El proceso de apertura comercial colocó en el imaginario a las exportaciones como el principal motor de crecimiento económico de México. Sin embargo, como ya se conoce, los resultados han sido escasos y han limitado la generación de inversión productiva y con ello de empleo y bienestar para la población. El problema de fondo es que las exportaciones mexicanas tienen bajo valor agregado y contenido nacional.
En principio, las recientes reformas aprobadas buscan revertir esa tendencia, no obstante, será la implementación de las mismas la que permitirá o no el cumplimento de dicho objetivo. En este sentido, aterrizar las reformas a las necesidades estructurales del país requiere de una visión de largo plazo para modificar la estructura productiva del país. Hay un pendiente histórico a resolver: no solo se debe apoyar al sector externo, también se debe buscar el fortalecimiento del mercado interno […] continuar leyendo.
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