(Opinión) El optimismo infundado del FMI

International Monetary Fund First Deputy Managing Director David Lipton (L), IMFC Chair Agustin Carstens (2ND L), Managing Director Christine Lagarde (2nd R), and IMF Communications Director Gerry Rice (R) hold a joint press conference April 18, 2015 after the IMFC meeting at the 2015 IMF/World Bank Spring Meetings In Washington, DC. IMF Staff Photo/Stephen Jaffe

El optimismo del Fondo Monetario Internacional sobre el futuro de la economía mundial no se basa en la realidad actual. El FMI reconoce que el crecimiento actual es mediocre y que hay riesgos para la estabilidad financiera sin embargo, y a pesar de eso, mantiene su visión positiva sobre el futuro.

Después de la última recesión, y de las secuelas que ello ha dejado, se debe tener en claro que aun hay dudas considerables que impiden ser demasiado optimistas. El costo de ver el vaso medio lleno puede ser muy elevado.

Las señales que envían algunas regiones del mundo no validan la expectativa del FMI. En primera instancia se tiene a la Unión Europea. Salvo casos como el de Alemania, la mayor parte de las naciones europeas se encuentran estancadas en bajo crecimiento y alto desempleo.

Además se tiene a China, gradualmente la segunda potencia económica pierde fuerza. El problema es que los efectos de su menor dinamismo llegan al resto del mundo de diversas formas. Uno de ellos es el menor intercambio comercial con países que son sus proveedores de insumos básicos, como los ubicados en América del Sur.

Otra de las manifestaciones es la afectación que tienen las naciones productoras de manufacturas que se ven expuestas a la sobreproducción subsidiada de empresas chinas. Sectores como el del acero se encuentran expuestos a la decisión de China por mantener sus niveles elevados de producción, para evitar la pérdida de empleo. Dicha estrategia busca colocar los excedentes chinos en países como México, a precios que en ocasiones son inferiores a sus costos de producción. Lo que desean es mantener su producción a pesar de que ello implique una afectación negativa sobre las empresas locales.

Adicional al factor europeo y chino se encuentra el de América Latina. Como el propio FMI ha reconocido, la región se encamina a una fase de menor crecimiento económico y de severas restricciones en sus finanzas públicas. Brasil vive las consecuencias de la burbuja mediática que lo había colocado como un motor de crecimiento mundial. El “Momento Mexicano” no ha llegado, Venezuela vive una profunda crisis y Argentina sigue sin encontrar una salida a la caída que inició hace 15 años.

No se debe olvidar a Rusia, el desplome del petróleo le conducirá a dos años de problemas económicos, así lo ha conocido el propio Vladimir Putin. Y eso es la visión optimista del gobierno ruso, el efecto podría ser mayor.

Finalmente se tiene se tiene el caso de Estados Unidos. En los últimos tres años la economía norteamericana creció 2.3% en promedio, nada espectacular pero superior a lo contabilizado por el resto de las naciones desarrolladas. Además lo hizo generando empleo y con ello fortaleciendo el consumo de su mercado interno. No obstante esto podría verse limitado en los próximos meses. La actividad industrial de Estados Unidos vive una clara desaceleración en su ciclo, solamente la parte automotriz tiene signos favorables que podrían verse disminuidos si su mercado interno se debilita. La construcción es otro sector que se encuentra en el filo de la navaja, su recuperación ha sido lenta y los permisos para edificar nuevas casas no permiten pensar que el escenario cambiará en el corto plazo.

En el contexto descrito México debe ser cauto ante el canto de la sirenas. Comprar barato a otras naciones puede costar caro si eso provoca pérdida de empresas y empleo. Algo similar ocurre con la declaración de que nuestra economía será más grande que la de España el año que entra. Si esto ocurre no será por un desempeño basado en un crecimiento vigoroso de México, en realidad sería porque España continúa inmersa en una crisis que tiene a la mitad de su juventud sin empleo.

El tiempo de las expectativas ha pasado, llegó el momento de los resultados, pero para que éstos lleguen la realidad debe ser aceptada.

Por José Luis de la Cruz, Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC)

Publicado originalmente en EL UNIVERSAL. Ver artículo […]

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