(Opinión) Los problemas estructurales de México

El Universal/Archivo

El problema estructural de la economía es evidente, la heterogeneidad de su base productiva le impide alcanzar mundo mayor nivel de crecimiento y desarrollo.

De acuerdo a la información de los Censos Económicos 2014 publicada por el INEGI, 0.2% de los establecimientos aportan 64% de la producción, en tanto que los establecimientos micro generan poco menos de 10% de la producción, a pesar de representar 95% del total.

La economía 14 del mundo tiene capacidades productivas limitadas. Por el tamaño de la mayor parte de sus empresas es un país de micro negocios, en promedio solamente cinco personas laboran en cada establecimiento.

Son unidades económicas que dependen de la generación de riqueza del resto, forman parte del flujo económico pero no son motor del crecimiento, en realidad eso depende de las macro empresas, de aquellas que emplean a mas de 250 trabajadores.

Conocer la base empresarial permite entender la dicotomía de la economía mexicana, la convivencia de una informalidad que emplea a 58% de la fuerza laboral con la de empresas formales de mayor capacidad productiva. La existencia de varios países en uno.

Debe mencionarse que en el grupo de grandes empresas también existen diferencias, la más básica radica en que los programas para atraer inversión extranjera directa generan un entorno económico altamente favorable para las trasnacionales, no existen programas similares para las empresas mexicanas.

Lenta pero sistemáticamente la base productiva nacional de grandes empresas va desapareciendo, cediendo su paso a las trasnacionales, este proceso es evidente en las manufacturas y servicios de alto valor agregado, de alta rentabilidad. Algunas han sido compradas por empresas extranjeras, sus dueños prefieren un alto ingreso financiero antes que seguir compitiendo.

Además, el progreso tecnológico realizado en México no mantiene el ritmo de la innovación que se realiza en los países desarrollados y en Asia, eso ha provocado una fuerte dependencia hacia la compra de maquinaria y equipo extranjero, un proceso cada vez más costoso para aquellas empresas que reciben su ingreso de un mercado interno precarizado.

Lo descrito resume la fortaleza y debilidad de la economía y sociedad mexicana, los límites para incrementar su productividad y competitividad ¿cómo lograrlo en negocios que en promedio emplean a cinco personas y que por su naturaleza son de bajo o nulo valor agregado?

La información de los Censos Económicos 2014 es contundente: el comercio solamente genera 16% del valor agregado total a pesar de que utiliza a 30% del personal nacional. Esto resume su baja productividad. Una situación similar se desprende de los servicios privados no financieros: crean 20% del valor agregado aunque ocupan 36% del personal. Además el comercio al por menor es altamente informal.

Con ello se explica porqué 63.8 millones de mexicanos, de acuerdo al Coneval, no tienen un ingreso suficiente para superar la línea de bienestar. La gran parte del empleo recae en micro y pequeños establecimientos, que generan la proporción más elevada de oportunidades laborales pero que tienen una escasa capacidad productiva y ello se traslada a las remuneraciones que pueden pagar.

Dichas restricciones llegan a las familias y permiten entender la caída en el ingreso que mostró la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI, así como el retroceso generalizado de su gasto.

El desequilibrio es estructural, y requiere de una política económica integral que reconstruya el tejido productivo de México. El fomento económico, la aceleración y creación de empresas innovadoras es un proceso necesario para un país que requiere crecer. La entrada al TPP abre una nueva etapa de competencia económica para nuestro país, una que no podrá enfrentarse exitosamente si no se desarrolla un sector industrial y de servicios mas integrado y competitivo.

Por José Luis de la Cruz Gallegos, Director del IDIC.
Publicado originalmente en EL UNIVERSAL […]

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