La industria aeroespacial en México: potencial para el desarrollo económico

CIS Comentario Año 2015 – Junio, 29 – No. 715

Hablar de la industria aeroespacial en México nos remite al caso de una actividad con muchos años de presencia en nuestro país, pero que a partir del siglo XXI empezó a escribir uno de los capítulos más importantes de su historia.

En 1903, el ingeniero y aviador mexicano, Juan Villasana, diseñó una hélice que permitió a los aviones ganar más altura aumentando sus revoluciones. Esta hélice se conoció con el nombre de Hélice Anáhuac y fue incorporada más tarde, junto con motores fabricados en el país, en la construcción de aviones. En 1923, ya se habían construido en México 100 aeronaves y un modelo de helicóptero.

Si bien a partir de entonces la historia de la aviación mexicana estuvo llena de personajes e historias notables, fue hasta el año 2005 con la llegada de algunas compañías líderes a nivel mundial como Bombardier y Safran, que llegó un año más tarde, cuando la industria aeroespacial comenzó a desarrollar un papel estratégico para el desarrollo económico nacional.

El interés de estas grandes compañías por asentar parte de sus operaciones en México estuvo fundado en diversas ventajas del país tales como su excelente localización geográfica y tratados comerciales que le han convertido en una verdadera plataforma de exportación mundial; la experiencia desarrollada durante muchos años en industrias como la automotriz; los costos competitivos y la calidad de la mano de obra de los trabajadores mexicanos.

Hoy en día, la industria aeroespacial en México está compuesta por alrededor de 300 empresas dedicadas a diferentes procesos como la manufactura de aeronaves; reparación y mantenimiento e ingeniería y diseño. Estas empresas se localizan principalmente en 18 estados del norte y Bajío de la República Mexicana, la mayoría de ellas organizadas en clusters donde se fomenta la cooperación, innovación, y el aseguramiento de la calidad de los procesos.

El potencial de impacto en el desarrollo económico del país es innegable, hecho que se observa, entre otras cosas, en el dinamismo del sector y en las condiciones salariales. Entre 2004 y 2014, tuvo un crecimiento promedio de 9 %, mientras que el conjunto de las actividades manufactureras creció 2 por ciento. En el mismo periodo, las exportaciones aeroespaciales crecieron 16.1 %, generando saldos superavitarios en todos los años, por lo que se considera una industria generadora neta de divisas. Entre 2007 y 2014, el crecimiento de las remuneraciones salariales fue mayor que las del conjunto de la manufactura. En 2014, el nivel de remuneraciones pagadas en la industria fue 1.3 veces superior que el nivel promedio de remuneraciones de la manufactura. Continuar leyendo […]

Fuente: Consultores Internacionales

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