende como política industrial.

Dicha ausencia tendrá efectos adversos en la implementación de las zonas, durante 25 años el país ha carecido de una política industrial; sin una directriz clara, que cuente con un marco adecuado, el proyecto de zonas económicas podría naufragar en esfuerzos individuales que no se encuentren debidamente integrados.

Derivado de lo anterior es que la iniciativa de ley no contenga los elementos básicos que son el fundamento del éxito de las zonas económicas de otros países. Definiciones básicas de encadenamiento productivo, contenido nacional y valor agregado son parte de ello. La iniciativa de ley no se compromete con esto, ni siquiera con su medición. En estos momentos no hay estadísticas públicas y fiables de dichos parámetros y la propuesta de ley del Ejecutivo no contempla su creación.

¿Por qué es importante lo descrito? En la iniciativa se abre la posibilidad de un régimen especial para las importaciones que se realicen en las zonas económicas, no se da una temporalidad límite a las mismas.

Esta es la puesta de entrada para que las zonas económicas se conviertan en grandes regiones maquiladoras de mano de obra muy barata.

Las empresas mexicanas productivas y transformadoras quedarán fuera de los beneficios de las zonas económicas: sin un compromiso de encadenamientos productivos y contenido nacional mínimo, lo único que se creará es un nuevo polo maquilador, importador, que será incapaz de generar crecimiento económico.

Bajo el contexto descrito se corre el riesgo de que las zonas económicas queden atrapadas en el manto de la apertura económica sin compromisos con el mercado y la producción interna.

Sin las modificaciones adecuadas el proyecto de zonas económicas generará polos aislados de producción para la exportación, cercanos al exterior pero lejanos de las necesidades nacionales. Fuente […]

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